Foto: José Manuel Ballester
Noviembre es un mes de premios importantes a nivel nacional e internacional, fotográficamente hablando. Y como siempre, llega la polémica.
El Premio Nacional de Fotografía 2010 cayó en manos de Jose Manuel Ballester, un galardón otogrado por el Ministerio de Cultura y dotado con 30.000 euros. Éste artista, pintor y fotógrafo madrileño, tiene su obra está distribuida por museos de todo el mundo, desde su ciudad natal hasta Japón.
Tanto en su obra pictórica como fotográfica, el autor trabaja sobre grandes espacios, desprovistos a menudo de toda figura humana, y reinterpretando a los clásicos cuando ha sido necesario, como en su más reciente obra Espacios Ocultos.
En su faceta fotográfica, tanto digital como analógica, el autor se centra en la fotografía arquitectónica, destacando el jurado “su singular interpretación del espacio arquitectónico y la luz, y su aportación destacada a la renovación de las técnicas fotográficas”, así como “su trayectoria personal, procedente de las artes plásticas y cristalizada con rigor en el campo de la fotografía”.
Se ha adaptado rápidamente a las nuevas tecnologías digitales donde ve un camino inmenso de exploración artística
«La fotografía digital nos ha acercado mucho al mundo de la plástica. Muchos artistas están pintando con el ordenador, retocando y maquillando las imágenes. Las nuevas tecnologías aplicadas a las artes nos han llevado a que evolucionemos muy rápido.»
En muchos foros se debate si no era mejor premiar a Ballester dentro de la categoría foto de arquitectura y no como un premio general. Como decía al principio, para gustos… eso sí, no se pierdan recorrer su trabajo en ciudades de Japón. Hay miradas muy bonitas.
Foto: José Manuel Ballester
Foto: Britta Jaschinski
El otro premio que ha causado revuelo, y yo diría que muchísimo más, es la fotografía de un guepardo fantasmagórico, en medio del humo de un incendio. Algo que te lo deben explicar, porque no acierta nadie a la primera, a saber lo que rodea al animalillo. Una imagen potente, artística, poética, pero que desconcierta que haya sido elegida en el concurso GDT European Wildlife Photographer 2010, ya que en un concurso de fotografía de naturaleza uno no siempre espera ver una imagen tomada con una cámara química de hace casi 30 años, en blanco y negro, con abundante grano, movida y trepidada. El equipo usado fue una Nikon FE-2 con un objetivo fijo de 200mm, y película Kodak 400TX.
Más allá del debate analógico vs digital, está el hecho de que mirando las fotografías finalistas y las otras ganadoras, hay imágenes más impactantes y técnicamente mejores. Tal vez en un apartado de fotografía de naturaleza artística podría entrar, pero en éste caso se cumple esa broma de fotógrafos profesionales: «Ah, una foto movida, preséntala a un concurso»
Preciosa foto de Csaba Gönye, donde la luz atraviesa una hoja e ilumina un caracol.
En la galería oficial hay maravillas, pero me quedo con una de un fotógrafo alemán Solvin Zankl, al que le dedicaremos un post porque me ha impactado.
