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Habitantes de superficie: Carabela portuguesa (Physalia physalis)

La superficie del mar a menudo se nos presenta como un lugar austero y sin muchos organismos. Por el contrario, es frecuente que los documentales que nos muestran los fondos abisales nos dejen estupefactos con la gran variedad de animales peculiares que los habitan. Y, sin embargo, las superficies de los océanos albergan también vida peculiar. Además de un pedazo de madera colonizado por organismos filtradores y pececillos miedosos que lo convierten en su refugio flotante, podemos encontrar animales verdaderamente sorprendentes.

Carabela portuguesa (Physalia physalis). Foto: Antonio Campillo Ruíz

A la deriva flota apaciblemente una carabela. Aunque se le atribuye procedencia portuguesa, surca todos los mares del mundo, preferentemente cálidos y templados. Physalia physalis o carabela portuguesa puede que, en apariencia, nos recuerde a una medusa: se trata de un organismo gelatinoso que se deja llevar por las corrientes oceánicas. Y, sin embargo, está formada por una auténtica colonia de pequeños individuos especializados en diversas tareas. Este animal se incluye en el Phylum Cnidaria (al que pertenecen también las medusas y corales), y dentro de él pertenece a la clase Hidrozoa. Los hidrozoos son organismos formados, al igual que los corales, por pólipos. Sin embargo, se caracterizan por la especialización de parte de ellos en tareas tales como la reproducción, defensa o alimentación. Así, los pólipos que se encargan de digerir las partículas alimenticias se conocen como gastrozoides. Los que velan por la seguridad de la colonia así como por la captura de presas, provistos de dardos encapsulados denominados nematocistos, se denominan dactilozoides. Y, por último, aquellos que participan en la reproducción se identifican con el nombre de gonozoides.  La carabela portuguesa presenta todos estos tipos de pólipos, pero además se caracteriza por la especialización de otro de ellos en forma de un individuo flotante que sostiene a toda la colonia, posibilitando su flotación. Este pólipo se denomina neumatóforo. El neumatóforo, en Physalia physalis es el que le confiere su característica forma de carabela, ya que emerge sobre la superficie como una vela ondeante.

Esquema de la organización de la colonia. Editado a partir de un gráfico de Marine Biology.

La estrategia de caza de la carabela portuguesa recuerda mucho a la que practican  las medusas. Con el despliegue de su ejército de dactilozoides a lo largo de extensos tentáculos, crean una red infalible frente a cualquier organismo despistado que se cruce en su camino. Atrapada su presa, el conjunto de dactilozoides colabora para elevarla hacia la región de su cuerpo donde se concentran los gastrozoides, quienes digieren y disfrutan del festín, repartiendo además nutrientes al resto de la colonia.

Carabela portuguesa en plena caza. Foto: Seth Patterson

Aunque no resulta especialmente abundante en nuestras costas, debemos de ser precavidos si nos topamos con alguna. Los dactilozoides, además de poseer estructuras cazadoras en forma de arpones, los nematocistos,  también inyectan a sus presas una fuerte toxina. Las playas de nuestro litoral más afectadas por esta especie han sido las de las costas vizcaínas, siendo los únicos responsables los vientos y corrientes oceánicas. Disfrutad de este animal si lo veis, aunque siempre manteniendo una distancia de seguridad.

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