El problema no es el azor, ni los depredadores

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Contestación a la noticia publicada en La Voz de Galicia (Aumento de la mixomatosis y los depredadores).

Ya corría la década de los años 60 cuando un joven Félix Rodríguez de la Fuente estudiaba la dieta de una pareja de azores, descubriendo cuán variada era y la poca influencia que tenía sobre las perdices y la volatería típica cinegética.

Perdices «de cuneta» de las repoblaciones realizadas por los cotos de caza en el monte. La perdiz es un ave típica de zonas esteparias y campo abierto; en zonas de monte cerrado y con monocultivos de eucalipto por doquier parece que su hábitat más adecuado en el Barbanza son las cunetas de las pistas forestales. 

Demostró entonces, el maestro, que los azores no hacían sino comerse las perdices débiles, enfermas o mermadas. No depredaba sobre las fuertes y manteniendo las poblaciones sanas. Ése es su papel, ése es de hecho el papel fundamental de nuestros depredadores.

Poco recordamos ya de esa sabiduría y volvemos a demonizar a los predadores…hasta nos parece que hay más… sin comprender su papel, sin comprender que si ha causado daño sobre las perdices del coto, es, sin duda porque esas perdices de granja que han soltado en el monte con dificultad se adaptarán a la vida salvaje; en realidad, muy probablemente incluso les ha hecho un favor evitando la propagación de enfermedades, como bien mencionan con el caso del conejo y la mixomatosis en la misma noticia. De hecho, la propagación de esta enfermedad sería siempre menor con un ecosistema saludable con todos sus depredadores respetados. Decir que en el Barbanza hay pocas perdices y echarle la culpa al azor, es equivalente a sembrar el río de nécoras y echarle la culpa al martín pescador de que hay pocas.

Resulta muy curioso cómo se evita apuntar el problema principal del medioambiente en la costa gallega, el cual obviamente incluye a las especies cinegéticas: el omnipresente monocultivo del eucalipto. Una especie foránea que nada tiene que ver con los ecosistemas autóctonos donde todas estas especies se han adaptado a vivir durante miles de años. No señores, no, no es ni el azor ni el zorro, es la pérdida y degradación de los ecosistemas naturales que causa el empobrecimiento del monte y la pérdida de productividad y biodiversidad. Y en esto ganan dinero unos pocos pero perder perdemos todos.

1 Comentario

  1. El azor es voraz, lo sabemos bien quienes tenemos palomas mensajeras. Hace mucho daño. Puede cazar diariamente de una a dos palomas. En un período aproximado de 3 meses, el azor causó unas sesenta bajas de palomas bien entrenadas en un único palomar. Es insostenible e inaceptable. Por cómo, cuándo y dónde se producen los ataques, se deduce que es muy abundante. Si hace esto con las palomas, qué no hará con aves mucho menos veloces y vulnerables, como la rara y magnífica abubilla. Donde tengo el palomar, hace un par de años veía pasar una abubilla que, curiosamente, no he vuelto a observar más. Conjeturo que el azor se la zampó. Causará su extinción. Debe haber azores, pero la idea de que cuántos más, mejor, es un error, porque diezman a otras poblaciones vulnerables que son sus presas.

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