Los Bloggers de Axena

La «amenaza» del Abejaruco

Crecí y compartí mi infancia con todas las aves insectívoras que componen una tierra de tonos amarillentos y ocres llamada Región de Murcia. Siento predilección por las aves porque hay algo en ellas tan especial como incomprensible. Una, muy colorida, me ha marcado desde niño, es para mí la más bonita de todas las aves de la Península Ibérica, no hay Águila Real que iguale en belleza a mi fiel compañero… el Abejaruco.

No voy a incidir en todos los valores positivos que representa esta ave pues necesitaría dos o tres post sólo para ella. Hoy, voy a clavar una pica a su favor y en contra de aquellos que en su legítimo derecho arremeten contra esta ave sin tener en cuenta nada más que sus propios intereses.

Lo primero y para ponerles al corriente de su artículo les pido que lean al reconocido escritor del periódico de La Verdad, Miguel Angel Ruiz (aquí)

Destaca el argumento encabezado con el título «La amenaza del abejaruco». Vaya triste y pobre manera de mencionar y describir al señor Abejaruco, con ello sólo incitan a que las personas que lean este artículo creen una idea equívoca de esta magnífica ave. Pero no me detengo aquí, y critico al señor de nombre Francisco Gil , en sus declaraciones utiliza palabras como «se carga colmenas enteras».

Por favor!, señor Gil y secretario del COAG, me parece que usted no sabe usar el significado de la palabra «cargarse», según el diccionario de «La Real Academia de la Lengua»  cargarse significa estropear, suprimir o romper. El abejaruco no se carga colmenas, tan sólo es un ave similar a un arco iris especializada en la caza de insectos voladores, entre los que se encuentran por supuesto las abejas, caza para sobrevivir y alimentar a su prole. Luego, el señor Gil continúa y dice que «los abejarucos han crecido una barbaridad». Pues desde aquí, desde AXENA nos gustaría que explicara el  significado de la palabra barbaridad en el contexto científico, y como se define a la hora de evaluar el crecimiento y status de una población de aves estivales sujeta a tantísimos parámetros que inciden, ya sea directa e indirectamente en la evolución de sus poblaciones. Ese tipo de afirmaciones son sólo impresiones subjetivas que no están basadas en ningún estudio científico con la metodología correspondiente para poder evaluar si una población crece o no.  De hecho, los depredadores son una pieza fundamental en todo ecosistema, con lo que es posible que los mismos abejarucos que usted califica de destructores de colmenas quizás les estén ayudando más de lo que usted piensa. Me explico, un depredador siempre escoge la presa más fácil entre las opciones posibles, para ser más eficiente energéticamente, y quienes suelen ser las presas más fáciles? Pues los individuos más inexpertos, los enfermos y los viejos, con lo que es posible que los abejarucos eviten o reduzcan la propagación de enfermedades y de parásitos en las colmenas al cazar esos individuos debilitados. Con lo que puede ser probable que esos abejarucos «exterminadores» le estén haciendo un favor muy grande.

Pero como me gusta ayudar a la gente le diré que significa «barbaridad» en el idioma de un simple agricultor de árboles frutales del tipo de los cítricos como es un servidor. Barbaridad es que un apicultor de un día para otro y sin previo aviso aparezca y coloque más de 50 colmenas marchándose como vino, sin avisar a los propietarios, y ni siquiera dejan un número de teléfono al que llamar para preguntar por qué uno tiene en el linde de su finca sin haberlo pedido, miles de abejas. En los lindes de mi finca ha habido años que se colocaron abejas y otros en los que no, y al menos en mi caso, observando los datos de recolección no se notó un aumento en la producción de fruto.

Somos agricultores y creemos que al igual que nuestro gremio tiene derecho a ganarse la vida con el fruto de su esfuerzo y sudor venido de la prosperidad de nuestra madre la tierra, lo tienen por igual los apicultores, pero todos debemos ser lo más respetuoso posibles con el medio que nos rodea si queremos que nuestros hijos y nietos puedan vivir de estas labores.

Sólo pido mas prudencia a la hora de usar palabras, como «barbaridad, amenaza y cargarse» si vamos a describir a un ave que apenas supera un palmo de longitud. Para cualquier lector, estas palabras  llevan implícito un alarmismo innecesario a cerca de los «pecadillos» cometidos por el Abejaruco. Porque en verdad, si algo amenaza y carga contra las colmenas son más de cuatro décadas de falacias y mentiras de políticos y esbirros a su cargo. Por supuesto, lo que es una barbaridad son las declaraciones de eminentes columnistas y representantes directos de agricultores y ganaderos en nombre del COAG. Que no se ensañen con una de las joyas aladas de la Península Ibérica y sí, con su paupérrima gestión. Si el sector apícola se viene abajo será por la falta de competitividad y no, por un bando colorido y entrañable de voladores abejarucos.

Salir de la versión móvil