Los Bloggers de Axena

Los admirados prismas de basalto

Corría el año 1803, en el puerto de Acapulco desembarca una fragata española, de su tripulación destaca un hombre inquieto y dedicado en cuerpo y alma a la investigación, su nombre, el barón Alexander Von Humboldt. Es posible que no hayan oído hablar de él, es más probable que conozcan la corriente fría que descubrió en sus numerosas incursiones en el continente  americano, la que recibe su nombre, la corriente de Humboldt. Su obra muy prolífica -más de treinta volúmenes en unos tantos años- representa un cambio en la concepción que se tenía hasta entonces de la riqueza natural del nuevo mundo.

 

     Magnífica representación de lo que un día dejo boquiabierto a Alexander Van Humboldt.

Al referirnos al señor Humboldt no podemos eludir su faceta humanística, no solo daba a conocer sus descubrimientos científicos, Humboldt se preocupaba de la realidad social  importándole las condiciones de vida de los trabajadores que explotaban las minas coloniales. Muchas láminas dibujó durante su estancia en las Américas pero destacamos hoy, sobremanera, la que dejo abrumado y admirado a tan ilustre personaje, los prismas basálticos de México.

 

El área de los prismas se encuentra a cinco kilómetros al noreste de la población Huasca de Ocampo, en el estado de Hidalgo en México. Los prismas basálticos se formaron a partir del enfriamiento del magma expulsado  por los volcanes, con el tiempo este magma se transformó  en  rocas ígneas de basalto, con formas de prismas hexagonales.

Otras formaciones, como la torre Devil -montaña sagrada y venerada por las tribus indígenas de Norteamérica- son un claro ejemplo de esta formación geológica. La torre Devil se formó tras enfriarse el magma y dar lugar a una roca basáltica  -más dura que el cono de cenizas que lo rodeaba- quedo al descubierto en el transcurso de los siglos, debido a que dicho cono de cenizas desapareció por su menor consistencia respecto al basalto, dejando latente el aspecto de esta obra faraónica de Norteamérica.

México alberga este fenómeno geológico, único en el continente. De la tierra se levanta una incipiente muralla de más de 50 metros de altura constituida por imponentes prismas basálticos. Si cabe aun más, la cascada que deriva del agua perteneciente a la Presa de San Antonio se precipita por las columnas de basalto potenciando la imagen que sorprendió y dejo anonadado  al padre de la geografía moderna.

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