Los Bloggers de Axena

Buceo en Cíes

El fin de semana pasado nos fuimos un grupo de amigos a acampar a Cíes, y no quería perderme la oportunidad de explorar lo que se ocultaba bajo sus aguas. Las Cíes son un archipiélago localizado en la entrada de la Ría de Vigo, y se enclavan dentro del Parque Nacional Islas Atlánticas (En este enlace podéis ver el time lapse que hicimos de una puesta de sol detrás de ellas desde Vigo) . Para los que quieran bucear en el parque natural, que sepan que tienen que pedir un permiso, incluso aunque, como fue mi caso, sea en apnea. Para conseguirlo tenéis que llamar al número 986687502 en el caso de Cíes, dar vuestros datos y una vez que lleguéis a la isla ir a recoger el documento que tendréis que entregar en caso de que os lo pidan las autoridades. La zona en la que se puede bucear es la que está abierta al público, es decir, la que da a la zona de la ría (para mi desgracia, que me encantaría explorar la zona de mar abierto).

Alrededor de las Cíes existen diversos tipos de fondos, todos ellos de gran valor ecológico. En todos ellos podemos encontrar los grandes protagonistas: los sargos. En numerosos bancos se podían encontrar en todas las zonas de costa, pero sobre todo en las zonas rocosas  donde encuentran refugio fácilmente. Me sorprendió bastante el tamaño. Normalmente estoy acostumbrado a ver numerosos sargos en todas las zonas en las que buceo, pero suelen ser de pequeño tamaño en las zonas cercanas a la orilla, siendo necesario llegar a zonas de más profundidad para encontrar más grandes. En el caso de Cíes se ven sargos de buen tamaño a pie de playa.

En todas las zonas se pueden ver bancos de sargos de buen tamaño

Mientras que los fondos arenosos no ofrecen demasiado colorido, en las zonas rocosas se puede ver un muestrario muy grande de especies, además de grietas, huecos y arcos de gran belleza.

Arco de roca en la zona de la Punta das Vellas

En estas zonas rocosas es donde encontramos la mayor diversidad, encontrándonos numerosos habitantes escondidos en los agujeros y grietas. El primero de ellos un antiguo conocido del blog, el lorcho de cabeza negra (Trypterigion delaisi).

Lorcho de cabeza negra. Trypterigion delaisi sobre una esponja Cliona celata

En las zonas de rompiente se podían ver numerosos mejillones, en los que de nuevo me sorprendió el tamaño. Acostumbrado a ver mejillones de tamaño reducido, en las rompientes de Cíes se pueden observar mejillones de tamaño considerable.

Mejillones en la zona de rompiente

No sólo las grietas sirven para esconderse en las zonas de roca. Otros prefieren el camuflaje, como esta tapadera (Zaugopterus puctatus). Este pez plano vive pegado a las rocas y es conocido aquí en Galicia como Tapaconas.

Tapadera ( Zaugopterus punctatus)

En zonas protegidas se veían también numerosas Gorgonias. Aunque con aspecto de alga, las gorgonias son en realidad colonias de numerosos pólipos cubiertos por un esqueleto calcáreo, lo que les da el aspecto arborescente. La de la foto pertenece al género Leptogorgia.

Gorgonia

Otro de los animales con aspecto de no serlo son las ascidias. Muy numerosas en Cíes, la que os presento aquí es es una Clavelina lepadiformis.

Ascidias (Clavelina lepadiformis)

No podía faltar un habitual en cualquier inmersión que se precie: la sepia o choco. Numerosos en diversos tipos de fondos, aunque nada fáciles de ver debido a sus grandes dotes de camuflaje.

Choco (Sepia officinalis)

Por último os presento a un pez ballesta (creo que de la especie Balistes capriscus). Este es un novato en nuestras costas, ya que sólo se tienen registros desde los años 90, y ha aparecido con la subida de temperatura de las aguas. Es un pez peculiar en que llama la atención su forma de nadar, utilizando las aletas dorsal y anal. Aquí en galicia se le conoce como peixe porco.

Pez ballesta (Balistes capriscus)

Esto es sólo un muestrario de lo que nos podemos encontrar. Ya estoy deseando volver a explorar nuevas zonas y ver qué me encuentro. Os dejo también un enlace en el que podréis ver al pez ballesta nadando. No es gran cosa, pero entre lo que me costó encontrarlo, la profundidad, empezar a grabar y perseguirlo mis pulmones ya no daban para más: pez ballesta.

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