La legislación medioambiental es una gran maraña de Órdenes, Reales Decretos, Leyes y otros tipos de disposiciones que demuestran la importancia que tiene el medio ambiente. En la teoría todos los estamentos están muy comprometidos con la naturaleza porque es la imagen de moda entre políticos de todas las administraciones.
Pero la triste realidad es, que todas esas leyes son papel mojado, en la mayor parte de los casos.
En el caso que nos ocupa ahora es concretamente el asunto de los residuos. Ya en otro artículo comentábamos que en los alrededores de los puntos limpios de Boiro y A Pobra do Caramiñal existían vertidos incontrolados.
En aquella ocasión los responsables del consistorio Boirense declaraban estar hartos de que los operarios del ayuntamiento tengan que recoger los vertidos hallados, o al menos así es como lo leíamos en la prensa.
Sin embargo, este es un ejemplo de como en la política se usa el medio ambiente para hacerse buena prensa. Sus palabras muestran la indignación y sus acciones delatan el desprecio hacia la conservación del medio. Usando el refranero, este caso se resume con aquel de: «no mires la paja en el ojo ajeno, sino la viga en el tuyo propio».
En la maraña legislativa sobre medio ambiente existe una diferenciación entre residuos no peligrosos y los que si lo son. El ejemplo de residuos no peligrosos son los que podéis ver en el post sobre vertidos incontrolados. Y él de vertidos peligrosos son los de este artículo: Baterías, uralitas, aceites y combustibles.
Como podéis ver los depósitos de vehículos no son cosa de hace cuatro días. Ni tampoco algo que pase desapercibido ya que uno de ellos se encuentra en las proximidades del cuartel de la Guardia Civil por donde pasan a diario muchas personas. El otro si que se encuentra maliciosamente escondido en el polígono de Espiñeira. Ambos depósitos carecen de toda medida preventiva para evitar la contaminación a través de filtraciones de aceites, ácido sulfúrico de las baterías y otros contaminantes que tienen las conocidas planchas de uralita. Además en caso de incendio las consecuencias se agravan dado el combustible que contienen en su interior.
El desastre es difícil de contabilizar pero alrededor de 30 turismos y una «montaña» de motocicletas y ciclomotores se encuentran a la intemperie comidas por la maleza y medio enterradas. A parte de otra mucha basura considerada residuos no peligrosos. Todo ello contradiciendo un sin fin de normativas que regula que condiciones deben tener los depósitos de vehículos.
Tristemente, la primera autoridad encargada de velar y sancionar estas conductas tipificadas como infracciones graves es, en este caso, el propio infractor. Por este motivo hago un llamamiento: lectores de este blog ¿alguno conoce la solución o alguna idea para terminar con el cinismo en la clase política?