Eso es lo que se le debió de ocurrir a Richart Sowa, un ecologista británico que con mucho ingenio, paciencia y tiempo libre se costruyó una isla en un lago cercano a Puerto Aventuras, en Méjico. La historia se inicia en el año 1998, cuando comenzó a costruirse la isla, a base de rellenar redes con botellas de plástico vacías haciendo de este modo flotadores que unió a una estructura de bambú y contrachapado (para elló utilizó unas 250.000 botellas). A continuación hizo el suelo de la isla a base de arena y diversas plantas, llegando a construirse su propio manglar para mantener una temperatura óptima en su isla. Para vivir se construyó una casa de dos pisos con un baño en el que fabricaba compost y un horno solar.
Vista subacuática de las redes llenas de botellas
Pero en el 2005 la isla se vio dañada por culpa de un huracán, y Rishi decidió construir una nueva isla en Isla Mujeres, también en Méjico. Para esta nueva isla contó con la ayuda de voluntarios gracias a una red social que montó.
A continuación os dejo una foto de cada una de las dos islas, y uno de los muchos vídeos que circulan sobre el tema:
