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¿Cómo hacen los pulpos y las sepias para cambiar de color?

Realizando la serie de Mar por dentro, entre los bichos más sorprendentes que nos encontramos están los pulpos y las sepias. Entre otras muchas cosas, es increíble la capacidad de camuflaje que tienen: resulta espectacular ver cómo se mueven intentando adaptarse a lo que los rodea, y cómo al sentirse descubiertos transforman el color y la forma de la piel para parecer lo más amenazadores posible.

Sepia camuflándose en la arena. Entre la primera imágen y la segunda hay tan solo un instante

¿Pero cómo consiguen esto? Lo primero que hace falta es un sistema visual capaz de asimilar rápidamente el entorno y enviar la señal rápidamente para que produzca el patrón adecuado que te camufle lo mejor posible. Además, para cambiar de color poseen una serie de órganos que actúan en conjunto. Los más conocidos son los cromatóforos. Estos órganos, que se encuentran justo bajo la piel poseen en su interior un compartimento lleno de pigmentos, el sáculo citoelástico (traducción libre del inglés), al cuál van unidos entre 15 y 25 músculos. Cuando los músculos se contraen estiran el compartimento con los pigmentos, de modo que estos ocupan una mayor superficie y crean «parches» con los que fabrican distintos patrones. A diferencia de otros animales, en los pulpos y las sepias cada cromatóforo está directamente controlado neuronalmente. Esto permite que mientras un cromatóforo está activado, el que está inmediatamente al lado no, lo que permite que estos animales creen patrones muy complejos de camuflaje.

Esquema de un cromatóforo (modificado de la página del Tree of life web project)

La rapidez con la que estos animales son capaces de activar y desactivar los cromatóforos hace que sean capaces de crear «ondas» a lo largo del cuerpo que utilizan para intimidar a adversarios o cuando van a cazar.

Otro tipo de órganos son los iridióforos. Éstos se encuentran en la capa inferior a los cromatóforos. Los iridióforos son apilamientos de láminas de aspecto metálico, con las que se obtienen colores plateados y dorados, así como verdes y azules metálicos a base de reflejar la luz. Estos órganos los utilizan por ejemplo para ocultar los ojos. Son más comunes en las sepias, y sólo algunas especies de pulpos los poseen.

Por debajo de los iridióforos se encuentran los leucóforos, que son la última capa de células. Los leucóforos son células aplanadas y alargadas que dispersan y reflejan la luz. El truco está en que los leucóforos van a reflejar la principal longitud de onda que haya en ese momento. Así, si la luz que predomina es azul éstos se verán azules, si es blanca blancos, etc.

Esquema de un leucóforo (modificado de la página del Tree of life web project)

La gran capacidad de camuflaje viene de la actuación conjunta de estos mecanismos, además de otra capacidad de estos animales: la de alterar la morfología de la piel adaptando su textura a aquello que los rodea. El camuflaje más activo viene de los cromatóforos, que como ya dije son controlados de manera muy rápida. También los iridióforos son capaces de cambiar su color, aunque estos cambios son provocados por hormonas, por lo que son más lentos.

Pulpo desplazándose e integrándose entre las algas

Sepia camuflada con el entorno

Pulpo perfectamente camuflado en las rocas

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