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Omphalotus olearius, la seta luminiscente

La fuerza de la costumbre a veces crea un velo que nos enturbia la visión, ésa que necesitamos para ver cerca de nosotros. La máxima expresión del sureste ibérico, desde luego, no va unida a sueños llenos de lluvia, ni a bosques norteños de robles y rebollos. Las escasas precipitaciones y la constante insolación a lo largo de todas las estaciones del año nos condenan a la resignación de no poder imaginar setas luminiscentes en la noche. Es posible que muchos biólogos y estudiosos no les sorprenda lo que les digo, pero hablo en boca grande, la de miles de murcianos que por falta de tiempo no pueden abarcar todos los conocimientos  a su alcance.

 

El otro día fuimos a preparar una actividad infantil en Majal Blanco, y descubrimos un paraje tan bonito  por su vegetación como por los pequeños secretos que ocultaba. Entre  unos ejemplares de Rhamnus alaternus y al pie de la sombre de una encina medio desarrollada, encontramos multitud de setas de color anaranjado, muy llamativas, las llaman las setas del olivo, Omphalotus olearius, y sí, parecen sacadas de un libro de elfos y duendes donde la magia existe y da vida a las cosas inanimadas.

A la semana organizamos la actividad de los niños y pudimos saber gracias a un aficionado al mundo micológico que Omplalotus olearius emitía luz en condiciones óptimas de oscuridad a través de sus laminillas_ parte de la seta situada debajo del sombrero. Una luz de color verde y que, probablemente, sea una adaptación más de los seres que nos rodean, una peculiar y funcional caracterización de esta especie intentando atraer insectos nocturnos para que la  esporas de sus láminas se queden adheridas al insecto, y por tanto, pueda transportarlas a otros lugares donde su reproducción culmine en éxito.

Voluntarios intentando enseñar la bioluminiscencia de Omphalotus olearius a los niños por medio de una caja de cartón.

Hicimos fotos pero no logramos captar en la oscuridad la luminiscencia tal como les muestran estas fotografías, quizás, en otra ocasión. Lo importante es conocer para proteger, seguro, que todos los niños que plácidamente tuvieron la oportunidad de comprobar la magia de este hongo ( “Descubriendo setas en Majal Blanco”) no olvidarán el respeto tan necesario como crucial para la conservación de esta especie tan rara de la Región de Murcia.

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