La situación de la población de chorlitejo patinegro, conocido en Galicia como píllara das dunas, es dramática. En este año 2014 se han intentado reproducir en las costas gallegas menos de 75 parejas y han salido adelante unos 40 pollos. La pérdida de nidos es altísima no siendo raro que en años con climatología adversa (que haga buen tiempo para los bañistas) pueda alcanzar hasta el 100% en algunas playas. Y podemos considerarnos afortunados. En la cornisa cantábrica, desde Asturias hasta Francia, esta asombrosa limícola no cría desde hace décadas. El chorlitejo patinegro tiene depredadores naturales como las cornejas que pueden comer sus huevos o los cernícalos, especialistas en zamparse un pollo de vez en cuando. Pero el responsable principal que ha llevado a esta especie al borde de la extinción en la franja atlántica-cantábrica es el ser humano. O las autoridades toman medidas urgentes o los últimos ejemplares de Charadrius alexandrinus en Galicia también serán historia.
El chorlitejo patinegro lleva miles de años criando sin problemas en las playas de Galicia. Los adultos presentan una alta filopatria por lo que suelen criar una y otra vez en las mismas playas. Normalmente ponen tres huevos encima de la arena que son incubados, durante unos 25 días, por ambos progenitores. A las pocas horas de nacer los pollos abandonan el nido y pasean por la orilla buscando alimento con sus padres. A la menor señal de peligro las crías se esconden en cualquier cavidad en la arena o tras cualquier planta o trozo de madera, esperando a que pase el peligro, tampoco es raro que corran a resguardarse a los jaulones que se ponen para proteger los nidos por lo que es importante no retirarlos hasta que los pollos puedan volar, al cabo de cuatro semanas. A veces los padres se hacen los heridos y corren delante del potencial depredador arrastrando el ala para distraer su atención. Todo esto fue efectivo durante miles de años. Pero en el siglo XX, con el urbanismo salvaje, la contaminación de las costas, el turismo masivo, la limpieza mecánica de los arenales y la alteración de las playas y sistemas dunares comenzó su declive.
Numerosas asociaciones en defensa de la naturaleza y otras personas preocupadas por el negro futuro del chorlitejo presionaron a la Xunta de Galicia para que adoptase medidas que evitasen la extinción de los últimos ejemplares en tierras gallegas. La insistencia tuvo sus frutos y en enero de 2014 se publicaba el Decreto 6/2014 por el que se aprueba el Plan de conservación del chorlitejo patinegro (ver documento). La cosa pintaba muy bonita, pero como veremos a continuación, una ley no vale nada si después no hay voluntad de hacerla cumplir.
Desde mayo a julio de 2014 miembros de esta asociación nos desplazamos hasta la playa de Aguieira, situada en el ayuntamiento coruñés de Porto do Son, para observar a los ejemplares nidificantes de píllara das dunas y pudimos comprobar que el Plan de conservación del chorlitejo patinegro en Galicia, a día de hoy, es poco más que papel mojado.
¿Cómo vas a proteger un nido si ni siquiera sabes donde está?
Los huevos de chorlitejo, muy parecidos a la arena, son muy difíciles de ver. Las puestas con frecuencia son en la primera linea de playa, aunque no es raro que también aniden en las dunas. Para evitar ser depredados por animales como las cornejas o para no ser aplastados por personas o maquinaria suele ser necesario protegerlas con unas grandes jaulas. Además se hace un perímetro de varios metros con estacas y cuerdas para las aves que están incubando tengan cierta intimidad y no abandonen el nido. El propio decreto de la Xunta señala la necesidad de este balizamiento temporal en zonas con elevada perturbación antrópica.
Lo normal sería que la Xunta de Galicia organizara equipos que se dedicaran a recorrer de forma sistemática, en época de reproducción, estas playas de cría para localizar a los nidos antes de que alguien los destruya. Como había sospechas de que no iba a ser así, en mayo de 2014, miembros de Axena recorrieron la playa de Aguieira localizando cuatro nidos de chorlitejo patinegro. Se llamó a varios teléfonos de la Consellería de Medio Ambiente sin que mostrasen mucho interés por la noticia. Unos días después, las predicciones meteorológicas señalaron la llegada del buen tiempo con lo cual esos nidos, de no ser protegidos de forma urgente, probablemente serían destruidos con la llegada masiva de turistas en el fin de semana. Desde Axena se volvieron a hacer numerosas llamadas a números de la Xunta alertando de la dramática situación para esos nidos, pero todo lo que se conseguía era pasar de un teléfono a otro. Al final, a través de la bióloga de la Universidad de Santiago de Compostela María Vidal Malde, una de las mayores especialistas de España en esta especie, se logró que dos técnicos de la Xunta, con muy buena voluntad, pusieran las protecciones a los nidos, solo dos días antes de la llegada en masa de bañistas. Al menos ahora los huevos tendrían posibilidades de eclosionar.
