Los Bloggers de Axena

Reintroducción del halcón peregrino en la ciudad de Granada (II)

 

Con sólo 38 días de vida, aún con plumón en la cabeza y bajo las alas, Darro se ejercita sobre la caja-nido.

 

Tras los primeros pasos del proyecto descritos en el primer post y tras obtener el visto bueno de las autoridades medioambientales, el siguiente paso era buscar el emplazamiento adecuado para situar la caja-nido donde se liberarían los jóvenes halcones. En principio el sitio ideal, por sus connotaciones históricas y emblemáticas, era la torre de la Catedral de Granada, pero tuvimos que desecharlo cuando la curia eclesiástica nos pidió ¡3000 euros! a cambio solamente de dar su permiso. La Universidad de Granada quiso colaborar ofreciendo, gratuitamente, el Palacio de la Madraza, contiguo a la Catedral, pero nos pareció un emplazamiento poco idóneo por no reunir las condiciones técnicas adecuadas. Decidimos probar con la terraza de la propia delegación de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, un edificio de 7 plantas situado en la ciudad pero cercano a la vega.

En el centro, el edificio del hacking. En la terraza, un halcón y parte de la caja-nido.

Contando con la colaboración desinteresada de Paco Aranda, y más voluntarios de la Delegación de Medioambiente, construimos la caja-nido, un cubo de 120 cm de arista de chapa marina que daría cobijo a los jóvenes halcones durante los primeros días.

La caja-nido ya ocupada por sus inquilinos.

En el suelo depositamos 3 cm de espesor de canto rodado del nº 4 y no pusimos ningún tipo de objeto dentro de la caja para que las alas de los jóvenes halcones no chocaran al empezar sus batidas de musculación. Las 2 chapas laterales quedaron intactas, excepto unos pequeños agujeros de 2 cm de diámetro en la parte superior para mejorar la ventilación de la caja. En la parte posterior se abrió una puerta (que siempre permaneció cerrada) con un agujero circular de 8 cm de diámetro, situado a 30 cm del suelo de la caja y tapado con una tablita desplazable, para introducir la comida a través de él. También en el lado posterior, y a 1 metro del suelo, instalamos un cristal con efecto espejo para vigilar los halcones desde fuera aunque enseguida nos dimos cuenta que, al haber menos luz dentro que fuera de la caja, los halcones nos verían perfectamente desde el interior. Por este motivo decidimos retirar el cristal y poner una mirilla de las que se usan corrientemente en las puertas exteriores de las viviendas. Por su efecto “gran angular” cubría casi la totalidad de la caja, excepto la zona del fondo, justo donde se depositaba la comida y donde los halcones pasaron más tiempo los primeros días. En la parte frontal pusimos una puerta abatible en vertical para que se pudiera abrir, llegado el momento, utilizando un sistema de cuerda y polea de tal modo que los halcones no vieran en ningún momento a las personas que hacían la apertura. Dicha puerta, un cuadrado de 90 cm de lado, la construimos a base de cilindros de madera de 2 cm de diámetro puestos en vertical (con objeto de dificultar el que los halcones se colgaran de ellos y se dañaran las plumas de la cola en crecimiento) y separados entre sí 4 cm.

La caja-nido acabada antes de introducir a los halcones y la grava depositada en el suelo.

 

Puerta trasera, con mirilla y el agujero para aportar la comida y los halcones recién colocados en la caja-nido.

En otros proyectos he visto que colocaron los barrotes de madera de tal modo que podían ser extraídos desde arriba, uno a uno, llegado el momento de la liberación, con lo que no es necesario practicar una puerta como tal. Otra opción consiste en dejar la puerta abierta desde el principio, o no instalarla, aunque entonces hay que procurar que la parte inferior de la puerta quede a una cierta altura de tal modo que los jóvenes halcones puedan salir al exterior cuando ya hayan alcanzado una cierta madurez. De lo contrario nos arriesgamos a que los pollos abandonen la caja demasiado pronto y no sepan regresar, lo cual nos complicaría la situación al tener que alimentarlos sin que vean a su cuidador.
Para recubrir la superficie superior externa de la caja usamos césped artificial, y anclada en 4 listones que superaban la caja en 1 m de altura, una tela de rafia para dar sombra. Finalmente, fijada a la parte superior de dos de estos listones, una tabla horizontal de 2 m de largo por 12 cm de ancho y forrada también de césped artificial (y que coloqué posteriormente), para que les sirviera de posadero una vez que volaran. No hay que olvidar que el objetivo que se persigue es hacerle la vida fácil y agradable a los jóvenes halcones y para ello es importante dotar de sombra la caja para guarecerlos del fuerte sol de mayo y junio y un posadero alto que les permita sentirse seguros. Por el contrario hay que evitar cualquier estrés o influencia humana, por eso se les debe facilitar la comida sin que detecten a su cuidador y asimilen desde el principio que la terraza del hacking es completamente segura.
De cara a optimizar el trabajo para conseguir la reintroducción es mejor liberar halcones machos que hembras debido a que los primeros tienen más fidelidad a su territorio mientras que las hembras suelen constituir una población “flotante” hasta que se emparejan, permaneciendo entonces fieles al territorio del macho. Los machos tienen otra ventaja, no desdeñable para proyectos de reintroducción, y es que tienen un valor de mercado de unos 600 euros, mitad que el de las hembras. Por estos motivos en los proyectos de reintroducción consultados se sueltan más machos que hembras, aproximadamente en una proporción 3 a 1.
En el siguiente post entraré en detalles del diario de los jóvenes halcones.

Muy curiosos, los jóvenes halcones investigan el entorno. En la foto, Genil observa la caja donde se aloja la webcam.
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