Seguro que todos recordamos la anécdota de la invención del sildenafilo (lo que todos conocemos por Viagra, vaya). Un grupo de investigadores de Pfizer trabajaba en un fármaco para la angina de pecho y dio con un compuesto que «tenía un ligero efecto en la angina, pero que podía inducir notables erecciones de pene». El resto es historia.
Esta vez la historia empieza buscando una cura para el Alzheimer. Un grupo de investigadores de la Universidad de Tel Aviv estaba trabajando en cómo controlar la formación de péptidos. Resumidamente, un péptido es una molécula formada por la unión de aminoácidos. Por lo visto, en los pacientes con esta enfermedad, los péptidos beta-amiloide se agrupan formando las placas seniles. Estos péptidos son parte de una proteína que las neuronas necesitan para su alimentación y aparecen libres tras la ruptura de esas proteínas. A partir de ahí, las neuronas pierden su integridad y la enfermedad va degenerando. Todo esto, de forma muy resumida y teniendo en cuenta que el proceso aún no está totalmente claro.
Este césped no cura el Alzheimer, pero es un material con las interesantes propiedades de ser altamente hidrófobo, repeler la suciedad, soportar altas temperaturas y tener una gran capacidad eléctrica.
Esto podría dar lugar a la siguiente generación de placas solares. Por un lado, por sus características como material de recubrimiento, permitiría un mayor aprovechamiento de la energía incidente y un menor coste de mantenimiento. Por el otro, como nanocondensador, permitiría aumentar la eficiencia de las baterías actuales y, quizás, convertirse en un nuevo sistema de almacenamiento de energía.
El equipo de investigación no se dedicará a comercializarlo pero ya han tenido alguna oferta para que otra empresa lo haga basándose en su desarrollo, idea con la que parece que no tienen inconveniente. Ellos seguirán trabajando en la cura del Alzheimer.
Más información en el blog de tecnología de Discovery News y en la web de la AFTAU.