La oportunista danza del torcecuellos

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El olvido es  inherente al ser humano, olvidamos para continuar y poder seguir adelante con nuestras vidas, ¿qué sería de nosotros si no pudiéramos olvidar? Sinceramente, nos volveríamos locos. Pero en ese camino atropellado por desterrar recuerdos podemos cometer errores, y dejar de lado  a grandes personajes, protagonistas de algún momento de nuestra ardiente juventud, guías, banderas, símbolos, dadores de sabiduría, mentores, maestros ligados a nuestro propio destino. Desde AXENA esculpimos el recuerdo de Félix rodríguez de la Fuente, y hoy de nuevo, lo recordaremos con su tono de voz, con sus palabras imantadas, con su deje castellano, con esa paz y calma que engrandecen a unos pocos elegidos. Félix nunca formara parte del olvido, Félix siempre estará con nosotros.


El torcecuello es un ave extraña, pertenece al orden de los piciformes aunque su apariencia no lo relacione directamente con estas extraordinarias aves. El grupo de los llamados vulgarmente pájaros carpinteros presenta una cantidad de adaptaciones espectaculares en el mundo de las aves, así, su cráneo está endurecido para amortiguar el martilleo incesante contra la dura corteza de los árboles. Otra adaptación tiene que ver con su régimen alimenticio, son aves especializadas en la obtención de insectos que viven en la madera y debajo de la corteza por lo que para llevar a cabo tan ardua tarea  han desarrollado un pico puntiagudo y duro que hace las veces de escoplo, separando la corteza y dejando al descubierto los orificios de entrada de galerías, en las cuales, permanecen las larvas de numerosos insectos.
Los picos hacen fácil lo difícil y gracias a una adaptación del hueso hioides les permite mover la fíbula hacia fuera y extender una larguísima lengua, unas veces terminada en una punta estilo arpón empalando a las pequeñas larvas como si fueran un pincho moruno, otras veces  la punta es pegajosa e igualmente dan buena cuenta de sus presas.
El torcecuello presenta un plumaje de un colorido  leonado, más bien, para camuflarse. Ha perdido adaptaciones comunes  a la familia de pájaros carpinteros, y así, el pico no presenta la tenacidad  de sus compañeros, en cambio, lengua y dedos  mantienen las  propiedades que le permiten alimentarse de hormigas y pulgones, gracias, a una larga  y pegajosa lengua. Trepa bien como todos los compañeros de familia y,! señores! tuerce el cuello. Si, si, no es una marioneta endeble pero casi y ¿por qué?
El torcecuello cuando se siente amenazado despliega un tipo de conducta que le ha valido su nombre vulgar y también su nombre científico Jynx torquilla. Eriza las plumas, despliega la  cola y deja sus alas colgar, a continuación, y delante del amenazante enemigo, saca la lengua y pone los ojos en blanco girando su cuello hasta retorcerlo, impávidos y asustados ante  esta imagen dantesca unos optan por huir sintiéndose amenazados  o asustados por lo que ellos, ahora, consideran una víbora loca.
Félix Rodríguez de la Fuente, en su serie televisiva “El hombre y la tierra”, plasmó con extraordinario acierto el eminente ataque de un turón contra un torcecuellos, ahí les dejo con ese tono de voz familiar y venido del  pasado, y por supuesto con el más irreverente y desvergonzado pico de la Península Ibérica. Gracias señor Rodríguez de la Fuente. Aquí.

 

2 Comentarios

  1. ¡Que listo el torcecuellos, ja, ja…! y que grande Felix para captar escenas como estas.

    Si Reino Unido tiene a David Attenborough, Francia tuvo al Comandante Cousteau, nosotros tuvimos a nuestro Felix Rodríguez de la Fuente que hizo que millones de personas apreciaran estas maravillas de la naturaleza.

    Pido el premio Nóbel, a título póstumo, para Felix.

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