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El narciso de Peñas Blancas

Las primeras flores de la primavera  las podríamos definir sin esfuerzo como bellas ; romero, tomillo, gladiolos silvestres, compuestas, orquídeas… todas representan un festín para los sentidos. Con multitud de colores pueblan hasta vislumbrar líneas infinitas en el horizonte. No cabe duda, tienen una carga emocional muy elevada, no podemos olvidar que son el fruto de la paciencia y la espera tras una larga estación invernal.

Narcissus obsoletus, una maravilla de las sierras del prelitoral murciano

                                                 

Existen más flores, no todas explosionan en primavera y verano, las hay las llamadas flores de otoño. Quizás no nos muestren el brío y la apoteosis de los meses de marzo y abril, no podemos engañarnos, las flores de otoño son diferentes. En el decrecer de los días y el aumento de la oscuridad son pequeños destellos de color que contrastan con los opacos días de otoño. Pesamientos, mocos de pavo, crisantemos…todas ellas forman parte de nuestra cultura.

La protagonista de hoy es el narciso, flor otoñal, y de una belleza incomparable.Fué esta semana pasada en la sierra cartegenera de Peñas Blancas, Narcissus obsoletus, poblaba la cúspide de la conocida montaña blanca.La fotografió mi compañero José María y me las cedió, vaya mi fiel agradacimiento hacia él.

Planta bulbosa y de tallo erecto, Narcissus obsoletus se muestra como una verdadera flor otoñal.

                                                               

Peñas Blancas se sitúa en el municipio de Cartagena constituyendo la más alta cumbre de la comarca, sus paredes verticales nutren de vida a cientos de chovas piquirrojas, sostienen un importante ecosistema de plantas rupícolas y de aves asociadas a tan vertiginosa existencia; águila perdicera, halcón peregrino, águila real y búho real.

Pero su valor, tanto o más, lo cobra por la poesía que desprenden sus atardeceres. Cuando el poniente desgaja con rojos carmesíes sus paredes inmaculadas,el mar empequeñece y se vuelve mortal ante tal semejante hito de la madre naturaleza.

Sus paredes calizas de un inmaculado color invitan a la contemplación y la meditación.

                                                             

Si, repartida en los últimos días de Septiembre y a lo largo de las primeras semanas de Octubre podemos disfrutar de esta monocotiledónea de floración tardía. Se distribuye en la región de Murcia por el piso termomediterráneo y es a altitudes bajas y próxima al mar donde encuentra su mayor representación.La islas del mar Menor se tiñen de sus  pétalos blancos con la presencia del narciso otoñal. Tanto la primavera como el otoño son una muestra de pasión y belleza, cada uno a su manera.

 

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