Los Bloggers de Axena

La vida perra de una perra callejera

Hay gente que, cuando ya no les interesa su perro, bien porque se han aburrido, porque se ha quedado preñada, porque al nene ya no le hace tanta gracia como cuando lo pidió por Navidad, porque el animal ha enfermado y necesita cuidados veterinarios o porque ya no vale para cazar… lo abandonan sin la menor contemplación. Este es un hecho que se repite día tras día, año tras año… mientras las autoridades apenas hacen nada para evitarlo más allá de apelar a la buena conciencia.

A algunas de estas personas realmente les importa un pimiento la suerte del animal que ha convivido con él durante meses o años, lo abandonan y listo, sin ningún remordimiento. Otros, más “sensibles”, se lavan la conciencia pensando que ese perro que acaban de dejar tirado en una cuneta, encontrará otro hogar donde será feliz y comerá perdices. Por desgracia, esto casi nunca es así, muchos terminan en perreras donde, pasados unos días, son enviados al cielo de los perritos, unos pocos, especialmente si antes se dedicaban a la caza, llegan a adaptarse a la vida salvaje con lo que es probable que acaben tiroteados en un control de animales asilvestrados, y otros muchos, como la que a continuación les voy a relatar, finalizan su existencia debajo de las ruedas de un coche.

 

Perrita en avanzado estado de gestación, probablemente abandonada,  que fue atropellada en las cercanías de Porto do Son la madrugada del 10 de mayo de 2014. A unos metros de ella yacen los cuerpos de cuatro de sus crías que salieron despedidas de sus entrañas tras recibir el fortísimo impacto de un coche. La muerte en la carretera es el triste final de miles de perros abandonados.

 

El sábado, 10 de mayo de 2014, por la mañana, al pasar con mi vehículo por las inmediaciones del lugar de Loreto, cerquita de Porto do Son, me encontré con una de esas imágenes que sabes que no vas a olvidar. Al borde de la carretera yacía muerta una perrita, con el vientre totalmente destrozado. Con los ojos abiertos parecía mirar a sus cuatro cachorros que, también muertos, estaban alineados en fila india, separados 5 o 10 metros cada uno del siguiente, formando una escena propia de una película de terror.

Ante lo inexplicable de semejante carnicería, uno de los vecinos dio su versión de los hechos: esa madrugada del viernes al sábado, la perrita, que varios lugareños aseguran haber visto deambulando por la zona desde hacía días, fue atropellada por un coche y arrastrada durante decenas de metros. El impacto fue tal que la “cadeliña”, totalmente reventada, fue desprendiendo los cachorros que llevaba en sus entrañas a medida que era arrastrada por el vehículo. Esa era, a su parecer, la única hipótesis lógica que podía explicar lo ocurrido.

 

Uno de los cuatro cachorros que aparecieron muertos a escasos metros de la madre. Los cadáveres de los cinco perros permanecieron, desde la madrugada del viernes hasta el mediodía del domingo, tirados en el borde de la carretera hasta que fueron retirados por personal de mantenimiento de carreteras.

 

Aunque es poco probable que la perra estuviera microchipeada, se dio aviso a la Guardia Civil para que lo comprobaran y así poder localizar a los dueños. Personados los agentes, sacaron algunas fotos del lugar pero no pudieron verificar si la perra tenía microchip ya que la patrulla carecía del correspondiente lector, «el lector de microchip solo lo tiene el Seprona y están investigando las muertes de unas vacas», fue la respuesta del agente. Se dio entonces aviso a la policía local de Porto do Son, y la contestación fue la misma, no tenían lector de microchip. Esperemos que los Reyes Magos sean generosos y las próximas navidades traigan un lector de microchips a las fuerzas del orden.

 Allí se quedaron los cinco perros muertos durante todo el sábado hasta que fueron retirados, a mediodía del domingo, “por los servicios de mantenimiento de carreteras” señaló un policía municipal. El que nadie fuese a recoger los cuerpos que estuvieron durante día y medio a la vista de todos, unido al hecho de que el animal fue visto por varios vecinos, días antes, deambulando por el lugar, hace pensar que, casi con toda seguridad, fue un nuevo caso de abandono con trágico final para la perra y sus crías. Como tantas otras veces. Demasiadas…

 

En primer plano uno de los cachorros, unos metros más adelante en linea recta podemos distinguir la silueta negra de uno de sus hermanos, y al fondo, apenas perceptible, el cuerpo de su madre.

 

Es imprescindible que las autoridades empiecen a tomarse en serio el abandono de animales. Castigando duramente, no solo por delito de maltrato animal, sino también como atentado a la seguridad viaria y contra el medio ambiente, estos abandonos. Tampoco estaría de más dotar a las fuerzas del orden de unos mínimos medios personales (el número de efectivos con los que cuenta el Seprona en zonas como el Barbanza es ridículo) y materiales para la investigación de delitos contra los animales y la naturaleza. Y, por supuesto, controlar de forma sistemática y rigurosa que los perros de caza, abandonados de forma tan masiva que están llevando al colapso a las protectoras de animales de este país, tienen todos su correspondiente y homologado microchip, haciendo los controles de campo que sean necesarios. Siempre habrá gente que viole las normas pero al menos no hay que ponérselo tan fácil como hasta ahora. Esperemos que la muerte de esta perrita y sus cachorros no sea en vano. Los perros no votan, pero sufren. Nadie debería olvidarlo.

 

Salir de la versión móvil