La sabina albar

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Un fino silbido en la espesura y su plumaje marrón ocre a la vista. El zorzal charlo emprende el vuelo por un océano prehistórico, admira pinturas rupestres y siente perplejidad ante la belleza legendaria de un árbol de madera rojiza… la sabina albar.

Ejemplar de Sabina albar (Juniperus thurifera) con dos años de vida.

Señores y señoras, escribo metafóricamente sobre el Campo de San Juan en la Región de Murcia porque hace millones de años el mar cubría sus hoy extensos campos de cultivo. El hombre prehistórico comenzo a reflejar sus inquietudes a través de la pintura. Para ello, utilizaban tintes con diversos minerales como el hierro, dando lugar a las pinturas rupestres de arte levantino, típicamente distribuidas en diferentes abrigos a lo largo de la fachada mediterránea. El zorzal charlo al igual que la sabina albar tuvieron que acompañarlo  en su evolución hasta la actualidad.

Reproducción del Abrigo principal del barranco del Grajo en Cieza (Murcia)

La Sabina albar cuyo nombre científico es Juniperus thurifera perteneca a la familia Cupressaceae, es un árbol rudo y duro. Forma bosques abiertos en zonas óptimas. Puede llegar a alcanzar los 20 metros de altura aunque esto sólo ocasionalmente. Es uno de los árboles más longevos junto a otros como el roble (Quercus robur, Quercus pyrenaica, Quercus ilex, Quercus faginea, Quercus petraea) el tejo (Taxus baccata) sin olvidar el ciprés (Cupressus sempervirens) o al olivo (Olea europeae) faltando por mencionar algunos más… Su madera es aromática siendo esta una característica propia de la familia Cupressaceae. Es imputrescible y resistente a los ataques de termitas. En la zona todavía se pueden ver muebles elaborados en madera de sabina en casas particulares y vigas sosteniendo la estructura de los tejados de caseríos antiguos.

La Fitosociología se define como parte de la Geobotánica que estudia las comunidades vegetales y sus relaciones con el medio.

Fitosociológicamente la sabina albar se integra como principal compañera de Juniperus phoenicea (Sabina negra) y del Pinus nigra subsp.clusiana, llamado vulgarmente en la zona como pino blanco, laricio, salgareño. El nombre de esta asociación es Juniperetum phoeniceo-thuriferae Rivas-Martinez 1987 subass.pinetosum culsianae Sánchez Gómez~Alcaraz 1992.

Un ejemplo de la fuerza de la sabina reteniendo un bloque de mármol de una cantera próxima.

Por desgracia, la degradación del medio autóctono en la zona es un hecho irrefutable, menos mal que distintas iniciativas promueven de nuevo la promoción de la flora autóctona. Un festivo dominical de octubre procedimos a la repoblación de centenares de sabinas. El lugar elegido fueron los terrenos aledaños a la presa de la Risca. El grupo Ecologistas en acción fue el encargado de organizar la repoblación con permiso de la Confederación Hidrográfica del Segura. Voluntarios con sus azadas y el sudor de sus frentes lograron convertir un terreno yermo en la esperanza de un futuro por llegar. Con este son 3 los años seguidos que llevan efectuando esta labor tan necesaria para el monte. Como nota muy positiva comentar que la reposición de marras (se entiende como reposición de marras el número de plantones que mueren en los primeros años) debido a los buenos años hidrológicos y a las precipitaciones estivales han sido mínimas. Hablamos  de menos del 5%.

Sabina albar de tres años de edad.

El día dió para todo, y así me entretuve extasiado con la presencia de numerosas fochas comunes alimentándose en las aguas claras del río Moratalla. Incluso grabé unas simpáticas imágenes de un grupo de ellas, que ahora quiero mostrarles gracias al montaje efectuado por Javi.

Foto efectuada de la presa de la Risca.

El día llega a su ocaso, y como casi siempre  la imaginación supera la realidad. Por momentos veo el futuro… niños y niñas , hermanos y hermanas, padres y madres paseando por un bosque abierto de juveniles sabinas. Todo gracias al esfuerzo y el sudor de unos voluntarios.

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