Los Bloggers de Axena

Asesinos de lobos en el Barbanza

-… e o outro día, hai un mes, vin un lubicán… atrapado nuns alambres… estaba moribundo, aínda se removía se te acercabas… estaba sufrindo moito… –

Así, nos comentó un amigo este jueves pasado por la noche. Trampas! Lazos! Otra vez!, por desgracia, periódicamente nos encontramos o alguien nos cuenta este tipo de actividades dignas de los peores alimañeros. Le pedimos las indicaciones pertinentes y al día siguiente fuimos a la zona a investigar el asunto. El mapa dibujado en aquella servilleta de bar hecho a prisa y corriendo, nos condujo directamente al lugar. Recorrimos algo más de 1 km por aquel camino, periférico a una finca alambrada para vacas, mirando todos los pasos de animales entre los matorrales. Sin embargo, no encontramos nada. Llamamos por telefóno a nuestro informador. Quizás no estuvieramos en el sitio correcto…  Nos confirmó que el sitio era correcto, que era un «lubicán» (híbrido entre perro y lobo) como el de la foto del periódico (ver), que no recordaba muy bien… «a la izquierda del camino, bajando… -A la izquierda? A la izquierda hay una alambrada, estaba allí…?
-No sé no me acuerdo.. fue hace un mes.. espera que cojo la moto y voy para allá…»

Foto del «Lubicán» de Agustín Pérez.

Esto nos dio una buena pista: es muy, muy complicado saber por donde pasa un animal exactamente, además hay cientos de caminos en el monte que se cruzan y entrecruzan… pero ponerles lazos en la alambrad,a eso ya era otra cosa…

Unos metros hacia el Este de nuestra posición apareció un pino tirado, medio seco, en el suelo de la alambrada; nos  acercamos y allí había un lazo corredizo de acero trenzado. Habían levantado ligeramente la alambrada para así dejar  el hueco suficiente para que un animal pueda pasar pero que al intentarlo se quede irremediablemente atrapado por el lazo. El mecanismo es simple, un extremo del lazo lo ataron a una cruceta del pino, y éste a su vez también enganchado en la alambrada. En el otro extremo del cable de acero hay preparado un lazo corredizo entre la alambrada y el suelo. Una auténtica trampa mortal.

Vista general del lazo colocado para el lobo. Fijaros en la alambrada levantada en el paso del camino, y el tronco de pino al lado en la base de la alambrada.

La técnica del lazo aquí utilizada: consiste en un cable de acero trenzado con un nudo corredizo que se cierra rápidamente ante cualquier tirón, agarrando así al animal que nada puede hacer para soltarse, ya que cuanto más tire más lo ahorca el lazo de acero.

Así que lo habíamos encontrado, habíamos estado buscando los lazos en el lado incorrecto. Y lo que es más, haciendo memoria nos dimos cuenta que había más pinos tirados en la alambrada… volvimos sobre nuestros pasos… aquella alambrada, que parecía inofensiva, con la única utilidad de cerrar el ganado, se estaba convirtiendo en una terrible trampa para los animales salvajes de la zona, ya que los lazos son una técnica de trampeo «no selectivo», es decir, que muchas otras especies, no sólo la que es objetivo, pueden verse afectadas.

Ya íbamos en el noveno lazo, cuando un olor nauseabundo salió del suelo. Un olor muy característico, aquí le llamamos «mortiso», es decir algo muerto de varios días… nos temimos lo peor. Miramos el suelo donde estaba colocado aquel lazo. Quizás más brillante que otros… En el suelo aparecieron unos pelos, finos, largos y con colores oscuros y claros. Perro o lobo. Unos metros por debajo de aquel lazo, en un terraplén, más pelo, un buen cacho arrancado de piel y pelo.

El olor era muy potente, no podía sólo venir de ese cacho de pelo, el animal completo tenía que estar por allí cerca. Miramos a la izquierda de nuestra posición. Y allí estaba, la cabeza y una pata asomaban por encima de un pino cortado.

Vista general del cadáver del lobo, enganchado con el alambre al pino. Nótese como en la cadera falta la piel, ahí es donde el lazo apretó, y para intentar librarse del acero de tanto tirar acabó levantandose toda la piel y el pelaje.

Tenía alambre y cuerda rodeando esa pata y también en el tronco donde comienzan las patas traseras. Era un lobo ibérico, sin lugar a dudas, mostraba esas manchas exclusivas de la especie: oscuras y longitudinales en las patas anteriores. Además hay que decir que era una loba.
No había muerto hace mucho, menos de una semana, el estado de putrefacción aún no estaba demasiado avanzado. La loba se enganchó en el lazo cuando quiso cruzar, justo al intentar pasar las patas posteriores, el lazo se cerró y ya no la soltó. El animal debió de estar luchando durante horas, incluso días, para soltarse del terrible acero que le apretaba la barriga, de ahí que en esa zona perdiera el pelo de tanto tirar para librarse. No lo consiguió. Murió de hambre y extenuación. Los asesinos lo recogieron, y lo apartaron contra un lado de ese terraplén con alambre, pinos y todo.

