El fascinante mundo de los caracoles: Sphincterochila candidissima

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Sphincterochila candidissima presenta un parecido excepcional con Sphincterochila baetica. A primera vista las diferencias son inapreciables, pero si nos adentramos un poco más en detalles peculiares lograremos diferenciarlas. S. candidissima presenta una abertura de la concha más amplia que S.baetica, no sólo eso, una pequeña callosidad en la abertura de S. candidissima terminará por confirmar a la especie, esta callosidas no aparece en S. baetica. A veces estos no son datos suficientes y un reconocimiento anatómico interno se hace necesario para discernir cual es cada una de ellas.

Sphinterochila candidissima

En nuestro caso todo fue más fácil. La confusión era poco probable porque se conoce que la zona es típica la presencia de S. candidissima, en concreto, el parque natural de » El valle y la sierra de Carrascoy». Fue hace un año, durante la preparación de una actividad infantil, y aunque en un principio, tuvimos un error de reconocimiento con el género Iberus, de sabios es rectificar a tiempo .Hicimos unas fotos en pleno periodo de actividad febril de la especie, porque enloquecidos tras una lluvia otoñal discurrian como zombis por todas las colinas.

sphincterochila puesta

Los he comparado con zombis porque no son comestibles y su baba hecha un olor nada apetecible. Son caracoles de climas muy áridos con escasez de lluvias y fuerte insolación.Viven en regiones subdesérticas con poca cobertura vegetal. Fuera de períodos de lluvias se quedan sobre el terreno sin buscar refugio entre la vegetación o las piedras como si hacen otras especies. Para defenderse de la insolación su concha es bastante gruesa y completamente blanca con lo que consiguen reflejar la radiación y que su cuerpo se mantenga a una temperatua adecuada.Por si esto fuera poco son capaces de cerrar la entrada con una membrana caliza denominada epifragma. Quedan aislados totalmente y evitan la pérdida de humedad.

sphincterochila candidissima

En este estado pueden resistir meses e incluso años hasta que las condiciones de humedad les permiten reactivar sus funciones vitales. Cuando vas por el monte y los ves a pleno sol parecen conchas de caracoles muertos y como si estuvieran calcinados por el sol (y es verdad que algunos lo son) pero otros estan vivos esperando que vengan tiempos mejores.

 

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