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Técnicas de apnea: Pasaporte para el gran azul (IV)

La apnea se basa en sensaciones, en jugar con los sentidos y aprender a conocerse a uno mismo. Como curiosidad, no hace muchos años cuando empezaba la apnea como deporte y su práctica no estaba relacionada con la relajación (con técnicas como el pranayama o el yoga), los récords de profundidad rondaban los 50 metros de profundidad en la disciplina peso constante. Después de estos cambios, que se centraban más en la relajación y las sensaciones dentro del agua (la línea que se sigue hoy día), los récords ya rondan los 122 metros en esa misma disciplina, y se pasa de los 214 metros de profundidad en otras técnicas.

Practicar apnea precisa de elasticidad y estiramiento. Algo muy importante antes de empezar a practicar apnea, tanto en seco como en el mar, es estirar. Todo tipo de ejercicios de estiramiento son adecuados, pero hay que centrarse sobre todo en el tronco. Aunque trabajamos con el tren superior, es recomendable estirar todo el cuerpo, ya que ayuda a relajarnos.
Una de las partes del cuerpo más importantes que hay que tener bien estiradas es el diafragma y la caja torácica en general. Para estirar la caja torácica hay varios ejercicios:

Para proceder en el mar vamos a dividir la situación en tres momentos:
Ventilación y completa oxigenación del cuerpo, última inspiración (algo distinta a las inspiraciones anteriores), y por ultimo el golpe de riñón (picada).
Lo primero que debemos hacer antes de realizar la última inspiración y luego el golpe de riñón, es ventilar. Al principio ventilar parece complicado y no espontáneo como debería ser una respiración normal, pero hay que intentar interiorizarlo con la práctica y llegar a provocar que el mismo cuerpo lo realice involuntariamente. ¡Si conseguís esto es un gran paso! La técnica para conseguirlo la veremos en el próximo post.

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