Desde luego uno de los insectos más conocidos del mundo. La mantis religiosa, con esa forma de depredador cruel y agresivo que tan famosa la ha hecho… y que no le suele traer buenos resultados. La ignorancia hace pensar que son animales peligrosos para el hombre, pero nada más lejos de la realidad, son bastante menos peligrosos que un mosquito, o cualquier avispa o abeja. Y ya sabemos cómo suelen acabar los animales considerados «peligrosos»…
Mantis religiosa en su postura típica, como si estuviera rezando un rosario.
Esta mantis no corrió la misma suerte. Por el centro donde trabajo, vi un pequeño revuelo de gente mirando hacia el suelo, y no, no era por dinero, este ejemplar se había salido de la hierba en donde se camufla con gran facilidad para darse una vuelta por el cemento y el asfalto del edificio. Allí en la Ctra. de Sanlúcar al Puerto de Santa María, aunque parezca que hay poca cosa, siempre te puedes sorprender con lo que puede aparecer. Y claro, ahí es un blanco fácil de todas las miradas.
Detalle de la cabeza de la mantis, la mayor parte del espacio es ocupado por unos enormes ojos compuestos, que les valen para detectar las presas en medio de la maleza y poder calcular el ataque más preciso.
Tras una ligera discusión, me lo llevé a una caja de cartón, y de allí a su liberación. Pero antes de liberarla, me tomé en recompensa una interesante sesión de fotos con fondo cuasi-blanco en la pared de allí al lado.
La verdad es una pena que por desconocimiento se persiga a todo tipo de bichos a nuestros ojos «poco agraciados» o con una leyenda negra a sus espaldas. Cada uno cumple su función. Arañas, mantis y demás controlando la población de insectos, que en ausencia de ellos se dispara.