La llamada de un hada…la oropéndola

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Como trenzas arraigadas desde el cielo los almeces despliegan sus alicaídas ramas, sus tonos verdes oscuros tintan y untan formas ajardinadas. La simétrica hilera de cipreses alcanza el más allá planetario, a su vez, el pino piñonero acompaña con su aparasolada sombra ensombreciendo el cénit del día cuando un rayo áureo asoma su destello hasta enmudecer al mismísimo sol. Hoy,este pequeño jardín agradece la presencia de su más espléndido huésped; quilates de belleza para la llamada de un hada alada… la oropéndola.
Continuaría con metáforas y lo haría hasta saciar todo el agradecimiento que nace de la sola presencia de un ave. Su nombre refleja mucho de lo que es, se mece  y péndula entre la fronda espesa de los bosques de ribera, como una piedra preciosa se esconde despistando la atención de todos sus admiradores ornitólogos.


Quizás, esta afición a desparecer y aparecer, de repente, la ha obligado a desarrollar una llamada peculiar. Se asemeja a un “piroliu” “piroliu” “piroliu”, y con ella se comunica con precisión. Un hada porque desaparece cuando crees haberla visto. !Dios mío! Qué suerte la mía, la de poder descubrirla estudiando su comportamiento a diario en los calurosos días de verano, señores, en mi propio jardín.


Al amanecer, al atardecer, al mediodía, a cualquier hora, el sonido de la oropéndola inunda con su musical reclamo el pequeño  bosquete. Cerca, a un kilómetro, anida la llamativa oropéndola. Venida de latitudes tropicales  africanas a finales de abril, se mantiene tímida y discreta hasta que se despereza con las frecuentes oleadas de calor sahariano en los meses de julio y agosto.


Por entonces, sus polluelos ya han emprendido el  primer vuelo y necesitan aprender el arte costoso de volar. Juegan como niños traviesos en el pinar y utilizan un jardín íntimo y silencioso. Julio y agosto marcan la temporada de guardería para estos atrevidos pipiolos, allí trenzan vuelos imposibles, aprenden a zambullirse en el agua de una piscina familiar,  ¿qué les  parece? ¿lo hubieran pensado? lLa oropéndola bañándose en la piscina veraniega?


La más perfecta  ave del bosque tropical nunca se la ve posada en el suelo, ni para beber agua! desarrolla su instinto de supervivencia conviviendo  con la  connivencia de un grupo de estorninos negros, pues, en su afán por pasar desapercibida la oropéndola engulle los higos de las higueras salvajes ante la omnipresente compañía de sus compañeros  de festín, los estorninos negros. Prefiere la protección de la asociación, desdeña el individualismo y se comporta como un estornino más cuando de  llenar el buche se trata.


Estos son los fotogramas de una hembra de oropéndola, las obtuve en la piscina de baño de mi jardín, no era la primera vez  pero si la primera en filmarlo en video. Una prueba más de la capacidad de adaptación de tan espléndida hada.

Esto es un breve aperitivo, para ir abriendo boca, de lo que les enseñaré más adelante, de la que es sin duda, una de las más bellas hadas del bosque, la oropéndola.

2 Comentarios

  1. La verdad es que el macho de la oropéndola, junto con el martín pescador son, en mi opinión, dos de las aves con color más espectacular que podemos encontrar en la Península. Y no es fácil verlas. Que suerte que te vaya a visitar una a tu jardín.

  2. En costa rica Atenas llegan muchas a anidar ahora las tenemos en el cerro de atenas feente a la casa en tres palmeras que forman un triangulo y un gran arbol de guanacaste anidanfo y cantando yodo. El dia nos obligan a sslur calladitos y sin hacer ni bulla ni movimientos bruscos.

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