Los Bloggers de Axena

Educación Ambiental: nociones sobre reciclaje

La educación ambiental, proceso dinámico e interactivo, busca que la población tome una actitud responsable y respetuosa con el medio ambiente, tanto a nivel mundial como desde el propio medio que nos rodea.

Su objetivo, es el análisis de las relaciones de interacción e independencia entre el hombre y su entorno, y dentro de los propios ecosistemas, así como también, promover, a través de un desarrollo sostenible, que las actividades llevadas a cabo por el hombre en el medio ambiente garanticen el sustento y calidad de las generaciones existentes y futuras.

Atardecer en Punta Candor, Rota, Cádiz.

Se podría decir que la educación ambiental se originó desde el momento en que el hombre comenzó a investigar su entorno, tratando de dar explicación a lo que sucedía a su alrededor, dar respuestas al por qué de las cosas, como por ejemplo, ¿por qué llueve? ¿Por qué se caen las hojas de los árboles?, y transmitiéndolo de generación en generación. Grandes filósofos como Aristóteles o Platón, dieron lugar a distintas hipótesis y teorías, que llegan hasta nuestros días.
Entre los principales objetivos de la educación ambiental, se encuentra el reciclaje. Éste, aumenta la sensibilización de la población con el medio ambiente y, así, favorece el mantenimiento y equilibrio ambiental.
Si partimos de la base de que muchas personas adultas no tienen  lo suficientemente claro cómo reciclar de una manera adecuada, se comprende que gran cantidad de niños también lo desconozcan. En la actualidad, aunque se ha incrementado el número de colegios que se han sensibilizado con el medio ambiente y han incorporado en sus planes dedicarle juegos y otros procedimientos para ello, aún existen centros de enseñanza en los que no se trata nada relacionado con este tema.
Esto era algo que suponía pero que no había tenido la oportunidad de comprobar, así que el fin de semana pasado realicé en Jerez de la Frontera, mi ciudad, una clase de educación ambiental basada en el reciclaje, y a continuación, un taller para poner en práctica los conceptos aprendidos. Los niños que participaron en ella tienen una edad comprendida entre ocho y diez años.
Para ello, comencé por lo principal: ¿cómo llevar a cabo un reciclado correcto? Preparé murales que representaban los distintos contenedores (cartón-papel, plásticos, orgánico y vidrio). A continuación, les repartí ilustraciones y etiquetas con productos que utilizamos con frecuencia en casa. Cada niño pegaba la ilustración o etiqueta en el contenedor que creía correcto.

Una vez terminado, corregí los errores… ¡Y vaya errores! Envases de leche en el contenedor de papel-cartón, pilas en el contenedor de orgánico… errores como éstos, hacen que el reciclaje no sea efectivo.

Colocación de etiquetas e ilustraciones en su contenedor correspondiente

Correción de errores y dudas

Una vez explicado donde va cada cosa, les hablé sobre el concepto de “punto limpio”.  Si alguien no tiene claro qué es un punto limpio ni para qué sirve… Pues bien, es aquel lugar donde se recogen productos que por sus características y composición, necesitan un tratado especial. Cada localidad debería tener distintos puntos limpios repartidos para facilitar el tratamiento de estos residuos.
Después de una breve explicación, les realizo una pregunta clave como base de todo: ¿Por qué se recicla? Ninguno me sabe contestar correctamente.
Sigo adelante con lo previsto, y llevo a cabo el taller. Éste se basa en la reutilización de residuos que provocamos en casa de manera rutinaria, como puede ser botellas de plástico. Para ello explico las 3R: reducir, reutilizar y reciclar. Está bien realizar un reciclaje adecuado, pero ante todo, hay que reducir el consumo de recursos y reutilizarlos cuantas veces sea posible.
El taller tiene como ingredientes una botella de plástico (de tal manera, que nos quedemos con la base cortada a unos 10 cm de altura), cartón, papel, colores, tijeras y pegamento.

Elaboración del muñeco con botellas de plástico

Cortamos una tira de papel tan ancha como la altura que la botella y la coloreamos a gusto de cada uno. A continuación, la pegamos en la botella haciendo de vestido para nuestro muñeco. Con el cartón cortamos la cara de nuestro muñeco, la medida sería del mismo diámetro que la botella por la parte superior.  De papel, recortamos los ojos y los coloreamos, a continuación, lo pegamos en la cara del muñeco. Pegamos la cara a la botella, y voilà, tenemos un muñeco realizado con residuos que generamos en casa. Éste, sirve para guardar cosas, como por ejemplo, caramelos.

Los muñecos terminados con materiales reciclados.

Después de llevar a cabo esta clase, puedo decir, que si los niños desde pequeños recibieran una correcta educación sobre la problemática ambiental y lo que esto conlleva, podríamos garantizar en gran medida el equilibrio ambiental de nuestro planeta, porque crearíamos una sociedad más concienciada con el medio ambiente y más responsable desde un principio.

Salir de la versión móvil