Los Bloggers de Axena

La Selva en Casa:Es aceptable engañar con la excusa de divulgar?

Después de bastante tiempo sin escribir ninguna entrada, vuelvo con un tema recurrente en mí, la crítica a los engaños no justificados con la excusa de la divulgación. Este problema aparece en todos los medios, pero generalmente es más frecuente en televisión.

Hace ya algún tiempo tuvimos que sufrir la decepción de un programa que estaba llamado a ser un referente sobre la naturaleza gallega, pero cuya calidad tanto de información como de conocimientos fue horrible. Basándose, como de costumbre, en la teórica falta de conocimientos del espectador trataron de convencernos de que el gamo albino era un típico exponente de la fauna de Ancares, o que una especie cuyo límite de distribución se encuentra a 500 km de Galicia había sido encontrada en nuestro territorio.

El año pasado sufrimos la llegada de un nuevo formato de documental a medio camino entre GH, Salvame, y El Hombre y la Tierra; caracterizado por la facilidad de su protagonista para bajar santos y manosear animales. Este programa recibió bastantes criticas.

Para no extenderme os remito a los comentarios de un bloguero:

«Frank de la Jungla» es un bochornoso programa que se emite en la cuatro los domingos a las 21:30. Por si alguien no sabe de que va, sale un tío haciendo el payaso con serpientes y sabandijas varias que se «encuentra» por las selvas del sudeste asiático. Hasta ahí bien, la tele es así de pésima, el problema viene cuando se dice que es herpetólogo. Un herpetólogo trataría de desmitificar el exagerado miedo que la gente tiene hacía estos animales, este tío en mi opinión lo fomenta. Si de algo estoy seguro es de que este naco no ha abierto un libro de anfibios y reptiles en su vida. Al grano, el resto de programas los he tolerado con mejor o peor humor, pero lo de anoche fue verdaderamente indignante…
http://play.cuatro.com/on-line/#/frank-de-la-jungla/ver/programa-7-3
Por si no teneís tiempo o no os apetece verlo, os lo comento un poco…
Nada más comenzar el programa, va caminando en pleno día y escuchan el canto de un búho. El tío, que debe tener un sentido especial para localizar búhos escondidos en sus agujeros, trepa sin dudar por un tronco y saca a pelo un ejemplar de Autillo de la Sonda Otus lempiji. Se ve que este experto naturalista no conoce el nombre de la especie (lo cual es de agradecer, pues dada la educación que gasta no se hubiera cortado en hacer comentarios escatológicos al respecto) y lo denomina «Búho Cornudo» porque tal y como nos muestra, tiene cuernos. Lo más curioso de todo esto es que el búho que se escuchaba cantar al comienzo era un Bubo virginianus, especie americana que al parecer es capaz de divagar hasta Tailandia.
No acaba ahí la cosa, tras un buen rato diciendo y haciendo bobadas descubre una curiosa especie de «cuervo» posada en una rama. Es tal la pericia de Frank de la jungla, que con la gracilidad de una ardilla se encarama al árbol donde se encuentra el «cuervo». Tal es su sigilo que logra capturarlo a mano, con intención de mostrarlo a cámara. No se cansa de explicarnos que se trata de una especie de cuervo, pequeño y muy bonito, negro y amarillo, pero lo cierto es que eso es una oropéndola como la copa de un pino, Oriolus chinensis (Oropéndola China para ser exactos). Ya he dicho antes que no creía que este señor había abierto un libro de anfibios y reptiles en su vida, lo retiro, quería decir un libro.
Más tarde repite la hazaña con una Cotorra de Nicobar Psittacula caniceps, es curiosa la torpeza de las aves asiáticas a la hora de volar, así como la maña de este aguerrido explorador. Una pena que en un plano la cotorra extienda un ala y muestre a la cámara sus rémiges recortadas. Lo que es realmente asombroso es que una cotorra endémica de una isla del océano indico, aparezca en los bosques tailandeses como si nada. Qué patético!
Los desaguisados no se limitan a las aves, no, también se encuentran una terrible cobra escupidora (Naja siamensis creo), a la cual no se la ve escupir en ningún momento (buscar en youtube si quereís ver como escupe una cobra escupidora) por mucho que este tío haga el paripé. Lo cojonudo una vez más, es que esta cobra al igual que las demás que ha sacado anteriormente (ya hubo un programa de cobras), tiene la escama rostral en carne viva, totalmente rozada, como si hubiese estado encerrada y hubiera tratado de salir de su jaula, caja, o lo que sea… que cosa más rara.
Como colofón final nos muestran un mercadillo ilegal de especies protegidas, en el que aparecen entre otras cosas una familia entera de Otus lempiji ¿lo comprarían ahí? o un Abejaruco Barbarroja que según dice este gran entendido se alimenta de nectar (a ver si se enteran los apicultores). Allí, la tensión se hace patente, los malvados traficantes comienzan a persiguirles y tienen que huir rápidamente. ¿os lo creeís? visto lo visto yo no!
Qué verguenza, me parece un insulto, una burla a la inteligencia de los espectadores ¿cómo puede la gente tragarse esto?
Un abrazo!!!
P.D: ¿Qué porqué lo veo? pues única y exclusivamente porque salen bichos.


