Los Bloggers de Axena

El inexpugnable nido de Azor, ya lo es un poco más

Los Azores son una de las aves rapaces que utilizan los arboles más altos, las ramas más inalcanzables para hacer sus nidos y criar a sus polluelos con ciertas garantías de seguridad.

El azor de nuestro amigo Tomás.

A finales de año hemos hablado mucho sobre el robo de pollos y huevos de nidos de diferentes rapaces, en concreto; de un nido que había sido expoliado utilizando una genuina técnica, que consistía en la fabricación de una escalera muy rústica con puntones clavados directamente en la corteza del árbol. Esta técnica sabemos que ha sido usada con mucha frecuencia y desde hace ya mucho tiempo y nos la encontrábamos en viejos nidos de todo tipo de aves. Lo único novedoso de este asunto fue que hacia ya unos años que no la veíamos, y pensábamos que estaba en desuso.

Ante la próxima llegada de un nuevo ciclo reproductor de esta especie, nos veíamos obligados a devolver el estatus de inexpugnable de este nido. A pesar de que esta especie llegado el momento siempre tiene varias opciones para anidar, la zona en la que se encuentra este nido es muy buena y nos gustaría que volviese a utilizarlo.

Aquí podéis ver las dimensiones del eucalipto y a un servidor colgado.

Por esto, una mañana fría cargados con el equipo de progresión vertical y diferentes herramientas llegamos al pie del imponente eucalipto. Antes de empezar había que asegurarse cual iba a ser la mejor herramienta para la labor, el despuntado! Nos proponíamos sacar todas y cada una de las puntas de hierro clavadas en el duro eucalipto desde el suelo hasta los 25 m a los que está el nido. La primera prueba fue con unas tenazas que se vieron completamente ineficaces. Aun no descartadas del todo, probamos a acuñarlas para ganar unos centímetros que según la primitiva ley de la palanca nos hace ganar fuerza. Aunque con algo más de éxito la técnica una vez que nos encontremos suspendidos no sería suficiente. Por último, y no sé por qué no empezamos por aquí…, sacamos de la mochila un enorme martillo de obra, herramienta que se ideó para clavar y desclavar puntas (jolín que torpes).

Encaramado, y tomando un pequeño descanso

El siguiente paso era preparar el equipo para encaramarse a lo más alto del eucalipto, algo tampoco exento de complicaciones y contratiempos. Pero al cabo de varios intentos ya nos encontrábamos cogiendo altura. Hay que destacar que las puntas se encuentran clavadas entre 4 y 5 centímetros y que el crecimiento del árbol no ha hecho más que complicarnos la extracción.  A partir de aquí 3 horas de duro trabajo colgados, dale que te pego como si una condena picando piedra se tratase; pronto rompemos a sudar y con el paso de las horas el cansancio comienza a hacer mella.

Algunos de los clavos extraídos del eucalipto.

Al final de la mañana el resulta es: que aquel bastión en lo alto del eucalipto, que domina la zona, ya vuelve a ser inexpugnable. O al menos si alguna alimaña trata de profanarlo de nuevo lo tendrá un poco más difícil.

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