Manual de supervivencia: Mapas y orientación

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En lo referido a los mapas; empezar destacando la gran variedad de tipos (topográficos, fotos aéreas, ortofotos, de carreteras, hidrográficos…) que podemos encontrar; así como la amplia gama de escalas. En wikipedia podéis encontrar una interminable lista de tipos de mapas.

Lo más importante, y parecerá una chorrada, es tener el mapa de la zona que vamos a recorrer o explorar. Como dije antes parece una estupidez, pero existe una ley de Murphy por la que nunca encontraremos buenos mapas de las zonas que queremos investigar.

Como ya se dijo en un capítulo anterior, es muy importante que el mapa sea claro, conciso y con los elementos clave que nos puedan ayudar a llegar a nuestro destino o disfrutar de nuestra travesía. En estos se pueden incluir: curvas de nivel (nos indicarán la profundidad de un valle o la altura de una montaña); los cauces fluviales (ríos secos, grandes ríos, presas, lagos…); las pistas forestales (caminos de monte muy útiles para cruzar de modo más directo la montaña); carreteras (principal vía de retorno a la civilización); poblaciones (ciudades, aldeas… podéis interpretarlo como sitios cómodos donde dormir, comprar víveres o recibir asistencia sanitaria o cualquier otro tipo de ayuda); referencia de distancia (para calcular qué lejos estáis de vuestro destino) y coordenadas UTM (si os dejáis guiar por GPS… pero no TomTom-es o similares).

¿Pero qué ocurre si no tenemos ni brújula ni mapa? No preocuparse, en la naturaleza y con un poco de ayuda podemos encontrar grandes remedios.

Método del reloj

Podemos valernos de un reloj de agujas y de la posición del sol para encontrar el norte con facilidad. Para ello debemos conocer la hora solar, que en España y los países de su franja horaria es dos horas menos en horario oficial de verano y una hora menos en invierno.

En las zonas templadas del hemisferio norte, si alineamos la aguja horaria (la pequeña) con el sol, en la bisectriz que forma esta con la cifra 12 del reloj se encuentra siempre el sur.

En las zonas templadas del hemisferio sur es la cifra 12 la que debe apuntar hacia el sol, y en la bisectriz que forma con la aguja horaria, se encuentra el norte.

Por las estrellas

Por la noche, si está despejado, guiarse por las estrellas es eficaz y sencillo.

En el hemisferio norte del planeta, la estrella polar indica siempre el norte. Este estrella es la última de la cola de la osa menor y, a pesar de que en casi todas las ilustraciones se muestra como una estrella muy brillante, su luz es tan pálida que con frecuencia no es fácil de ver. No obstante, es sencillo guiarse por la Osa Mayor para localizar el punto donde se encuentra la estrella polar. Para ello sólo tenemos que prolongar cuatro veces la distancia que separa las dos estrellas frontales de la Osa Mayor.

En el hemisferio sur debemos buscar la «Cruz del Sur», una constelación con forma de rombo o cometa. Si prolongamos la longitud de la cometa cuatro veces y media, el punto imaginario que localicemos indicará siempre el sur.

Por el sol

La salida y la puesta del sol también son una referencia. A todos nos han enseñado que el sol sale por el este y se pone por el oeste. Sin embargo sólo lo hace por el punto exacto en los equinoccios, o sea, alrededor del 21 de marzo y del 23 de septiembre y si nos encontramos en terreno llano. El resto del año y rodeados de cadenas montañosas, la referencia es sólo aproximada.

Por la luna

La luna puede proporcionarnos también una aproximación de los puntos cardinales. Cuando está en creciente, las puntas señalan siempre hacia el este y cuando está en menguante, hacia el oeste. Si tienes dudas para saber cuando está de una u otra forma, piensa que la luna «miente». Cuando tiene forma de «C» de «creciente», en realidad está menguando.

Con la sombra de un palo

Si clavamos un palo en el suelo, marcamos el extremo de la sombra, dejamos pasar quince minutos y volvemos a marcar el nuevo extremo de la sombra, al unir estos dos puntos, la línea que obtenemos nos indicará el este y el oeste (el primer punto el oeste y el segundo el este). Al trazar una perpendicular tendremos el norte y el sur. Este sistema sólo nos permite tener una referencia aproximada. Cuanto más tiempo dejemos pasar entre la primera y la segunda marca y más próximos nos encontremos la mediodía, más aumentará su precisión.

Existe otro método más preciso, pero limitado al mediodía.

Clavamos en un terreno llano un palo que proyecte una sombra de unos 30 ó 40 cm y marcamos el extremo de la sombra. A continuación, con un cordón de un zapato, una rama u otro método improvisado, trazaremos una semicircunferencia usando como radio la longitud de la sombra. Ahora debemos esperar el movimiento del sol. La sombra se irá haciendo más pequeña a medida que nos acercamos a las 12:00 h. Momento en que alcanzará su menor tamaño para después volver a crecer. En el punto en el que la sombra vuelva a alcanzar la semicircunferencia pondremos una marca. Al unir las dos marcas trazaremos una línea oeste (primera marca) – este (segunda marca). En la perpendicular se encontraran el norte y el sur.

Signos naturales

Existen indicios en la naturaleza que pueden darnos pistas sobre la dirección que llevamos. No son muy precisos, pero en circunstancias excepcionales pueden impedir que perdamos el tiempo dando vueltas en círculo.

En el hemisferio norte los musgos crecen en las zonas más sombrías y húmedas de los troncos, que suele corresponder a la cara norte. Si bien esto puede variar localmente a causa de un microclima particular.

También en las montañas reciben menos sol las laderas orientadas al norte, por lo que suelen ser más húmedas, de tonalidades más frías y retienen la nieve por más tiempo.

Los anillos de crecimiento de los árboles suelen estar más desarrollados del lado que reciben más sol, aunque pueden darse factores que alteren este desarrollo.

Los ríos. Conociendo hacia donde discurren las aguas podemos orientarnos. Por ejemplo, en la Cordillera Cantábrica, los ríos corren al Norte y en León al Sur, en la Cordillera de los Andes, en los países del Pacífico los ríos bajan de Este a Oeste.

Toda esta increíble información pertenece a la web de Alejandro Palma.

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Aun siendo un licenciado en Biología Molecular, siempre ha tirado más por el medio ambiente,la naturaleza y los animales (es decir, al monte). Sus primeras correrías oficiales con los cofundadores de Axena se remontan a la época universitaria, donde pensaba que la mejor manera de colgar clase era patear los montes y ríos colindantes a la facultad de Ciencias de Vigo (aunque su pasión por el monte nació en su más tierna infancia). Amigo de las aventuras y la naturaleza, actualmente trabaja como Guarda Fluvial para una empresa de Medio Ambiente (después de haber trabajado en el CSIC, en laboratorios de Reproducción Asistida y como Acuicultor). Además de comentarista asiduo del blog, como colaborador ha llegado a crear un auténtico manual de supervivencia, publicando artículo tras artículo, jueves tras jueves.

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