Noticias antiguas sobre tiburones en Galicia

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(La Voz, 2 de junio de 1925)

 

Un mar sin tiburones es un mar enfermo.

Un descenso acusado en el número de depredadores es uno de los más claros indicios de que, como mínimo, una parte sustancial de la red trófica se encuentra seriamente dañada (1). La situación resulta particularmente alarmante cuando el proceso degenerativo causante de ese daño se ha desarrollado a lo largo de un brevísimo espacio de tiempo, como ha ocurrido en nuestro Atlántico y en general en casi todos los mares del planeta. En apenas 200 años hemos convertido un mar que hervía de peces en un terreno baldío. Hay pocos peces, y muy pocos depredadores. Y no perdamos la perspectiva de la historia: 200 años tal vez sean mucho tiempo desde nuestro punto de vista humano, pero en el contexto de una red que empezó a tejerse hace 400 millones de años, apenas son algo más que una absoluta —y trágica— insignificancia (2). En efecto, el maltrato al que hemos sometido los océanos no puede ser más parecido a la tarea de un francotirador, que en milésimas de segundo, con un solo y breve gesto, está a punto de truncar una vida en su inmensa totalidad: el conjunto de todo aquello que la ha llevado a ser lo que es, todo lo que es ahora y todo lo que podría llegar a ser, como amargamente explicaba el forajido William Munny en la inolvidable Sin perdón.

(Tintoreras (Prionace glauca). Foto: Toño Maño)

No hay como sumergirse en las hemerotecas para formarnos una idea de cómo debieron de ser las cosas en nuestro pasado reciente, noticia a noticia, suceso tras suceso, como las piezas de un puzzle. De ahí este pequeño recorrido que os propongo (evidentemente esto no es muy científico, pero buscamos un panorama general, no cifras concretas). Del siglo XIX la mayor parte de las noticias se refieren básicamente a náufragos atacados y/o devorados en mares lejanos, y sucesos ocurridos en alguna de las colonias, principalmente Cuba. Si bien también es posible encontrarse con joyas como esta, un anuncio aparecido en El Lloyd español del 23 de agosto 1864:

El señor Cupiñas ofrece á sus favorecedores el baño flotante, útil no solamente para los que no saben nadar, sino tambien para resguardarse del tiburon y demás cetáceos (3).

Sustituyamos el poco glamuroso «señor Cupiñas» por un moderno y apolíneo «Mr. Robertson», pongamos por caso, y no nos será difícil pensar en alguna playa de Capetown. Llama la atención que aunque en el último tercio del XIX nuestras playas no estaban ni la cuarta parte de abarrotadas que ahora, los avistamientos o encuentros con tiburones hayan sido lo suficientemente significativos como para que alguien se hubiese tomado la molestia de idear y publicitar semejante «baño flotante», ignoramos con qué éxito, eso sí.

Naturalmente, después del desastre de 1898 los escualos españoles de que se ocupará nuestra prensa serán los peninsulares. Y lo que constatamos es que hace poco más de un siglo en las costas españolas, ya en pleno proceso de degradación, seguía habiendo bastantes tiburones, muchos tiburones, a juzgar por la cantidad y naturaleza de las noticias que hemos encontrado. Algunas, de hecho, resultan tan sorprendentes para un lector español actual, que uno tiene la impresión de que lo que está leyendo en realidad es un suceso ocurrido no aquí al lado, sino en una zona remota de África, Australia o el Caribe: tiburones que recorren las playas e incluso penetran en las dársenas, advertencias de las autoridades marítimas a los bañistas por la presencia de tiburones, prohibición del baño en tanto no se mate al animal, capturas de diferentes especies, y también (y esto ya parece, efectivamente, un poco más nuestro) un puñado de casos de paisanos que la emprenden a garrotazos con escualos que se han acercado demasiado a la playa (4).

Es una pena, por lo que nos toca, que el grueso de las noticias proceda de las regiones más turísticas y relevantes del país, fundamentalmente del Mediterráneo, como Málaga, Valencia o Barcelona, y zonas del Cantábrico como San Sebastián y Santander. Las que se ocupan de Galicia no son, en sí mismas, lo suficientemente numerosas y consistentes como para podamos extraer conclusiones de ningún tipo, por lo que deben ser analizadas dentro del contexto más amplio y rico del panorama nacional.

