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Los eucaliptos y el fuego

El eucalipto es quizás el árbol que más controversia despierta. No solo aquí en Galicia sino también en otros muchos países como descubrí al buscar información. Los aspectos ecológicos derivados de la expansión de los eucaliptos son tema de debate desde hace mucho tiempo. Y a pesar de eso encontrar información clara y contrastada es realmente difícil.

Uno de los aspectos que más llamaba mi atención era la supuesta relación que tienen los incendios forestales (problema gravísimo aquí en Galicia) con la expansión del eucalipto. Muchas veces había escuchado que los eucaliptos son una especie pirofítica, pero nunca estuve seguro del todo de si eso era verdad, y si lo era del mecanismo que los protegía del fuego.

En general podemos hablar de dos aspectos en la relación de los eucaliptos con el fuego:

Las características de los eucaliptos que favorecen los incendios: Algunas veces había escuchado que los eucaliptos no sólo están adaptados al fuego, sino que lo favorecen como medida de supervivencia (No encontré ningún artículo que demostrara esto). Lo que sí que es cierto es que los eucaliptos poseen una serie de características que hacen que aumenten la intensidad y velocidad de propagación del fuego. La presencia de aceites volátiles en las hojas, junto con su baja tasa de descomposición, hacen que el suelo de los bosques de eucalipto sea pasto fácil de las llamas. A esto se unen las largas tiras de corteza que se desprenden de los árboles y el hecho de que la poca densidad de la cubierta forestal haga que esta composición de elementos se seque periódicamente haciendo todo más inflamable. El eucalipto obtendría ventaja del fuego al eliminar competidores con un elemento al que está adaptado.

Adaptaciones que poseen los eucaliptos al fuego: Diversas estructuras y mecanismos adaptan a los eucaliptos al fuego:

  1. Lignotubérculos: Estas estructuras se encuentran en las raíces de los individuos jóvenes, justo bajo la tierra. Consisten en unos engrosamientos que contienen sustancias de reserva y yemas latentes. En caso de que se destruya la parte aérea del árbol un nuevo individuo se puede regenerar a partir de estas estructuras. Aunque no todas las especies de eucalipto poseen lignotubérculos, en el Eucalyptus globulus (la especie predominante en Galicia) sí que están presentes.

    Lignotubérculos en un eucalipto jóven

  2. Corteza de protección de yemas latentes (epicórmicas): Este es el mecanismo más fácil de observar después de que un monte se queme. Consiste en que el árbol protege mediante una corteza que actúa como un eficaz aislante una serie de yemas que en caso de que arda la copa del árbol permiten restaurar rápidamente la capacidad fotosintética de éste. Este mecanismo da una morfología muy característica a los montes de eucalipto después de un incendio.

    Eucaliptos después de un incendio. Las yemas epicórmicas han brotado y numerosas ramas nuevas salen del tronco

  3. Protección de las semillas: La protección de las semillas se debe a que la estructura que tienen las hace más resistentes al fuego (las semillas de eucalipto poseen una cubierta de madera).

También leí que por otra parte el eucalipto «escoge» el momento en el que libera las semillas, aunque no fui capaz de contrastarlo. Al parecer, los eucaliptos tienen la capacidad de mantener las semillas en el árbol de dos a cuatro años. No todas las semillas se liberan cuando maduran, y una reserva se mantiene en la copa del árbol. Posteriormente la intensidad del fuego condiciona su liberación. Cuando el incendio sólo afecta a la corteza del árbol, la liberación masiva de semillas se produce un año más tarde, mientras que si el incendio llega a afectar la madera esta liberación se produce entre el mes y los dos meses siguientes. Cuando la copa del árbol se quema por completo, las semillas son liberadas en los dos o tres día posteriores al incendio. La liberación masiva de semillas aseguraría que al menos algunas lleguen a germinar.

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