Los Bloggers de Axena

Hormigas, el poder secreto de la naturaleza

Cuando era pequeño uno de los animales que más me fascinaba eran las hormigas. Cada vez que me topaba con un hormiguero me maravillaba observándolas. Cómo se desplazaban siguiendo sus rutas de cientos de ellas perfectamente alineadas saliendo y entrando en el hormiguero, formando lo que parecían diminutas carreteras de doble sentido. Muchas veces era una de estas rutas lo que me encontraba y tenía que seguirla pacientemente en un sentido u otro para encontrar la ubicación de la colonia. Además de observarlas como mero espectador, muchas veces me dedicaba a ponerlas a prueba poniéndolas en dificultades para ver cómo reaccionaban. Para ello me dedicaba a colocar obstáculos, a romper las hileras para crear el caos, o a separar algún individuo para ver si era capaz de volver a unirse con sus compañeras. A pesar del caos aparente que se formaba en ese momento, las hormigas siempre eran capaces de reorganizarse y volver a su rutina ordenada. Otras veces me entretenía echando otros insectos o cualquier cosa que pudiera servirles de alimento, para observar cómo con trabajo duro y coordinado eran capaces de llevarse a su guarida pesos mucho más grandes que ellas. ¡Y lo que ya era increíble era cuando me encontraba un hormiguero de hormigas rojas! Con su túmulo indicando la posición del hormiguero y esas enormes hormigas mucho más fáciles de ver, con hileras menos evidentes y con mucha mala leche (Si tenías la desgracia de que consiguieran encontrar un fragmento de tu piel al descubierto te mordían doblando el cuerpo y apoyando las patas de modo que te quedaba claro de que lo hacían con todas sus fuerzas…)

Fotografía de Alex Wild

Una vez me encontré un hormiguero que se había formado dentro de un tubo semienterrado, y se me ocurrió que si vaciaba el contenido del tubo en un frasco de cristal casi seguro que la reina estaría también atrapada y por lo tanto quizás el hormiguero se recostruía e iba adelante. Así que me puse manos a la obra vaciando el tubo cuidadosamente en el frasco más grande que encontré, formando en un momento una mezcla de tierra y hormigas de aspecto tan caótico, que en ese momento me pareció que mi idea no iba a funcionar del todo bien. De todas maneras puse una media vieja atada con una goma a modo de tapa que evitara que se escaparan y les permitiera respirar y me fui para cama sin mucha convicción de que aquello fuera adelante. Como mucho me esperaba que tardaran varios días en volver a montar su hormiguero y tampoco estaba muy seguro de que fuera así, ya que me supuse que las bajas en el proceso habían sido importantes. Pero al día siguiente me quedé atónito al ver que a través del cristal se veían numerosas galerías, y el conjunto general mostraba un aspecto de total normalidad con hormigas en continuo y ordenado movimiento. Desde aquel día me dediqué durante unas cuantas semanas a echarles de comer y en aquel frasco mi hormiguero iba viento en popa. ¡Era un lujo poder observar lo que se escondía bajo la superficie del hormiguero! El fin de mi experimento llegó el día que consiguieron hacer un pequeño orificio en la media-tapa. Aquella tarde al llegar a casa vi hileras de hormigas explorando mi habitación como si de cualquier prado o bosque se tratara. Por supuesto a mi madre no le hizo mucha ilusión aquello (por no decir que fue la gota que colmó el vaso), y me tuve que deshacer de mi frasco de hormigas.

El caso es que el otro día llegó a mi un vídeo de unos tíos que rellenaban un hormiguero con cemento a presión, de modo que al solidificar les permitía retirar la tierra de alrededor dejando al descubierto la estructura de las galerías y cámaras de la colonia. Y lo que había allí debajo era increíble: una enorme metrópolis de miles de cámaras y galerías comunicadas entre sí (podéis ver una captura de pantalla en la siguiente imagen), llegando a los ocho metros de profundidad. Para que os hagáis una idea del tinglado que había allí debajo, necesitaron tres días metiendo cemento hasta llegar a las diez toneladas para rellenar todas las galerías de la colonia.

Indagando por mi cuenta me enteré de que dicho vídeo era parte de un documental titulado Hormigas, el poder secreto de la naturaleza, en el que el profesor Bert Holldobler muestra el fascinante mundo de estos pequeños animales. En este documental se nos enseñan detalles que muestras cómo estos animales son una de las maravillas de la naturaleza: una hormiga levanta hasta 100 veces su propio peso, ¡Colgada boca abajo de un cristal! En los bosques de Europa las hormigas consumen más carne que cualquier otro grupo de carnívoros. Sus sociedades incluyen conductas de pastoreo, cultivando áfidos como los humanos criamos ovejas o vacas. Y mil detalles más que hacen que el documental merezca la pena (el uso que le dan a la resina de los árboles, sus otros cultivos, los modos de comunicación que hacen que el hormiguero funcione como un todo…).

Os dejo a continuación el documental completo (como ya dije muy recomendable y dura algo menos de una hora, así que para este fin de semana puede ser un pequeño pasatiempo) y por si a alguien le apetece ver sólo la parte del hormiguero que dejan al descubierto deciros que es a partir del minuto 46 más o menos.

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