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El musgo Schistostega pennata, un tesoro luminoso (I): la historia

Me acuerdo cuando era niño que en aquellas tardes de septiembre cuando comenzaba a llover y uno aún tenía en el cuerpo toda la actividad del verano, era imposible refrenarse y quedarse quieto mientras arreciaba la lluvia. Cargabamos los bocatas de la merienda en la espalda, y nos decidíamos ir al monte porque casi estaba «escampo»…,  y además ibamos a cubierto. Desde aquella, la afición a entrar en las minas, en aquellas primeras minas del Camiño Ancho en A Pobra y otras, hoy en día, ya enterradas de Mondelo en Palmeira. Ambas minas de wolfram, ese mineral tan solicitado en los tiempos de la guerra… En una zona granítica, con una geología que rara vez permite oquedades importantes, en las minas ya abandonadas la fauna y floras cavernícolas encontraron un nuevo hábitat en el que sobrevivir.

Años más tarde y con estas consideraciones en la cabeza, la ampliación de la Vía Rápida de O Barbanza, amenazaba con destruir casi por completo el complejo minero de Lampón en Boiro, como finalmente así fue, y la construcción de los pilares del viaducto sin ningún estudio minero previo del subsuelo. En aquellos años nos decidimos por hacer uno de nuestros primeros documentales divulgativos y de denuncia sobre esta situación, Las Catedrales del Silencio. El esfuerzo de todos aquellos fines de semana documentando y grabando con todas las peripecias posibles la fauna cavernícola más interesante valieron la pena y cientos de personas de la comarca fueron conscientes, de que las minas no solamente eran agujeros peligrosos, si no también un ecosistema singular, exclusivo y digno de conservación porque forman parte de nuestra historia y nuestro patrimonio natural.

Hace una semana V. y compañeros me llevaron a un par de minas que no conocía, muy próximas a la veta de wolfram de Lampón (que se extiende desde allí, atravesando Montañó e incluso llegando a la sierra hasta la zona de Outeiro dos Corvos). Porque tenía un brión fluorescente, es decir, un musgo luminescente, rarísimo, citado sólo en contadas ocasiones en cuevas y minas dispersas de Galicia. «Rarísimo» quizás entre comillas, más bien podríamos definirlo como poco conocido y descrito, posiblemente debido a que a la mayoría de aficionados científicos y naturalistas no les suele gustar meterse en el subsuelo. No tan «raro» les comenté al menos en lo que era en la entrada de las minas de la comarca, al menos yo tenía el recuerdo de verlo en varias, de estas que os habló repartidas entre los municipios de Ribeira, A Pobra y Boiro.

Miguel y Darío examinando la pared donde se encontraba este rara y única especie de musgo. A la izquierda de ellos podéis ver como se extiende por la pared el musgo como un manto «luminiscente»… Foto: Xurxo Gago

La realidad es que este musgo conocido como musgo luminiscente, musgo duende, oro de duende, brión dourado, musgo dorado… el Schistostega pennata, es la única especie de su familia Schistostegaceae y se encuentra en la Lista Roja de los Musgos de la Península Ibérica como especialmente amenazada dada la excepcionalidad y fragilidad de sus hábitats. Esta rara especie de la naturaleza fue descrita por primera vez por el botánico escocés James Dickson (1738-1822) en 1785 en Devon, al suroeste de Inglaterra. Su hábitat típico son los suelos ácidos, secos en las entradas de las cuevas, minas, madrigueras de animales, grietas y hendiduras… .Tras estas citas también fue citado 20 años más tarde por el botánico alemán Hedwig en diferentes zonas de Sajonia, los montes sudetes, Alemania central (Ellis y Price, 2012)… En la actualidad, se ha citado en diversos lugares del hemisferio norte desde Norteamérica hasta toda la región Eurosiberiana siempre con unas localizaciones muy concretas y bajo la característica de «rarísimo».

En España esta joya natural no fue citada por primera vez hasta cien años más tarde, en 1921 por Casares Gil en la entrada de una antigua mina de hierro romana en O Incio llamada Buraca das Choias. A partir de ahí se fueron sucediendo citas aisladas en Galicia como en una furna de la playa de Sabón (A Coruña), y en Baiona y Xestido (Lugo) en grietas graníticas en una turbera (Reinoso Franco, 1987 y 1989). Aquí podéis leer más sobre esto. En España a día de hoy sólo se le conoce en menos de una veintena de localidades en el norte peninsular.

Mapas de distribución de la especie de 1994 procedentes de Reinoso et al. 1994.

Curiosamente por esas mismas fechas de la publicación de Reinoso y colaboradores, era justamente cuando de chabales lo veíamos en la entrada de las viejas minas olvidadas de wolfram del Barbanza, de aquella ya nos podíamos suponer la excepcionalidad de esa planta, no la habíamos visto nunca, en ningún otro lugar que en la entrada de las minas, infinitamente delicadas y frágiles ya que si crecían en el suelo de la mina y las pisábamos, allí no volvían a crecer, con lo que muchas veces entrar en la mina se convertía en una especie de baile acrobático para intentar no pisarlas.

Manto de Schistostega pennata extendiéndose reluciendo bajo la luz de nuestras linternas sobre una pared de la mina. Foto: Darío Alves

Recomendamos extremo cuidado para evitar tocarlas a todos aquellos espeleológos o aficionados a la naturaleza que se tropiecen con esta especie. Esta especie es un tesoro más, brillante, de la importancia de la conservación de los hábitats subterráneos para el mantenimiento de nuestro patrimonio natural y de la biodiversidad europea y mundial.

Continuará en el siguiente post con la biología de la especie. Y unas fotos muy bonitas, por supuesto.

Nota: Nuestro agradecimiento a V., C. y R. el enseñarnos estas minas que no conocíamos.

Referencias

-Ellis LT y Price MJ (2012) Typification of Schistostega pennata (Hedw.) F.Weber & D.Mohr (Schistostegaceae). Journal of Briology vol. 1 34: 17-21.

-Reinoso J , Rodriguez J y Viera MC (1994) Precisions on the ecology and chorology of Schistostega pennata (Hedw.) Webb & Molir. in the Iberian Peninsula. Lazaroa 14: 13-19

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