La isla de Cortegada es quizás la gran desconocida del Parque Nacional de las Islas Atlánticas, no sólo por pertenecer al archipiélago más pequeño de los que forman este parque, sino también porque el acceso público a esta isla es muy reciente. El año pasado la Xunta de Galicia pagó 1,8 millones de euros a una inmobiliaria por esta isla que había sido donada por los vecinos al rey Alfonso XIII en 1910 para la construcción de un palacio real de verano que nunca se llevó a cabo. Cortegada acabó en manos de la inmobiliaria que pretendía una construcción masiva que no prosperó gracias a las protestas populares.
- Casa con parladoiros, estructuras en las ventanas que los habitantes usaban para apoyarse mientras charlaban con los vecinos
Un siglo sin habitantes hizo que la isla presente una riqueza natural insustituible. En un kilómetro de largo por medio de ancho nos encontramos tres zonas de bosque claramente diferenciadas entre sí, cada una con su vegetación, colores, olores, luz, fauna, atmósfera y ambiente propios. Así, podemos ver una zona de caducifolias, formada en su mayoría por robles y castaños, una zona de eucaliptos, y el mayor bosque de laurel de Europa. Es realmente llamativo el cambio brusco que se produce al pasar de una zona a otra. También se ven pinos mansos y otras especies arbóreas como el cancereixo (Serval silvestre o capudre, Sorbus aucuparia).
- Cancereixo
Otro de los encantos de esta isla son los restos de la antigua aldea, hoy totalmente integrados en el paisaje, que albergan en su interior numerosas setas en algunos casos endémicas. Se puede observar la antigua capilla (utilizada durante una época como cocedero) y un cruceiro bastante peculiar por ser uno de los pocos que representan un Cristo sin barba.
- Bosque de laureles. Con 2,5 hectáreas es el más grande de Europa
Por cierto, hasta el treinta de Octubre (lo sé, no queda mucho tiempo…) está abierto el plazo para participar en un concurso de fotografía relacionado con las Islas Atlánticas.
- Capilla y cruceiro