Los Bloggers de Axena

Ruta de la Devesa de Nimo

En los límites del Barbanza hay una ruta preciosa, que se puede hacer con facilidad en su totalidad o en tramos. Según el tiempo que cada cual tenga.
Hay un tramo muy transitado por los pescadores, pero por donde la senda continúa, la más bonita a mi gusto, no se encuentra nunca a nadie.
Para quienes nos leen fuera de Galicia, hay que explicar que una Devesa, no es lo mismo que una Dehesa. Se trata de un bosque autóctono en la ladera de un monte, su principal característica es la inclinación. En algunos casos suave, en otros de fuerte pendiente, que suele acabar en un río.
En éste caso nos encontraremos paseando a orillas del río Tambre. Estrabón nombra en su «Geografías» a los Supertamarici y los Celtici Praestamarici, primitivos habitantes del Barbanza que vivían a orillas del río «Tamaris» o «Tamariz» . «Tamaris» es un nombre de río que se encuentra en otras zonas donde se establecieron tribus celtas, especialmente en las Islas Británicas donde el río Tamar que sirve de frontera entre Inglaterra y Cornualles proviene de igual raíz, así como el río Támesis cuya base es también la misma.
Cuento ésto, porque una de las cosas que más me preocupa cuando hago una ruta, es la poca «literatura» que hay sobre cosas que son realmente importantes. Por ejemplo hay a lo largo del paseo, la posibilidad de ver las pesqueras de lampreas y aunque hay una caseta con la explicación, la llave está en manos del hotel que está cerrado la mitad del año. Hay información de la fauna que se puede encontrar, pero nada de la flora.
Y mucho menos se hace mención de las preciosas ruinas que hay frente a la presa, las ruinas del Eremitorio de San Gregorio.
Ésta ruta tiene todo para ser un atractivo turístico local y para visitantes de fuera, sin embargo, sólo nos cruzamos con tres personas…y eran ingleses.
La ruta se puede comenzar en Noia o se puede ir en coche hasta la entrada de la Represa, allí se deja el coche y es un agradable paseo de unos 8 km.
Al llegar vemos el edificio central fue proyectado por el arquitecto gallego Antonio Palacios en 1932. El parque que rodea el edificio está muy cuidado, y alli se puede merendar en calma a la sombra.

Al llegar el sol se filtraba por las ramas frondosas


El río corría veloz allá abajo.

Luego de dejar atrás el refugio de pescadores y la charca de las ranas, uno se introduce en el bosque. Se puede seguir la senda o ir bajando hacia el río por los caminos entre árboles y piedras.

Los saltos del río se suceden

Aparece entonces una enorme pared rocosa, por la que ruedan caminitos de agua. A lo lejos emerge la devesa, aun cubierta en nieblas, la sombra era tal que daba la sensación de que el día era otro.

Es una ruta para hacer en silencio. Para oir el agua cantar que cae a la derecha o que rueda allá abajo.

Para sentir el musgo en los pies.

Y en las manos…


Al pasar éste árbol precioso, empieza toda una zona de piedras, estamos a poco de llegar a la desembocadura del Nimo.

Al cruzar el río, a la derecha estan las ruinas, en Capítulo 0 pueden leer sobre la historia del lugar y ver las fotos.


Al regresar es inevitable girar la cabeza para ver como la Devesa emerge de entre las nubes, mientras el sol le ilumina.
He de volver en otoño y en primavera, solo para ddisfrutar del arcoiris de colores de sus hojas.

Por si este post le inspira a alguien para ir, aquí la ubicación. Que disfruten!

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