Bueno, más bien yo siempre los he llamado «BichoPalos».Una de las primeras zonas de monte que estoy comenzando a conocer aquí en Mallorca se llama Sa Pedrera (también lo llaman el Valle del Silencio), por encima de La Vileta. Hay una carretera que lleva al cementerio. Allí mismo se encuentra el antiguo camino que unía Palma con Puigpunyent atravesando esos montes. Y allí, encontré (otra vez) unas canteras-cueva, como las que ya os contamos Patri y yo hace unos meses en San Cristóbal (I y II), en el Puerto de Santa María. Pues bien, aunque de menor tamaño y espectacularidad, depresiones y pequeños acantilados aparecen sembradas por esta ladera de la Vileta. En algunos casos con túneles por los que te puedes meter y aparecer en medio de la cantera, con el monte a unos 15 metros por encima tuyo. Un lugar muy recomendable cuando se está en Palma y no se dispone de mucho tiempo para poder estirar las piernas en medio de la naturaleza.
Bien, pues el otro día, Pepi, Miquel y yo nos decidimos a estirar las piernas un poco, y allá nos fuimos. Tras el paseo habitual, acabamos en una de las canteras más altas, a la que sólo se puede acceder por un pequeño túnel en la parte inferior, por el que avanzas unos diez metros hasta aparecer en la base de una cantera, un pozo de unos 15 metros de alto por 20 de ancho.
Bien, pues dentro de la más espectacular, una que avanzas por un túnel unos diez metros y acabas saliendo a un pozo a cielo abierto, con árboles por el medio, que resulta impresionante, como si hubiera uno cambiado de mundo en un espacio tan pequeño. Al salir, me di cuenta que no salía solo, sino que iba a acompañado de un curioso bicho, un bicho que hacía años que no veía, y que lo llevaba encima de la chaqueta del chandal. Y desde luego, mucho más tiempo en ver uno tan grande. Un insecto palo! Allí en esas canteras! Un bicho que siempre me recuerda a los documentales de selvas tropicales de la 2… que ser tan raro para existir en la vieja y rutinaria Europa: un BICHOPALO!
Estos insectos son fásmidos, es decir pertenecientes al orden Phasmatodea, y sí, significa fantasma, el nombre de esta familia viene dado por la gran habilidad del grupo para pasar desapercibidos y esconderse entre el follaje. Lo curioso es que en este mismo grupo podemos encontrar los insectos más pesados (30-40 g) y más grandes (30-45 cm) de la actualidad (aquí más info).
Este maestro del camuflaje me debía haber tomado por una hierba gigante cuando me metí entre una maleza para recoger unas egragópilas que aún tengo que identificar (creo que búho chico) pero ésa es otra historia. En mi chaqueta este bichopalo, se movía arriba y abajo, buscando algo…, no paraba quieto ni un momento!
Ahora bien, la cosa cambió cuando lo coloqué en una ramita seca. Allí, tras tres movimientos, el insecto palo se colocó, se asió firmemente con las patas traseras y levantó las dos delanteras. Y así se quedó. No se movía ni un milímetro. El camuflaje es perfecto, incluso a la cámara le costaba enfocarlo.
Detalle de la cabeza del insecto palo.
Aún tocándolo con los dedos en sus patas delanteras, el insecto palo sabe que su mejor defensa es no moverse.
Su camuflaje hará el resto, a la mínima que apartas la vista siempre te cuesta localizarlo.
Las cosas cambian si sacas al insecto palo de su hábitat natural. En esta chaqueta roja es consciente que su camuflaje de poco le vale, con lo que rápidamente en vez de quedarse como una piedra como hacía antes, ahora corre rápidamente en busca de un buen sitio donde pueda pasar desapercibido.