Nos fuimos de allí. Llegó nuestro informante. Le enseñamos el lobo muerto. No, ése no era el que él había visto. El suyo se encontraba más arriba, y era un lubicán, como el de aquella foto del periódico. Aquello iba de mal en peor. Entonces había otro animal muerto en la zona por los lazos. Nos fuimos al lugar donde él recordaba que tenía que estar el animal. No encontramos pistas por ningún lado que nos dieran información al respecto, algo se nos estaba escapando… Llamamos al SEPRONA para informarles del asunto y nos fuimos de allí.
Al día siguiente volvimos con el SEPRONA y los Agentes de Medioambiente de la Xunta, vieron los lazos y el lobo, y efectivamente nos confirmaron que el trampeo con lazos y el lobo muerto indicaban un serio delito.

Agentes del SEPRONA y Medioambientales de la Xunta estudiando el suceso.

Pero ahí no concluyó el asunto, uno de los agentes, nos comentó que él había visto donde un jabalí había quedado atrapado por un lazo. Toda la zona donde el animal estuvo forcejeando hasta la extenuación había quedado sin una brizna de hierba, todos los matorrales destrozados… Había una zona así en todo aquello que habíamos rastreado!, donde nuestro amigo nos marcara el lugar donde vió al lubicán. Hasta allí nos fuimos, los agentes comenzaron a rastrear ese perímetro. Efectivamente, olía mal, había manchas oscuras en el suelo, la vegetación revuelta, signos en los pinos de rozaduras e incluso una vara de eucalipto mordida. Allí parecía que había estado un animal luchando por soltarse de un lazo.
Por encima de esa zona, en el camino, un compañero comentó que olía muy mal allí, y el viento venía de arriba… Así que fuimos para allí corriendo, efectivamente unos metros más arriba estaba el supuesto «lubicán», su estado de descomposiciónera mucho más avanzado que el del lobo. Parecía coincidir con las fechas que nos comentó nuestro informante. El supuesto lubicán era un macho en este caso.

Vista general del cadáver del supuesto «lubicán». Nótese también la falta de pelaje en el torso debido al lazo, como en el caso anterior.

Detalle del cadáver del supuesto «lubicán».

Esperamos que el levantamiento de los cadáveres y los análisis genéticos que se realizarán en estos días siguientes nos saquen de dudas de si es o no un lubicán.

La crueldad no acaba aquí, y es que ya volviendo para el coche, a uno de los agentes le llamó la atención unas marcas en la base de un joven pino. Nos acercamos, otra vez el mismo patrón que el anterior, vegetación destrozada, y restos oscuros en el suelo. Estos ya muy muy secos. Unos metros más abajo aparecía el cadáver de otro cánido, en este caso, ya solamente los restos de los huesos y la piel seca. Otro más. Seguro que de hace más de un mes, imposible identificar la especie a simple vista. De nuevo tendremos que esperar a los análisis moleculares para saber a qué especie pertenecen. Fueron retirados 25 lazos  procedentes del perímetro de la finca. Teniendo en cuenta que cada lazo tenía más de 3 m, en esa finca se utilizaron más de 75 m de cable de acero trenzado con la única intención de matar lobos y/o perros.

En este post he tratado de realizar un breve resumen de los principales hechos más relevantes y la investigación realizada durante los tres últimos días, pretendiendo compartir con vosotros esta desagradable experiencia. No es la primera vez que nos encontramos con lazos en el monte, pero nunca con una situación de semejante crueldad. Desde luego, no nos agrada tener que compartir estas imágenes e información, pero es una realidad que se debe conocer y que sucede en los montes del Barbanza y de otros lugares de Galicia y España. Un problema social y medioambiental, al que se le debe poner solución con el esfuerzo de todos, principalmente de los diferentes colectivos y sectores implicados. Y desde luego, es nuestra responsabilidad evitar cuanto antes más actos de tortura como los que hoy tenemos el disgusto de describir. Ahora mismo estamos trabajando en un corto documental con imágenes grabadas durante estos días para aumentar la información y divulgación del problema. En cuanto podamos lo publicaremos aquí.

Ya para finalizar, debemos expresar que estamos muy satisfechos con el trabajo de las autoridades competentes así que les agradecemos desde AXENA la labor del SEPRONA de la Guardia Civil y de los Axentes Facultativos Medioambientais do Servizo de Conservación da Natureza, Conselleria Medioambiente Territorio e Infraestructuras da Xunta de Galicia por su esfuerzo y dedicación en este asunto. Gracias también a nuestro «informante» por andar por estos peligrosos montes con los ojos bien abiertos.

Ya aprovechando la ocasión, también pedir ayuda y colaboración al resto de instituciones, autoridades competentes que puedan estar implicadas en este proceso y a la sociedad civil para erradicar esta lacra de nuestra sociedad.

Es una auténtica vergüenza que estos hechos aquí descritos aún hoy en día sigan sucediendo.

Si quieres más información sobre el status de conservación y problemática del lobo ibérico, en loboiberico.com encontraréis muchísima documentación.

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