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Reintroducción del halcón peregrino en la ciudad de Granada (I)

Según el censo de rapaces ibéricas elaborado en 2008 por el Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino y la Sociedad Española de Ornitología, la última pareja de halcones peregrinos crió en la ciudad Granada en el año 2001, concretamente en la torre de la Catedral. Tras varios años considerando la reintroducción (y haber echado una mano como voluntario en el hacking de reintroducción del quebrantahuesos en Andalucía) decidí presentar un proyecto a la delegación de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en Granada con este objetivo. Para su elaboración busqué información y asesoramiento y lo encontré en los proyectos de reintroducción para esta especie de Barcelona (Thalassia Estudis Ambientals S.L. y Eduard Durany), Madrid (Rapaces Ralora) y Córdoba (Campus Universitario de Rabanales y el profesor Alberto J. Redondo), personas con las que tengo una deuda de gratitud. Para saber más sobre materiales para la construcción de la caja-nido fuí a parar a la web de Axena y quiero agradecerle a Xurxo su apoyo y su ayuda.

Darro en unos de sus primeros vuelos, al fondo la vega de Granada.

Todos los proyectos de reintroducción consultados se basan en el comportamiento condicionado de los halcones, similar a otras muchas aves, que les impulsa a quedarse a vivir cerca de donde nacieron, es el denominado instinto filopátrico. La técnica usada para aprovechar este instinto se llama «hacking» o crianza campestre y proviene de la cetrería. En el hacking es imprescindible utilizar pollos muy jóvenes, que aún no vuelen. Al parecer, las aves rapaces, pertenecientes todas ellas a la categoría de nidícolas (nacen desvalidas y necesitan tiempo para crecer, desarrollarse e interactuar con el mundo que las rodea), empiezan a “tomar conciencia” de su lugar de nacimiento en los días cercanos al momento de sus primeros vuelos ya que hasta entonces han pasado su corta existencia en un nido situado bien en la repisa en un acantilado (halcón peregrino, águila real, perdicera, quebrantahuesos, etc) o en un árbol (azor, gavilán, alcotán, águila imperial, calzada, culebrera, etc) con una visibilidad de su entorno monótona y limitada en muchas ocasiones. En el hacking los pollos no volantones (pero con capacidad de despedazar la comida por sí mismos), se instalan en un emplazamiento adecuado (caja-nido en el caso de los halcones) y se les alimenta sin que se percaten de la presencia humana para no influir en su comportamiento posterior (impronta, para no asociar al hombre con la fuente de comida). Una vez que son capaces de volar se siguen alimentando hasta que, mejorando su técnica de vuelo y guiados por su instinto, comienzan a cazar y poco a poco se van independizando de su, para ellos, desconocido tutor humano.

La puesta en marcha del proyecto, que para tener mayores probabilidades de éxito, necesita ser continuado durante otros 2 ó 3 años con la liberación de más ejemplares, ha sido posible gracias a la colaboración de Rafael Martín, criador profesional de halcones de Granada, y que donó los 2 pollos de halcón peregrino (Falco peregrinus brookei) que nacieron en sus instalaciones así como buena parte de la comida que éstos consumieron en la primera fase de desarrollo.

En los siguientes posts continuaré contando la experiencia y resultados obtenidos durante este primer año del proyecto de reintroducción del halcón peregrino en la ciudad de Granada con el objetivo de ayudar a cualquier persona o asociación que se decida a poner en marcha un proyecto de este tipo. Después del diario del hacking, expondré una serie de sugerencias de alimentación, manejo y condiciones del edificio del hacking y de la caja-nido de tal manera que sabiendo el porqué de estas actuaciones, el lector pueda decidir cuando conviene alterarlas.

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