Nuestra ría de Arosa, donde actualmente conviven en plácida armonía los bañistas, los vertidos de gasoil y de aguas fecales, las toneladas de envases de plástico y, en verano, los centenares de embarcaciones de recreo, era hace unos años un lugar bien distinto, lleno de vida (otro tipo de vida, no extraterrestre) y por supuesto de algún que otro tiburón. El Imparcial, 29 de mayo de 1901:

Una lancha pescadora del Sou ha matado un tiburón á la altura de la ría de Arosa.
Es un magnífico ejemplar, hembra, que mide tres metros de largo.
La ha adquirido D. Andrés Quintanilla, de Cambados, para un gabinete zoológico de Santiago.

Al día siguiente el periódico El Globo recoge el mismo suceso, pero matiza que el gabinete zoológico no es el de Santiago, sino el de Santander. En la misma ría, unos años más tarde, se sitúa la sorprendente historia que encabeza este post, reproducida tres días después, el 5 de junio, por el mismo periódico, La Voz, que esta vez escribe Ribeira con b, para que no se diga:

EXCELENTE PESCA

VILLAGARCÍA 5 (8 m.).— Los pescadores de Ribeira cogieron cerca del Arenal un tiburón de tres metros, que se supone venía siguiendo al vapor gallego «Melitón Domínguez», que traía 250 toneladas de bacalao. (Febus.)

No parece probable, aun en esos años, que dos tiburones de parecido tamaño hayan penetrado en la ría de idéntico modo siguiendo el rastro de dos embarcaciones, por lo que posiblemente se trata del mismo suceso.

Algunas noticias son perfectamente irrelevantes e imprecisas hasta la irritación, tanto en lo referente al lugar como a la especie implicada, como estas dos, aparecidas en El Sol del 4 de agosto de 1918 y del 22 de junio de 1926, respectivamente:

VIGO 3 (10,5 M.).— Un pesquero ha cogido un tiburón de dos metros doce centímetros de largo.
La cabeza del tiburón, que pesa 23 kilos, ha sido enviada al Museo local de Oceanografía.
UN TIBURÓN
Fondeó la lancha «María», cuyos marineros pescaron un tiburón de 3,76 metros de largo. Es el primer pez de esta clase que se pesca en aguas gallegas.

Otras, en cambio, son infinitamente más interesantes, como la que recoge La Voz del 21 de marzo de 1924:

LA MUERTE DEL TIBURÓN

LA CORUÑA 21 (8 m.).— Desde hace días aparecía a la altura de las islas Sisargas un tiburón que atacaba a los barcos pesqueros.
Anteayer, una barca del puerto de Sada, que patronea Ricardo Lameiro, fué sorprendida por el tiburón, que era de enorme tamaño, mayor que el de la barca.
Los pescadores se defendieron con cuchillos, acribillando al monstruo a puñaladas.
Pero no lograron librarse de él. El tiburón persiguió a la barca más de tres millas.
El monstruo se iba desangrando por las heridas que los marineros le habían causado; murió y fué metido a bordo.
Los pescadores llevaron el tiburón a La Coruña, donde lo vendieron.
Medía tres metros y medio de largo. (Febus).

Imposible adivinar la especie implicada, y muy particularmente decidir dónde termina el suceso real en sí y dónde empiezan las exageraciones novelescas (también conocidas como «fantasmadas») típicas de pescadores.

Esta última noticia que os presento es desde mi punto de vista la más asombrosa de todas. En cierto sentido me hizo recordar algunas escenas de Blue Water, White Death (‘Agua azul, muerte blanca’), el extraordinario documental de Peter Gimbel, cuando el equipo se sumerge en las aguas que rodean una factoría ballenera de Durban para filmar al gran tiburón blanco (y ahora espero no ser yo el que peca de fantasma). Noticia publicada por El Sol, 28 de julio de 1927:

TIBURONES EN CORCUBIÓN

Dicen de Corcubión que hay en aquellas aguas muchos tiburones. Su presencia es extraordinaria. Se cree que los han atraído los despojos de las ballenas descuartizadas en la factoría de Camilinas o que se ha desviado la corriente del Golfo. Ayer estuvieron de ser presa de los tiburones algunos marineros que se bañaban.

