Aguilucho cenizo (III): una complicada y enorme colonia

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Tras el éxito de haber encontrado un nido de aguilucho como comenté en el post anterior, había que seguir la racha. Ese descenso de la hembra hasta 2-3 metros del suelo, y luego un aterrizaje en vertical, poniendo las alas como si fuera un paracaídas, extendiendo al máximo la cola y descolgando las patas, eran una señal inequívoca de que aterrizaba en un nido, con harta delicadeza para no dañar los huevos o a sus polluelos.

Al fondo del trigal distinguimos de nuevo un comportamiento de vuelo parecido. A paso rápido nos dirigimos hacia allí y recorrimos los 300 metros que nos separaban de esa zona. Entramos en el trigal, la hembra volvió a levantarse de en medio del trigo al notar nuestra presencia. Pero había allí otro bicho. Otro aguilucho. Saco los prismáticos, un pollo volandero!! Sólo le quedaban unos restos de plumón en la cabeza! La madre se dirigió unos cincuenta metros hacia el oeste, para posarse con mucha delicadeza, allí parecía que estaba otro de sus hermanos. Nos acercamos hacia el pollo volandero y ya saltó con gran agilidad para volar unas decenas de metros y volver a echarse en el trigal. Efectivamente, allí estaba el nido. Ése era el más retrasado de los hermanos.

Acabábamos de ver una aguilucha incubando, y en cambio otra pareja ya tenía a los pollos volanderos?? Menudas diferencias! Otra cosa que me estaba dejando perplejo. En Galicia, los peregrinos, los azores o los ratoneros, van como relojes. Me explico: una vez que conoces una pareja, si el año anterior ha puesto sobre el 15 de marzo, pues para el año siguiente es más o menos lo mismo dos días arriba o abajo, y entre parejas pues diferencias de como mucho 2 semanas típicamente. Pero no diferencias de más de 45 días!!!! Estos bichos siguen dejándome absolutamente asombrado.

Pollo volandero de aguilucho cenizo en el nido que encontró Paola. Aún se pueden observar los últimos restos de plumón en la parte superior de la cabeza. Ya así emplumado puede saltar y volar unos cuantos metros para volver a posarse en el trigal a salvo de cualquier peligro.

Pero mi asombro no quedaba ahí. Desde ese lugar teníamos acceso a un pequeño valle del trigal que desde la parte de arriba no se puede observar. Allí mismo otra hembra descendió sobre el trigal con esa forma característica. Otro nido! Volvimos al camino y nos fuimos en esa dirección. Allí una gran sorpresa nos esperaba. Tres preciosos pollos de unos 6 días nos miraban con asombro y susto. Apretados los unos contra los otros parecían un amasijo de algodón.

Vista general de un nido de aguilucho cenizo con pollos con una semana de vida.

Primer plano de los pollos de aguilucho cenizo, ya desde pequeños tienen un instinto muy desarrollado, abren la boca para así parecer más agresivos... y tratar de asustar a cualquier amenaza…

Entre los pollos hay diferencias de tamaño muy sustanciales, más exagerado que en cualquiera de otras aves rapaces que he observado. Éste es un primer plano del más pequeño de los tres hermanos.


Éste es el mayor de los hermanos, sabiéndose en peligro, muestra un «display» amenazantes, abre la boca para así amedrentar a sus posibles enemigos. Es fácilmente apreciable un buche considerable, los padres hacía poco que habían cebado y bien cebado estos pollos.

La forma de estos pollos también me llamó la atención. Son muy estirados y con muy poco plumón, la piel rosada se aprecia perfectamente. Quizás el poco plumón sea para refrescarse en las cálidas tardes de junio? Pero, eso mismo no lo quemará vivos? Era otra de mis múltiples dudas sobre esta especie…

Efectivamente ese trigal era un colonia en toda regla. No había ningún tipo de señal que indicara que esa zona se encontraba bajo el Programa de Conservación del Aguilucho Cenizo de la Junta de Andalucía. Antonio, un pastor de cabras de la llanura de la Uve me había comentado que el año pasado hubo biólogos marcando nidos en los trigales cerca de Trebujena. Pero en este de Rota no se observaba nada. El trigo estaba ya seco, y el refrán dice que: «en junio la hoz en el puño…«, así que las segadoras no tardarían en pasar por allí…

El problema era urgente y acuciante: había al menos unos 10 adultos revoloteando por la zona, o sea que había que encontrar rápidamente el resto de nidos de la zona, y además contactar con la gente del programa de conservación para que realizaran las tareas de protección que fueran necesarias… Continuará…

PD: La realización de esta serie de posts sobre el aguilucho cenizo se ha realizado gracias a la colaboración del departamento de Biodiversidad de Cádiz de la Junta de Andalucía durante el programa de conservación de esta especie. Desde aquí agradecer públicamente, el esfuerzo y tesón de Jaime Nieto y del resto de compañeros para la protección y conservación de esta ave rapaz, joya auténtica de la fauna ibérica.

2 Comentarios

  1. Gracias, este es una de toda la serie de aguiluchos que seguiremos escribiendo a partir de septiembre con los resultados y el trabajo de conservación que se realizó este junio aquí en cádiz.

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