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Cholo, de perro vagabundo a estrella de televisión

Decía la madre de Forrest Gump que la vida es como una caja de bombones y nunca sabes qué te va a tocar. Esto mismo debe pensar Cholo, un perro que en uno de esos giros que a veces da la fortuna pasó de vagabundo a estrella de televisión.

A Cholo lo abandonaron en Portosín hace unos 15 años. Ya no era un cachorro, estaba desnutrido y en su cuello lucía un profundo corte, seguramente sus antiguos dueños le habían puesto un collar demasiado apretado que le fue rebanando la carne.

Cholo un perro maltratado y abandonado al que finalmente le sonrió la fortuna. En la foto, en la puerta de la iglesia de Portosín a la que acude todos los días.

La mayoría de los perros abandonados no consiguen encontrar un hogar y acaban sus días en una perrera o aplastados bajo las ruedas de algún coche. Pero Cholo tenía un don especial, era sumamente sociable y recorría las terrazas de los bares y las puertas de las casas, moviendo el rabo a toda velocidad, mendigando un poco de comida. La fama de Cholo fue aumentando casi a la misma velocidad que su peso. Varias personas intentaron adoptarlo, pero el can era un espíritu libre y prefería pasear todo el día por la calle, pidiendo su ración de lomo en los bares y haciendo guardia en las puertas de las viviendas donde había hembras en celo.

Con el tiempo, una vecina, Luisa, consiguió que Cholo, al menos, pasase las noches en su casa. Por la mañana temprano Cholo se levantaba, y después de desayunar, salía a la calle, de ronda toda la jornada hasta las 11 o 12 de la noche que regresaba a la “pensión”, echaba un par de ladridos para que le abrieran la puerta y se iba a dormir. Un día a Cholo empezaron a salirle heridas por todo el cuerpo, después de analizarlo detenidamente, el diagnóstico del veterinario fue claro, “era alérgico a las pulgas”, ¡que ironía en un perro ex-callejero!!! Afortunadamente su mal se arregló fácilmente con un buen collar y pipetas antipulgas.

Cholo escucha atentamente el sermón del párroco.

Por esta época Cholo se aficionó a ir todos los días a la misa de las siete y media de la tarde. Unos dicen que sintió la llamada de la fe, otros que simplemente seguía a las personas que iban para la iglesia y él, que era tan sociable, las acompañaba. Lo cierto es que se acostaba en la puerta del templo y escuchaba con atención el sermón del cura guardando un respetuoso silencio.

Con esta foto Cholo ganó un concurso fotográfico que organizaba el diario La Razón. ¿El premio? 195 kilos de comida y un pasaporte a la fama

Un día viendo a Cholo salir del templo, le saqué una foto y la mandé a un concurso de mascotas que organizaba el diario La Razón. Como no podía ser de otro modo, nuestro amigo fue el ganador y recibió de premio 13 sacos de 15 kilos de galletas para perros (195 kilos en total) valoradas en 752 euros. Su casera, Luisa, guardó la comida, pero Cholo apenas la probó, le gustaba más el jamón york y el lomo asado que le daban por el pueblo.

Haber ganado el concurso fotográfico no solo le reportó un montón de aburridas galletas sino que fue el pasaporte para la fama. Unos días después, el diario La Voz de Galicia se hacía eco de la afición religiosa de Cholo. Posteriormente Televisión Española, Televisión de Galicia, Antena3, Tele5, … se acercaron a grabar a Cholo. Fue toda una revolución. De pronto Portosín, un pequeño pueblo pesquero que casi nadie sabía situar en el mapa, era conocido en todo el país gracias a un perro abandonado.

Era carnaval y mi perrita Choqui, una preciosa husky siberiano, estaba en celo. Cholo llevaba días en la puerta esperando a ver si “pillaba algo”. Le puse una peluca de indio y posó así de simpático.

Con el tiempo las aguas volvieron a su cauce. Se apagaron los focos mediáticos y Cholo siguió con lo suyo, es decir, tomando tapas por el pueblo, persiguiendo a las perras en celo y yendo a la misa de las siete y media. Actualmente Cholo, que debe estar acercándose a la veintena de años, ha cambiado de residencia, ya que la casa de Luisa queda un poco lejos de las terrazas de los bares que tanto le gustan y la edad no perdona, y ahora va a dormir al domicilio de María Elena, una de las vecinas que a diario le daba de comer. El sábado pasado me encontré con su nueva casera, le pregunté por Cholo y me dijo que como hacía mal día y llovía mucho no había ido a misa, “se comió el jamón york y se fue para la colchoneta”. Además, Cholo ya hace mucho tiempo que tiene el cielo ganado.

Al final Cholo, utilizando sus artes de seducción, consigue que Choqui le de un beso. Detrás de esos ojos burlones se esconde un auténtico Casanova

PD.- anteayer vi a Cholo acostado en la puerta de una casa que queda a casi un kilómetro de su pensión. Al acercarme a saludarlo me dice una señora, “tengo la perra en celo y Cholo hace tres días que no me sale de aquí”. Hay cosas que no cambiarán nunca.

Choqui

El pasado 18 de marzo, después de 14 maravillosos años, nos dejó Choqui, un ángel que me demostró que en este mundo la bondad sí existe. Siempre estarás en nuestro corazón. Un beso de tus papis cariño.

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