Cabe suponer, teniendo en cuenta el lugar, que por «Camilinas» debemos entender la factoría ballenera de Caneliñas que vemos en la imagen, en Cee, la primera y más importante de las que se construyeron en Galicia (se clausuró definitivamente en 1985 gracias a la presión de las autoridades de la CE, a su vez sumamente presionadas por una opinión pública concienciada por las constantes campañas de Greenpeace, entre otras asociaciones).

Caneliñas fue fundada ese mismo año de 1927, lo cual da que pensar. ¿Fue una casualidad coincidiesen tiburones y balleneros en aquel preciso momento? ¿Un suceso extraordinario causado, como se explica, por una desviación de la corriente del Golfo? ¿O tal vez los tiburones ya merodeaban por la zona y solo necesitaron de un estímulo tan poderoso como el rastro que dejaban los balleneros o catchers llevando sus capturas a tierra para hacerse más visibles? Particularmente me inclino por esto último.

¿De qué tiburones se trataba? Es muy difícil, por no decir imposible, adivinarlo. Por supuesto, no tiburones blancos: tal vez tintoreras, que, a pesar de todo, todavía hoy en día son comunes a pocas millas de nuestra costa, quién sabe por cuánto tiempo.

Y con este pensamiento dejamos este corto recorrido por nuestro pasado. ¿Volveremos algún día a ver nuestro mar lleno de peces y de depredadores como lo estaba antes? Si los seres humanos somos tan inteligentes como nos suponemos, deberíamos al menos intentarlo. Nos va en ello nuestra supervivencia.

Que en el mar haya o no tiburones no es, en modo alguno, una mera cuestión estética sólo apta para cuatro pirados por estos bichos, como el que escribe; sino, como señalamos al principio, una señal de un desastre que todavía estamos a tiempo de evitar: el colapso del océano del que dependemos. Casi nada.

 

(Originalmente publicado en: Tiburones en Galicia.)

_________________________

(1) Existen otros indicios, como el menor o igual volumen de capturas aplicando un esfuerzo pesquero infinitamente mayor, el incremento de la distancia respecto del puerto base que la flota se ve obligada a recorrer para obtener esas capturas, o la disminución del tamaño de las diferentes especies.

(2) Hace unos meses publiqué un artículo en dos partes sobre cómo era nuestro océano Atlántico antes de que la pesca industrial lo convirtiese en un desierto. Se titula Ese Atlántico que jamás conoceremos: Primera parte, Segunda parte

(3) Aclaremos que llamar «cetáceos» a los tiburones era bastante común en la prensa española hasta bien entrado el siglo XX.

(4) Podéis encontrar en este enlace del Foro Blogtiburones una importante recopilación de noticias sobre tiburones en España. Se trata de un proyecto de una Hemeroteca española sobre tiburones que un grupo de amigos iniciamos hace algún tiempo y que algún día esperamos completar.

14 Comentarios

  1. Un post muy bien elaborado!Enhorabuena!!
    Lo que me parece sorprendente es el tamaño de los tiburones… ¿solo con el tamaño sería posible indagar de que especies podría tratarse?
    …tenía entendido que la temperatura del agua también es importante…¿Qué es más determinante en el predominio de tiburones en una zona, la temperatura del agua o el número de presas?
    ¿en tu opinión que está enfermando más los mares, el cambio climático, la contaminación o un mal control de la pesca?…seguramente sea un poco de todo…

  2. Una pregunta Toño,el suceso de los tiburones,en él comentas que es posible que la explicación fuera una desviación de la corriente del golfo,pero mi pregunta ¿por qué? A caso influye en la alimentación de los escualos directamente esta desviacion? u otro es el motivo? A parte de eso coincido contigo los tiburones representan el estado de salud de nuestros oceanos y mares.Muy buen artículo.