El sistema dunar está totalmente desprotegido
Lo más difícil en muchas ocasiones no es lograr que los huevos eclosionen sino que los pollos recién nacidos salgan adelante. Las crías huyen del nido a las pocas horas de nacer y aprovechan para alimentarse, junto con sus progenitores, en la orilla del mar, principalmente a primera hora de la mañana y última de la tarde, es decir, cuando no hay bañistas en la playa.
La playa de la Aguieira cuenta con un valiosísimo sistema dunar y una importante vegetación donde los pollos pueden ocultarse durante las horas de calor del día, esperando la marcha de los seres humanos (bañistas, kitesurfistas, paseantes en general…) para después acercarse al mar a comer. A veces, también aprovechan los jaulones y el perímetro de estacas para ir a refugiarse, por lo que es necesario no retirarlos de la playa hasta que los pollos vuelen.
El decreto de la Xunta señala que el tránsito a pie de las personas y animales domésticos por el cordón dunar de playas (como la de la Aguieira) deben hacerse por los corredores definidos de acceso. Las dunas de la playa de la Aguieira tienen una pasarela para transitar de la cual no debería salir ninguna persona, y no solo por los frágiles pollos de chorlitejo que allí se ocultan, sino también para no destruir su valiosísima fauna y flora. Pero no es así, todos los días de verano cientos de personas atraviesan las dunas por donde les viene en gana y ponen allí sus toallas y sombrillas.
Voluntad de la administración de hacer cumplir la ley no existe. En toda la playa no hay ni un solo cartel alertando de que está prohibido pasear o acostarse en la duna. Tampoco pasa ningún guarda avisando a los bañistas de que en la duna no se puede estar. Hay muchísima playa donde poner las toallas sin tener que hacerlo allí y por tanto no se perjudica para nada al turismo, al revés, los sitios que cuidan el entorno son más atractivos para los visitantes, de hecho, en playas del Archipiélago Balear no es raro ver balizadas las dunas con estacas y una cinta que evidencian que ahí no se puede entrar. En la Aguieira, y por las informaciones que nos llegan, también en otras muchas playas gallegas, no hay ningún interés de las autoridades de hacer respetar la protección legal de los sistemas dunares. De seguir así unos años más, no solo el chorlitejo patinegro, sino también la importantísima flora y fauna dunar estarán condenadas.
La ley no se hace cumplir
Una de las actividades que afectan a la cría de chorlitejo, sobre todo durante la incubación, es la práctica del kitesurf, ya que los deportistas arrastran sus cometas por la arena pudiendo destruir los nidos, por ello, durante la época de cría, está prohibido que los kitesurfistas entren y salgan del agua por las zonas donde suelen anidar los chorlitejos. Playas como las de Aguieira son suficientemente grandes como para no tener que hacer deporte justo donde están criando los animales pero en ocasiones esto no se respeta.
Tampoco está permitido que paseen perros sueltos por la playa en época de cría porque en muchas ocasiones se comen a los pollos de chorlitejo. Es necesario que se habiliten playas en todos los ayuntamientos costeros para que la gente pueda ir con sus mascotas a bañarse, pero no precisamente en las que hay aves silvestres criando en la arena. Asimismo, no es raro en arenales, como este de Aguieira, ver a personas paseando a caballo algo que está absolutamente prohibido por razones evidentes.
Para intentar prevenir estas actuaciones, las autoridades deberían hacer primero una campaña informativa en las playas de cría de chorlitejos. Siempre habrá personas incívicas, pero a la gran mayoría si se les explica, con carteles informativos, folletos,charlas… la razón por la que no se puede pisar la duna o, durante la época de cría, tener el perro suelto, pasear a caballo o entrar y salir con las cometas de kitesurf por zonas no adecuadas…, lo respetarán. Y en caso contrario habría que empezar a poner sanciones.
Conclusión
La Xunta de Galicia no puede aprobar un decreto de protección del chorlitejo patinegro y no tener ninguna intención de hacerlo cumplir. No pueden esperar a que sean particulares los que vayan por las playas buscando nidos porque esa tarea debería hacerla el personal de medio ambiente de forma organizada. No es admisible que un ciudadano llame a la Xunta avisando de la presencia de nidos de chorlitejo y que su protección dependa de la buena voluntad de la persona que te coge el teléfono porque no tiene ningún protocolo claro de actuación. No es aceptable que la protección de los sistemas dunares sea violada diariamente a las cuatro de la tarde por cientos de personas y que la Xunta haga la vista gorda y no ponga ni un triste cartel informativo o un perímetro con unas estacas y unos cordones alertando de que ahí no se debe pisar. No se puede permitir tanta desidia y falta de medios. Estamos llegando a un punto de no retorno, las últimas poblaciones de chorlitejo patinegro, desde Tui hasta la frontera con Francia, están todas en Galicia ya que en la cornisa cantábrica desaparecieron hace mucho tiempo. Eso es un honor pero también una responsabilidad muy grande y los políticos que nos gobiernan no están quedando a la altura.
Nota.- Todas las fotos de este artículo fueron realizadas en la playa de la Aguieira (Ayuntamiento de Porto do Son – A Coruña) entre los meses de mayo y julio de 2014.