¡Pero toda esta belleza de la naturaleza la puede mejorar el hombre! Después de construir un mirador desde el que poder disfrutar de la cascada, y al comprobar las vistas, sesudos políticos pensaron que faltaba algo en la imagen que se les ofrecía, y decidieron que poner un monumento que realzara las cualidades de aquel paisaje era sin duda lo más adecuado. Como todo, los paisajes deben de evolucionar (pensaron con mucho sentido dichos políticos), y en aquel paraje faltaba sin duda el reflejo de la modernidad que estaba experimentando la sociedad gallega. Así que decidieron que lo más adecuado para enmarcar aquella vista era un puente que pasara por encima de la cascada, permitiendo de este modo el agradable contraste visual de lo tradicional (representado por la cascada que está ahí desde tiempos inmemoriales) y lo moderno (representado por una mole de hormigón bonita a más no poder). Porque pensar que nadie se preocupó del impacto visual que podía tener dicho puente en una zona única de Galicia es demasiado retorcido… ¿No?