  3. Lo primero, gracias, chicos, por vuestros comentarios. En cuanto a lo que preguntáis:
    1) El tamaño en sí mismo no importa, como en otros ámbitos de la vida. A la hora de determinar de qué especies podría tratarse hay que tener en cuenta otros factores, como la época del año (por ejemplo, un peregrino es más fácil que aparezca en verano que en enero), o las caracterísicas de cada especie… Y esto lleva a la segunda pregunta: ¿temperatura o abundancia de presas?… Esto quizá lo podría responder Gonzalo mucho mejor que yo. Yo diría que las dos, más una, la característica específica de cada especie: hay especies que prefieren aguas de un determinado rango de temperaturas. Así, por mucha abundancia de presas que exista en determinado lugar, si la temperatura del agua no acompaña, será difícil que esos tiburones aparezcan por ahí. Por eso aquí tenemos peregrinos y no tiburones ballena por mucho afloramiento de plancton que haya.
    Lo que ha enfermado los mares es sin duda la sobrepesca, la contaminación y el cambio climático, por este orden. A diferencia de Conversación en la Catedral, de Vargas Llosa, la famosa pregunta de «¿Cuándo se jodió el Perú?», la respuesta a ¿cuándo se jodió el océano? es más sencilla: cuando se implantó la pesca industrial.

    2) Domingo, lo de la explicación de la corriente del Golfo es la que se aduce en la propia noticia. Yo no la comparto: desde mi punto de vista, los tiburones ya estaban allí (aquí). Si efectivamente eran tintoreras, como creo, se sabe que suelen subirse a ella para cruzar el Atlántico entre otras cosas para parir a este lado (de nuevo, Gonzalo Mucientes podría darnos una charla sobre esto puesto que las está marcando).

  4. Por lo poco que yo sé, el caso de tiburones pelágicos, es decir de los que viven en alta mar, su distribución puede ser muy dependiente de la temperatura de las aguas como es el caso del marrajo y aguas frías, en este sentido yo he trabajado con modelos que así lo indicaban. Sin embargo, las aguas frías está relacionado con corrientes de upwelling, de aguas de la profundidad con mayores nutrientes que permiten el crecimiento de los productores primarios que soportan el resto de la cadena trófica hasta los tiburones. Aún así dentro de esa zona de aguas frías, los tiburones podrían comportarse por movimientos aleatorios o dirigidos. Más info en :
    http://blueecology.wordpress.com/2011/02/21/mas-sobre-ecologia-de-tiburones/

  5. Como el resto de los animales, cada especie de tiburón está adaptada evolutivamente para la vida en aguas de un determinado rango de temperaturas. Por ese motivo en nuestras aguas abundan los lámnidos (marrajos) y no los carcharhínidos excepto casos muy puntuales como el de nuestra tintorera.
    A partir de ahí, las circunstancias que concurren para que se produzca una mayor abundancia de ciertas especies en una determinada época del año… pues francamente no lo sé (modelos aparte): cambios de luz y temperatura derivados del ritmo estacional que se erigen en señal de la presencia de presas y/o hembras receptivas… Que yo sepa no hay nada definitivo en este sentido.
    Otra cosa es saber si en un determinado tiempo y lugar los movimientos del los tiburones son aleatorios o dirigidos… o más bien, cuándo, en qué circunstancias, son aleatorios y/o dirigidos.

  6. Bien, interesantes comentarios! En eso estamos: saber de qué depende la distribución de los tiburones en el océano. Toño tiene toda la razón al hablar de las preferencias de temperatura; el marrajo azul y tintoreras tienen unas preferencias más o menos establecidas y que conocemos (aunque hagan inmersiones profundas y lleguen a temperaturas muy por debajo de las habituales, pero eso es otro tema) por eso los encontramos en latitudes templadas y algo más calientes. Pero por sí solo la temperatura no explica, o mejor dicho, no predice, las concentraciones de tiburones en un determinado lugar o área. Sí lo hacen en muchos casos los frentes oceánicos, derivados de afloramientos en las plataformas, de la corriente del golfo, seamounts, etc… En estos casos los bichos (por lo que estamos viendo) son super sensibles a pequeños cambios de temperatura siguiendo estos frentes e incluso bordeando los eddies que se pueden formar de forma precisa en busca de alimento. No olvidemos que el océano en un gran desierto, y si no estás donde está el alimento mal vas… Estos son claramente movimientos tróficos, pero después tenemos otros más complicados de explicar, por ejmplo, tenemos un bicho que marcamos cerca de Flemish cup y en tres meses se plantó en Lisboa, qué coño buscaba?? Estamos en ello… Abrazos!!

