Los Bloggers de Axena

La planta carnívora del Barbanza, Drosera rotundifolia

Aún después de tantos años andando por la sierra, Rubén y yo, seguimos comentando lo mismo, sólo en ese tramo de ese arroyo que desciende alegremente hacia el suroeste de la península somos capaces de encontrarla. Hay que reconocer que tampoco es fácil fijarse en ella, la planta carnívora barbanzana por excelencia, la Drosera rotundifolia (nombre vulgar: rocío de sol común, en el sur de Pontevedra se la conoce como «orballiña«, gracias Miguel), es muy pequeña, elevarse unos escasos cm por encima del musgo  (en muchos casos especies endémicas también típicas de las turberas como los del género Sphagnum) es ya una proeza para las hojas dispuestas ordenadamente en un roseta basal de esta planta de suelos pobres y ácidos.

Hoja de Drosera rotundifolia, en la punta de esos tentáculos glandulares se encuentra una gota de mucílago, agente de atracción y de captura de los insectos.

Y es que su vida en suelos tan pobres como los de las turberas, esa limitación de los recursos es el factor clave para que ciertas plantas buscaran los nutrientes necesarios para desarrollarse no solamente del suelo, sino en este caso de otros animales.

 

Hojas dispuestas en roseta.  Foto: Darío Alves.

Las hojas, órganos ultraespecializados para la fotosíntesis, en su caso, se especializaron en otras estrategias como en la atracción y captura de insectos, para posteriormente mediante enzimas digestoras disolverles el cuerpo y absorber el nitrógeno tan necesario y escaso, además de otros nutrientes. Y ya lanzarse con un tremendo gasto de energía a la floración mediante una esbelta inflorescencia, que duplica o triplica la altura de las hojas carnívoras, estrategia práctica para evitar cargarse a los insectos que en este momento le hacen falta para la polinización, y posterior formación del fruto y sus semillas para la siguiente generación.

 

Vista general de la planta en medio de los cojines de hierba que se inclinan sobre las cristalinas aguas del arroyo durante el atardecer.

En este caso, sus hojas son redondeadas (aprox. 5 mm) con el fondo de color verdoso cuando son jóvenes y enrojeciéndose poco a poco con el paso del tiempo (el color rojo también resulta un atrayente para los insectos polinizadores). Además tienen unos tentáculos glandulares donde en la punta secretan una gota de mucílago, una sustancia dulce y pegajosa que atrae a los insectos para luego pegarlos irremediablemente.

Un diminuto escarabajo cayó en la trampa de la Drosera. Foto: Darío Alves

 

Aquí la Drosera, ya había digerido lo que parecen dos pequeñas mosquitas. Foto: Darío Alves.

La distribución de la especie es amplia, desde Norte América a buena parte de las zonas templadas frías de Eurasia. Aquí,  sólo la hemos visto en este regato serrano, justo pegada a su orilla entre el musgo, nunca más lejos que unos 30 cm del borde del regato. No me digáis que viendo estas fotos no parece que estemos hablando de una planta carnívora de alguna selva tropical, no?

La roseta de hojas que forma la Drosera parece una trampa perfecta para los insectos, cientos de gotas de mucílago están listas para atrapar al incauto que por allí se acerque. Foto: Darío Alves.

En unos días os traeremos otra planta digna de cualquier documental de la BBC en selvas tropicales que estoy seguro que os sorprenderá.

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