Habitantes de la superficie: Las mareas rojas

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El término «marea roja» se atribuye coloquialmente a una proliferación masiva de ciertas algas microscópicas que forman parte del fitoplancton. Este fitoplancton se encuentra de manera natural a lo largo de nuestras costas. Frente a  ciertas condiciones ambientales, algunas especies se reproducen rápidamente, concentrándose y formando lo que se conoce como «bloom». Los blooms están provocados mayoritariamente por unas microalgas unicelulares particulares conocidas como dinoflagelados. Pero, ni todos los dinoflagelados son tóxicos, ni todos los tóxicos son rojos.  Por ello, los científicos preferimos designar como «blooms de algas nocivas» a las proliferaciones de microalgas tóxicas. El término «marea roja» incluye erróneamente proliferaciones que colorean el agua pero no son tóxicas y, asimismo, excluye blooms de algas incoloras potencialmente perjudiciales.

Bloom  de Noctiluca scintillans en New Zeland Autor: M. Godfrey

 

Las células de fitoplancton son pequeñas máquinas fotosintéticas en miniatura, provistas de todas las moléculas necesarias para captar energía lumínica que  transforman en energía metabólica. Son algunos de estos pigmentos, como los carotenoides, que participan indirectamente en la fotosíntesis los que aportan una coloración distinguible a la célula, pero sólo en algunas especies. Cuando se concentran millones de ellas, pueden llegar a ser perfectamente visibles, variando su coloración en función de las especies, formando desde blooms rojizos a verdes ó azulados. No obstante, son necesarias determinadas condiciones para que las células de fitoplancton que forman los blooms proliferen y se concentren.

Para que se forme un bloom es necesario que se mantengan ciertas condiciones ambientales de temperatura, salinidad y nutrientes. El fitoplancton está compuesto por organismos que carecen de la suficiente capacidad  de movimiento como para desplazarse  contra corriente, lo que implica que su dispersión está frecuentemente condicionado por las corrientes oceánicas en el medio marino. Por ello, para que se forme el bloom, es preciso un ambiente de aguas relativamente someras. Además, hay grupos de fitoplancton que sólo crecen en estas condiciones.  Los dinoflagelados, importante grupo de microalgas algunos de los cuales con la capacidad de producir toxinas, requieren aguas tranquilas para su crecimiento. Para dar sustento a un gran número de células también es necesaria una alta concentración de nutrientes, siendo sobre todo el nitrógeno y el fósforo los que limitan el crecimiento.

Alexandrium catenella, dinoflagelado causante de  mareas rojas nocivas en el Pacífico, Autor: Jan Rines

Algunos dinoflagelados, además de formar blooms, son capaces de producir luz.  Sus proliferaciones se convierten entonces en una basta extensión luminosa a lo largo de la superficie. Un género luminiscente destacado, y que además podemos ver en nuestras costas, es Noctiluca. Noctiluca scintillans puede congregarse en millones de células que ofrecen un auténtico espectáculo nocturno. Este dinoflagelado no es tóxico, aunque grandes proliferaciones pueden ocasionar efectos nocivos secundarios como la insuficiencia de oxígeno disuelto para otros organismos.

Acumulación de Noctiluca scintillans en costas australianas Autor: Phil Hart

Marea roja, por tanto, no debe de ser un término asociado exclusivamente a toxicidad. La toxicidad es provocada por la acumulación de compuestos tóxicos en dinoflagelados mayoritariamente, pero también en diatomeas. Dinoflagelados y diatomeas son organismos microscópicos que proliferan ante determinadas condiciones. La producción de compuestos tóxicos por parte de estos organismos todavía no se ha dilucidado. Cierto es que no siempre los producen e, igual que su proliferación, la síntesis de toxinas podría estar asociada a determinados factores ambientales.

Los impactos sobre el ecosistema son diversos. Grandes proliferaciones en zonas como estuarios o marismas pueden provocar descensos importantes del oxígeno disuelto, no estando disponible para el resto de organismos. Asimismo, las altas densidades de células acumuladas en superficie pueden ocasionar la reducción de entrada de luz  hacia aguas más profundas, afectando a las comunidades fotosintéticas residentes. El consumo de células tóxicas puede afectar directamente a los organismos que se alimentan de fitoplancton. En 1987 se documentó la muerte de decenas de ballenas jorobadas, como consecuencia de un bloom de algas nocivas en la costa pacífica estadounidense. Otros organismos que se alimentan de fitoplancton, como los moluscos bivalvos, no son tan susceptibles a las toxinas que algunos géneros pueden producir. No obstante, suelen acumularse éstas en su organismo y convertirse en una fuente de intoxicación para los consumidores de estos moluscos. En nuestras costas, los cultivos de bivalvos son los más susceptibles a sufrir una intoxicación. Actualmente en nuestro país no existen medidas paliativas frente a la proliferación de blooms tóxicos. Únicamente se detiene la recogida y comercialización de las especies intoxicadas de bivalvos  y se someten a cuarentena los posibles lotes afectados. En EEUU se han realizado algunos intentos para mitigar las mareas tóxicas, como la liberación en superficie de arcillas que provoca la precipitación de las algas nocivas.

Mecanismo de mitigación de mareas tóxica mediante dispersión de arcillas, Autor: Jack Cook, WHOI Graphic Services

 

 

 

 

 

7 Comentarios

  1. Muy bueno el post!! y ad+ al menos pa nuestras costas, muy de actualidad ya q tanto el mes pasado como esta semana siguen cerrados distintos polígonos por mareas rojas!! Me ha encantado la foto de la costa australiana, q pasada!!!! ;)

  2. Gracias Yol! Encontrar un remedio contra estos episodios en nuestras costas resultaría de gran beneficio pero, hasta donde yo sé, no es nada sencillo. Hay que seguir investigando en este campo, de una manera prudente y respetuosa

  3. Ya te digo Calamardo! Pero sin ir más lejos, en nuestras costas se puede ver este fenómeno de biolumiscencia, provocado por otra Noctiluca. Yo nunca he tenido la oportunidad, pero la época más propensa es primavera-verano. A echarse al mar!!

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