Los Bloggers de Axena

El terrible encuentro de la garza y el mújel

¡Qué fatalidad, tanto nadar para morir en la orilla!, debió pensar el pobre mújel (Chelon labrosus) mientras se revolvía en el lodo, después de ser capturado y sacado del agua por la garza real (Ardea cinerea), que astutamente lo esperaba en los canales que se forman en la ría durante la bajamar. Sus posibilidades de salir vivo de ésta eran pocas. Se estaba ahogando y aquella gigantesca ave no tenía ninguna intención de dejar escapar su cena.

No duró mucho la agonía, al poco rato sintió como aquel monstruo emplumado lo agarraba con el pico y lo elevaba del suelo. Intentó revolverse, pero fue inútil. La zancuda, con un hábil movimiento, metió la cabeza del pez en su boca y empezó a engullirlo. Lo último que se vio del  infortunado fue la cola moviéndose de lado a lado como queriendo despedirse: ¡adiós mundo cruel!

Para la garza fue un gran día. Llevaba horas esperando algo que echarse al pico y el sol ya estaba a punto de ocultarse. Cuando sus grandes ojos amarillos vieron al mújel no lo pensó ni un instante, y esta vez no falló. Ciertamente le costó un poco zamparse una presa que era más gruesa que su cuello, pero la flexibilidad de su garganta poco tiene que envidiar de la de una boa constrictor. Es más, la serpiente espera a que la presa esté muerta para tragársela, la garza no duda en comérsela vivita y coleando.

 

Salir de la versión móvil