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Cuando la Xunta de Galicia es la que quema el monte

Hasta el final de este mes de marzo de 2015, la Xunta de Galicia hará, en los montes de la Sierra del Barbanza, doce grandes quemas que arrasarán unas 120 hectáreas de matorral y casi todo lo que vive dentro. Estas mal llamadas “quemas controladas” suelen realizarse para satisfacer intereses particulares de ganaderos extensivos, con la creación de pastos en las zonas de calcinadas, o cinegéticos, obligando a los animales que se esconden en el matorral a desplazarse a lugares donde son más fáciles de cazar.

 

Operario provocando una quema con una antorcha de goteo. Las quemas controladas tienen parecidos efectos devastadores que las quemas ilegales

 El matorral, como los tojales, brezales, retamares…  no son una plaga que deba ser eliminada de forma sistemática con quemas para que después vayan a pastar allí las reses o para servir de combustible en una planta de biomasa. Son un riquísimo ecosistema, de gran importancia para el asentamiento y enriquecimiento del suelo, y principal lugar de refugio de multitud de especies animales.

Las quemas que hace la administración, al igual que cualquier otro incendio, provocan la muerte de muchísimos animales que no pueden escapar del fuego o que se meten en sus madrigueras, donde creen que van a estar a salvo, pero igualmente perecen abrasados o asfixiados por el humo. Asimismo, multitud de especies que comienzan ahora su ciclo reproductivo, y para ello dependen del matorral, ven destruído el lugar donde se sienten seguros para criar.

Imagen: el matorral, un riquísimo ecosistema al que la Xunta de Galicia no duda en destruir para favorecer intereses privados, principalmente ganaderos y cinegéticos.

El coste de cada una de estas quemas, que necesitan de la movilización docenas de personas y abundantes medios materiales, puede llegar a varios miles de euros de dinero público, superior, en muchas ocasiones, al precio en el mercado del ganado que pasta en esa zona (ver potros mostrencos a 40 euros). Ya no tendremos en cuenta el coste de subvencionar docenas y docenas de kilómetros de alambradas para alojar esas reses mostrencas, ni del hecho de que un colectivo en concreto se apropie, para su único beneficio, del uso de gran parte de la Sierra, en perjuicio de otros sectores económicos, como el turístico de naturaleza o el arqueológico, así como para el libre disfrute de la naturaleza por el resto de la ciudadanía.

Las zonas quemadas es fácil que sufran un fuerte deterioro derivado de la erosión causada por el viento y el agua. Este fenómeno se ve agravado por el hecho de que muchas de las quemas que está realizando la Xunta en el Barbanza son en zonas con fuerte pendiente. Cuando llueve, el agua arrastra monte abajo la tierra y la materia orgánica, dejando las piedras al descubierto.

 

Video: zona arrasada por el fuego, con cierre ganadero incluído, por la Xunta de Galicia en marzo de 2015 en la Sierra del Barbanza. La fuerte pendiente del lugar facilitará la erosión cuando lleguen las lluvias.

A veces se intenta justificar estas quemas presentándolas como remedio contra los incendios forestales. Que la Xunta incendie el matorral de forma masiva antes de que lo haga un delincuente no tiene mucho sentido. Para prevenir los incendios en Galicia hay otras medidas verdaderamente efectivas como evitar que ciertos sectores económicos puedan sacar provecho de los montes quemados, aumentar el control policial sobre determinados colectivos sospechosos de estar detrás de muchos fuegos, como ganaderos o cazadores, que curiosamente son los que también se benefician de estas “quemas controladas” (ver causantes de los incendios según el Ministerio de Medio Ambiente), o limitar la expansión de especies arbóreas altamente inflamables como pinos y eucaliptos, sustituyéndolas por especies autóctonas caducifolias, mucho más resistentes al avance del fuego.

Asociación Xuvenil para o Estudo da Natureza AXENA

Asociación animalista Vox Anima.

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