Naica,un gigante de cristal

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Ufff, qué calor! Ésa fue mi elocuente expresión cuando el sol se cernía como un pajarraco rompiendo contra mi rostro.Y eso, que el amanecer presagiaba un día normal, pero cuando paseas por los barrancos del Humedal de Ajauque en una quincena de marzo, muy posiblemente te encuentras con esta circunstancia. Más si tenemos en cuenta que este era uno de esos días  de «poniente«.En la jerga cotidiana, este es el término empleado para describir el viento seco y caluroso que procede de las sierras de interior, donde previamente descarga su humedad y  va, posteriormente, elevando su temperatura al descender desde los más de 2000m de altitud del pico Revolcadores hasta los 100 metros de los llanos del Humedal. Un fenómeno parecido al efecto Foehn.

Cansado como estaba no lo dude y, a la sombra de una atalaya, paré a descansar en un saliente del terrero. Descansaba físicamente  pero mis sentidos palpaban y escudriñaban por sí algún insecto incauto se dejaba ver. Esta vez no encontré mi recompensa en el mundo animado de los artrópodos sino en el inerte mundo mineral, ya que un cristal de yeso llamado selenita se mostro a pocos metros y cometiendo un pecadito, me lo lleve a casa.

La selenita es una variedad del mineral yeso (sulfato de calcio hidratado, CaSO4·2H2O) en forma de cristales transparentes.

Selenita, la misma que forma los gigantescos cristales de las cuevas de Naica. Pero, ¿cómo es posible? Lo normal es que los cristales de selenita no midan más de unos centímetros de longitud. ¿Qué ha ocurrido en Naica? Mientras yo puedo rodear a mi cristal con la palma de la mano, los cristales de Naica tienen las dimensiones de 10 metros de altura y hasta 1 metro de ancho.La explicación es sencilla, el gran crecimiento de estos extraordinarios cristales se debe a la lentitud con la que han ido cristalizando.

Situada en la provincia mexicana de Chihuahua, la cueva de Naica es una de las grandes maravillas descubiertas en las últimas décadas, concretamente en el año 2000, cuando los trabajadores irrumpieron este santuario de megacritales de yeso.

Espero algun día visitar este lugar, y llevar conmigo mi pequeñocristal de selenita para ofrecerlo a esta magnámine belleza de la naturaleza.

2 Comentarios

  1. Si la caliza te empezaba a aburrir imagínate en una cueva de esas características. Por cierto no se te parece a «la fortaleza de la soledad» de Supermán. jejeje

  2. Bueno Javi, ya podriamos tener una de estas cerca de casa, como nos ibamos a divertir jeje.Es mas te digo, una cueva de caliza, una de granito y otra de formaciones de yeso y a cinco minutos de casa,,,eso si es vida jaja

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