Bien, pues pese a ello recibió un premio «a la innovación o a la calidad televisiva». Y para premiarnos a los espectadores ahora tenemos que sufrir las andanzas por España de este personaje. El equipo ahora incluye una mujer, que sufre igual que sus compañeros los excesos verbales del «experto».

Solo llevamos tres programas, pero claro, esto no es la selva y aquí las carencias se notan bastante. Nuevamente no me voy a extender, y os pongo algunos fragmentos de la carta que ha enviado la Asociación Herpetológica Española a Cuatro, a la productora y a los medios de comunicación:

Desde el día 25/12/2011 el canal de televisión Cuatro emite un nuevo programa titulado “La Selva en Casa”. A juzgar por los dos episodios emitidos hasta el momento, este programa ignora cualquier finalidad educativa ya que, hasta donde se ha podido comprobar, no presenta una estructura clara ni responde a una temática concreta, pareciendo ser una amalgama de imágenes grabadas en distintas localidades de nuestra geografía. Además, la información sobre nuestra fauna es extremadamente escasa (con lo que recae todo el protagonismo sobre el presentador) y, lo que es más grave, errónea en algunos casos. Afirmaciones como que la especie Vipera seoanei se encuentra fundamentalmente en Cantabria (cuando se distribuye por toda la Cordillera Cantábrica, Galicia y oeste de Zamora, alcanzando incluso el noroeste de Navarra) y habita cuevas (cuando ocupa una gran variedad de medios arbustivos), que el urodelo Salamandra salamandra “echa bebés chiquititos” (ignorando por completo las poblaciones ovovivíparas, cuyas larvas sí sufren el proceso de metamorfosis), vive en rocas pegadas a ríos o estanques (cuando su capacidad de dispersión es notable) y es tratada por los agricultores “como si fueran princesas” (cuando tradicionalmente tanto los agricultores como los pastores han matado con saña tanto a las larvas como a los adultos de S. salamandra por considerarlos venenosos), que se puede identificar una especie de víbora por cómo ataca, que una subespecie de víbora es “víbora seoanei que vive en una cueva”, que las serpientes “ven, oyen y todo por la lengua” (cuando sólo es exclusivamente un órgano quimiorreceptor), que las víboras “van por lo que es el calor” (aún aceptando que esta afirmación pueda tener base, pierde toda la razón cuando lo que se está haciendo es acosar un ejemplar con la empuñadura de un gancho para manipular ofidios), que las serpientes dislocan la mandíbula para ingerir sus presas (ignorando por completo las complejas modificaciones que ha sufrido el cráneo y la mandíbula de los ofidios a lo largo de su historia evolutiva) o que los dientes de las víboras se mueven alternativamente de manera independiente son sólo algunos ejemplos de esos casos de información errónea que se pueden encontrar en los dos episodios de “La Selva en Casa” emitidos hasta la fecha y que, por inocentes que puedan parecer, tienen graves consecuencias al confundir a los espectadores y al contribuir a fijar mitos en la sociedad.
Aunque sería una ingenuidad asumir que los programas sobre la naturaleza se graban directamente en el medio natural sin ninguna manipulación, ello no exime que las especies o los comportamientos objetos de la grabación correspondan a especies presentes en el área geográfica donde el programa se localiza o a comportamientos que se puedan encontrar en la naturaleza. En este sentido, el programa “La Selva en Casa” representa un fraude al espectador, ya que en el segundo episodio emitido se intenta describir algunas características de la víbora hocicuda, Vipera latastei, especie distribuida por casi toda la Península Ibérica (excepto en su extremo septentrional) y norte de África, cuando las imágenes muestran un ejemplar (macho, no hembra, como dice el presentador) de víbora cornuda, Vipera ammodytes, distribuida desde el sur de Austria y noreste de Italia hasta los Balcanes y claramente diferenciable de V. latastei por presentar un apéndice sobre el hocico dirigido hacia delante y formado por más de siete escamas apicales. Junto a la evidente falta de ética que el uso de una especie no autóctona representa y la confusión que ello supone para el espectador, la grabación de un ejemplar de V. ammodytes plantea otras cuestiones: ¿fue el ejemplar objeto de venta legal o ilegal?; ¿cuál es su estado sanitario? (aspecto importante para evitar la transmisión de enfermedades infecciosas); ¿cuenta el equipo responsable del programa con las autorizaciones correspondientes para la posesión y manipulación de una especie exótica y venenosa? Estos aspectos redundan en la falta de ética y de responsabilidad hacia el entorno de la que hace gala el equipo responsable del programa.


Bien, cualquiera de nosotros que haya colaborado en cualquier programa o documental sabe que es difícil que no haya un cierto grado de teatralización. Pero en cualquier caso, la información debe ser verídica y contrastada, no una mezcla de mitos y creencias personales, que solo contribuyen a empeorar el conocimiento del gran público sobre un grupo de animales ya de por si habitualmente maltratados.

Desgraciadamente mucho me temo que semana a semana seguiremos sufriendo nuevos atentados a nuestra sensibilidad e inteligencia..

Y por desgracia tampoco parece que la autocritica se encuentre entre las virtudes del personaje.

 

 

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