Los Bloggers de Axena

Halcón peregrino en el Barbanza ¡otra vez!

Toda historia tiene su principio y para mí el principio de ésta, se remonta a la primavera de 2008. Ese año, a causa del mal tiempo, una de las parejas de halcón peregrino de la zona, perdió su nidada. El lugar donde habían realizado la puesta se inundó e incubar los huevos se convirtió en una misión tristemente imposible.

Al año siguiente y con la amenaza de una primavera lluviosa, se colocó una caja nido para intentar evitar que el mal tiempo acabase, otra vez, con la nidada de esta pareja. Aunque la caja no fue rechazada, la pareja de halcones encontró una curiosa manera de utilizarla que mantuvo en vilo al equipo de vigilancia, hasta que, felizmente, ese año sí, eclosionaron los huevos.

En 2010 me incorporé de manera “oficial” a Axena. Compartiendo a ratos la vigilancia de los nidos, pude aprender un poco más sobre estos animales. Ese año, y ya más acostumbrados a la caja nido, la puesta fue realizada dentro de la caja y de nuevo la nidada salió adelante con éxito.

Apretando una vuelta más la tuerca, Javi intentó algo completamente nuevo. Al amparo de la noche, utilizando “sofisticadas” técnicas de camuflaje, armado con una cámara y sobre todo, con mucho respeto hacia los halcones y su territorio, llegó a donde ningún Axena había llegado antes, muy muy cerca del halcón peregrino. Nos regaló el post Halcón peregrino en el Barbanza y fue pionero en la utilización de técnicas de camuflaje, que luego evolucionaron y se aplicaron también con éxito, como el coche hyde de Xurxo o la versión de Manuel ;)

Hembra de peregrino aportando una presa al pollo de este año.

Ya este año, pudimos observar a los halcones peregrinos desde principios de marzo. Esperando ansiosos que llegara el momento de la puesta y perdimos el sueño después, por saber la suerte que correrían los huevos…

Aprovechando lo aprendido de años anteriores, con la cabeza a punto de estallar para retener todos los consejos recibidos de Javi, Xurxo y Rubén, tratando de recordar la experiencia de Javi, que ante mi insistencia me contó, no una, sino mil veces, con infinita paciencia, este año, soy yo el que camina en la noche. Solo mis pasos y los latidos de mi corazón rompen la quietud del bosque.

En la primera visita, no son los nervios la emoción predominante, sino el miedo. Avisado del expolio de un nido cercano de peregrino y otro de azor, temo por los huevos. Cuando por fin llego al lugar, desde el que puedo ver la caja nido, me llevo una gran alegría, no es un huevo el que descansa en el nido, sino ¡un pollo de pocos días!, al menos en este nido, la vigilancia ha servido de algo y aunque este año solo hay un pollo, no puedo contener mi alegría mientras en silencio abandono los dominios del halcón. La alegría no dura mucho, pues los pollos pueden ser expoliados también. Una semana después, es Javi el que regresa satisfecho con buenas noticias, las cosas marchan bien y el pollo parece sano.

Pollo con 2 y 3 semanas de desarrollo.

Es de madrugada otra vez y aunque el camino me es conocido, los nervios no me abandonan. Cuando llego a nuestro escondite, los nervios son sustituidos por la curiosidad, el joven peregrino tiene ya más de tres semanas, ¿Cuánto habrá cambiado? Javi dice que era una bola de plumón. La noche aún es oscura y mi curiosidad debe esperar a que salga el sol.

Pollo con 4 semanas de desarrollo.

El pequeño halcón ha cambiado mucho en estos días, ya tiene muchas plumas. El cambio no es sólo de aspecto, ahora es mucho más activo, abandona la caja nido con frecuencia y se pasea por la repisa que la rodea. De vez en cuando ¡hasta ejercita las alas!

Dice el refrán que no hay dos sin tres y también que a la tercera va la vencida, así que cargado de optimismo, una vez más, emprendo el camino nocturno al escondite. Ha pasado ya más de un mes desde la primera vez que vi al pollo de halcón, en mi última visita las plumas asomaban bajo el plumón y creo que puedo imaginarme su aspecto, pero habrá que esperar al sol para desvelar ese misterio. La luz me demuestra que no podía estar más equivocado, ya no hay ningún pollo, lo que ven mis ojos es ya un halcón, joven sí, pero más halcón ya que pollo, solo unos minúsculos restos de plumón delatan que se trata del mismo al que pude ver en anteriores visitas.

Pollo de entre 5 y 6 semanas de desarrollo.

Es más grande y mucho más activo, no para de ejercitar las alas y ante mi atónita mirada, emprende el vuelo…, bueno, más que volar salta con las alas extendidas pero …  ¡seguro que no tarda en saltar del nido!

La guinda a este seguimiento la puso la madre, llegó de repente a la cornisa con el desayuno, lo preparó con mimo para su hijo, llegando a dárselo en la boca cuando el “pequeño” no se mostraba muy colaborador.

La hembra capturó una paloma y la llevó entera hasta el nido.

En mis primeras visitas, me llamó la atención, que los padres no aportaran las presas enteras al nido, aparecían de repente con la presa limpia. Conforme el pollo se hace mayor, el desplume y limpieza de la presa, tienen lugar delante del pollo.  Esas lecciones de anatomía, lo preparan para escoger las mejores partes de la presa y desechar aquellas pobres en alimento o incluso perjudiciales.

Por tercera vez recojo todo y consigo desaparecer sin que me detecten y por tercera vez vuelvo a casa con una sonrisa que tardará en desaparecer.

La hembra entrega una porción «seleccionada» y «limpia» del pecho de la paloma al hambriento pollo.

Hoy el pollo ya vuela, y este año y en este nido de peregrino la historia tiene final feliz, desgraciadamente conozco también la historia de otros nidos (os la contaremos en otros posts) con un final más bien negro y no a causa del mal tiempo. ¿Qué final tendrá esta historia el año que viene?

Agradecer a todos los Axena y también a Roger, Fran y Santa, el trabajo realizado por la conservación de estas aves y también sus enseñanzas, sin las cuales, nunca habría podido vivir una experiencia como ésta, ¡ni compartirla con vosotros!


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