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Las mejores poesías sobre la naturaleza (en mi modesta opinión)

Continuamente nos encontramos páginas web que anuncian a los cuatro vientos “los mejores paisajes del mundo” o “las mejores recetas de la abuela jamás cocinadas”, ¿se ha realizado algún tipo de campeonato para elegir estas cosas? Lo desconozco. Yo no iré tan lejos, pero sí mostraré los que, probablemente, han sido los tres poemas sobre la naturaleza que más me han influenciado y, más allá de su evidente valor estético, intentaré justificar el porqué.

Aunque los autores de estas tres poesías han fallecido, alguno a manos de otros seres humanos, solo pondré su fecha de nacimiento, porque su obra sigue muy viva y estará siempre en el pensamiento y en el corazón de millones de personas.

 

El lagarto está llorando

 Autor: Federico García Lorca (nacido en 1898)

La primera vez que leí este poema tendría unos 9 o 10 años. Ver, en un libro de EGB, creo recordar que de la editorial Miñón, el texto del genial escritor granadino, ilustrado con la imagen de dos lagartos llorando la pérdida de su “anillito de plomo”, me hizo pensar si realmente tendrían sentimientos los animales y, por tanto, si también podían sufrir. Creo que a partir de ese momento empecé a mirar con otros ojos a las gallinas y demás animales domésticos que teníamos en casa.

 

El lagarto está llorando.

La lagarta está llorando.

El lagarto y la lagarta

con delantalitos blancos.

Han perdido sin querer

su anillo de desposados.

¡Ay, su anillito de plomo,

ay, su anillito plomado!

Un cielo grande y sin gente

monta en su globo a los pájaros.

El sol, capitán redondo,

lleva un chaleco de raso.

¡Miradlos qué viejos son!

¡Qué viejos son los lagartos!

¡Ay cómo lloran y lloran, ¡ay!,

¡ ay!, cómo están llorando!

 

El lagarto está llorando de García Lorca

Leer el poema de Federico García Lorca me hizo plantearme, por primera vez, si realmente el resto de animales no tendrían también la capacidad de sufrir y, por tanto, no estaríamos siendo muy injustos con ellos.

 

La flor y la muerte

Autor: Miguel Hernández? (nacido en 1910)

Este poema, que se suele atribuir a Miguel Hernández, aunque hay quien discute este hecho, lo solía recitar mi abuela hace muchos años. Trata de una flor que nació dentro de una calavera que estaba tirada, con otros huesos, en un cementerio y del dilema que tiene el autor entre arrancarla, lo que supondría su muerte, o dejarla dentro de la calavera, lo que permitirá que la flor siga viva. Aparte de buenos recuerdos, este poema me enseñó lo efímera que es la existencia y que, cuando ya no estemos, la vida seguirá su curso exactamente igual. No somos más que un suspiro en la eternidad.

 

¡Pobre flor! ¡ Qué mal naciste!

¡Qué fatal que fue tu suerte!

Al primer paso que diste

tropezaste con la muerte.

 

El dejarte, es cosa triste

el cogerte, cosa fuerte,

pues dejarte con la vida

es quedarte con la muerte

 

La flor y la muerte

La flor y la muerte, la historia de una flor que nació dentro de una calavera. Toda una lección de humildad y de lo efímeros que somos. A pesar de todo, y como diría El Rey León, “Hakuna Matata” es decir “no te angusties”, es el ciclo de la vida.

 

Niño Tom

Autora: Gloria Fuertes (nacida en 1917)

 Este poema es un alegato en favor del respeto por la flora y por los animales. En mi opinión debería ser de estudio obligatorio para todos los niños del mundo. A lo mejor, en el futuro, conseguíamos que este planeta acabara siendo un poco mejor y más justo. En una época en la que se enseñaba (y se sigue enseñando) que la Tierra está al servicio del ser humano, Gloria Fuertes lanzaba un grito en favor de «los que no tienen voz», gracias Gloria.

 

 Niño Tom:

Si vas al campo,

no subas por los almendros.

Ni cojas nidos,

ni caces pájaros,

ni mates insectos negros.

 

¡Ay, esa flor, esa flor

que ahora muere entre tus dedos,

sus novecientas hermanas

la están echado de menos!

 

Si vas al campo,

sé bueno.

¡Échate en la hierba,

canta,

estate quieto!

No deshagas las casas

de los insectos

 

Niño Tom:

Si vas al campo

Sé hombre,

niño pequeño.

 

Choqui

Choqui, en la foto, siempre tenía presente las enseñanzas de Gloria Fuertes. Le encantaba oler las flores y tirarse en la hierba. Como dijo Félix Rodríguez de la Fuente, “si existe el cielo, seguro que también hay uno para los perritos”.

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