  7. Cuando le doy vueltas a la cabeza sobre este tema, por supuesto visto desde fuera, siempre me pregunto lo mismo: ¿qué es exactamente lo que hace que las aves de pronto se pongan en marcha para dirigirse a un lugar determinado? ¿Por qué un grupo de aves «acostumbra» a pasar por una zona específica, distinta de la preferida por otros grupos de la misma especie? ¿Es posible que a los tiburones les pase algo similar? ¿En ese caso, qué es? ¿Factores derivados de los ritmos circadianos, o de las variaciones en la temperatura del océano? ¿Por qué, por ejemplo, muchas hembras de tintorera, tras el apareamiento, deciden cruzar el Atlántico para parir aquí? ¿Qué factores inciden en eso? ¿Algún tipo de factor innato, por llamarlo de alguna manera? ¿Los desplazamientos de carácter trófico y reproductor están de algún modo relacionados? ¿Hasta qué punto?
    ¿En qué medida pueden compararse migraciones de especies tan distintas como ciertos peces y ciertas aves? ¿O es un disparate mío?
    Ese marrajo 96030 que también cruzó el Atlántico, ¿es un «accidente»? ¿Se sabe de más casos similares?

    Mantennos informados, plis, Gonzalo.

  8. Los pescadores no mienten ni cuentan fantasmadas, no te puedes imaginar el tamaño de algunos tiburones del Cantabrico que ni toda la tripulacion podia mover y
    tener que husar el muñon pero no el de proa si no el carretel y la pluma de 50 kg
    para izarlo y poder arriarlo al mar, eso si que son unos pedazos de tiburones de
    altura que no caven enteros en la cubierta, has visto alguna vez un congrio gigante? yo si. Las cosas que se ven en el mar no se suelen contar en tierra, no
    se les da importacia como en tierra.

  9. Los marineros no pierden el tiempo quitando fotos ni acudiendo a un periodico
    cuando ven algo fuera de lo normal, se centran en llevaros pescado lo mas fresco
    posible para que cuando vosotros vayais al mercado podais comprarlo y degustarlo.

  10. y como de tiburones va la cosa, me parecio ver un par de tiburones uno de ellos
    de unos 5m de largo y el otro no estoy seguro pero por ahi andara tambien en el portiño en la zona de las islas, yo no bucearia por alli.

  11. Hola, Burno. Los mariñeiros o pescadores mienten y cuentan fantasmadas como en cualquier otro oficio (todos los oficios). Pero eso no es hablar mal de ellos. Al contrario. Lo que ocurre es a veces hay que tomar ciertas cosas con cierta cautela. Y no es la primera vez que el tamaño de un bicho (cualquier bicho) se va reduciendo sustancialmente a medida que avanza el cuento e intervienen otras personas, pescadores compañeros incluidos.
    Por otro lado, sabemos perfectamente que en el Cantábrico hay tiburones bien grandes (tengo por ahí, por ejemplo, imágenes de un peregrino capturado a la altura de Gijón por un arrastrero… y devuelto al agua vivo, afortunadamente).
    En cuanto a tu segundo mensaje, cada vez hay más marineros que dan cuenta de aquellos bichos fuera de lo normal que caen en la red. A lo mejor no les hacen una foto (están a lo que están), pero si te llaman al llegar a puerto. Son pocos, es cierto, pero afortunadamente cada vez hay más, y hay que agradecérselo. Así llegaron a nuestro conocimiento varios registros de tiburones duende y tiburones anguila, entre otros. Aparte del hecho, más que evidente y comprensible, de que en lo que se centran es en llenar el barco para ganar cuanto más mejor. Les trae sin cuidado adónde va el pescado, si llega fresco a la lonja, o congelado, si la carne va para un lado y las aletas van para otro… Lo que les interesa es ganarse el jornal. El que degustemos o no el pescado se la suda.
    Un tiburón de unos 5 m en esta zona solo puede ser un peregrino. Y si se puede bucear sin problemas: son totalmente inofensivos (cosa que muchos marineros todavía no saben).

    Un saludo.

  12. Hola.en la costa gallega hay varias especies de tiburon:marrajo,quenya o tintorera ,zorro y creo que alguno mas ,soy pescador y los he capturado.

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