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Fotografía de Invierno

escarcha
Foto Kenneth G. Libbrecht- Los macros de escarcha suelen prodigarse en ésta época

El invierno está aquí a la vuelta y muchas veces tememos que ésta sea una época de pocas fotos, pero no es así.
Es cierto que ya no tenemos los dorados del otoño ni la fiesta de colores de la primavera, pero cambiando la mirada, podemos descubrir maravillas.
Las heladas, la lluvia, el viento, la escasez de luz, la nieve y sus reflejos pueden ser centros de nuestros disparos y darnos la posibilidad de crear imágenes diferentes.
Pero para perderse por bosques y caminos es necesaria una serie de precauciones.
A todo el mundo inmediatamente le viene a la mente su equipo fotográfico, pero en realidad lo primero a cuidar somos nosotros mismos.
Es necesario equiparnos correctamente, con calzado impermeable, ropa cómoda y si es posible aislante (tipo gore-tex). Rompevientos y orejeras suenan a veces como no necesarios, pero después de una hora quietos en la hierba para intentar captar una toma, descubrimos que es tiempo más que suficientes para quedar entumecidos y más centrados en el frío que en lo que queremos retratar. Es conveniente que la cazadora elegida tenga espacio como para proteger la cámara, ya sea en un bolsillo o en el interior.
Los dedos suelen entumecerse y dejarnos completamente torpes a la hora de manejar los comandos de la cámara, en estos casos no vale de nada comprar gruesos y caros guantes, lo mejor es uno de esos finos de algodón y por si acaso llevar las manos dentro de unas manoplas rápidas de quitar. Hay quien prefiere los guantes sin puntas, pero el efecto de frío llega igual.
Es muy importante que al equipo no le llegue la humedad de la niebla, la lluvia o la nieve.
Las gotas y copos pueden arruinar la lente y la condensación de la niebla suele no solo hacernos perder una imagen sino también afectar sensores y mecanismos internos. Principalmente autofocus y comandos. La condensación se produce como consecuencia del enfriamiento de la humedad sobre una superficie fría. Para evitar eso es conveniente tener una buena bolsa o mochila con protección aislante, tanto de la temperatura como de la humedad y tener siempre toallitas secas (las de gafas son perfectas) dentro de alguna cajita o estuche seco, para limpiar la lente de vez en cuando. Aunque es una tarea a realizar con sumo cuidado, mirando que en la superficie húmeda no haya ninguna impureza que raye el cristal.
La condensación es más rápida si cambiamos la cámara bruscamente de ambiente, exterior-coche-interior de habitación, con calefacción alta. Si aparece condensación lo mejor es esperar a que seque por si solo el equipo o acelerar el proceso envolviendo la cámara con alguna tela absorbente (estilo un polar o toalla de monte)

Utilizando el parasol, no solo protegemos la imagen de luces parásitas que en inviernos suelen aparecer en la nieve y la helada, sino también protegemos la lente de gotas y copos de nieve.
Existen también diferentes aislantes de goma o silicona que salvaguardan la cámara, el equipo completo o los objetivos.
Ya el año pasado hablamos de un “chubasquero de cámara” que funciona de maravillas en días de lluvia.
Las pilas y baterías son otro elemento a proteger. Sabido es que el frío acorta el rendimiento de ambas, más de las primeras que de las segundas, así que es recomendable llevar cargas extras o recambios suficientes. Ya se sabe, basta que no tengas batería para que la foto perfecta pase por delante.
Algunos consejos para mejorar el rendimiento: utilizar pilas de litio en lugar de alcalinas (en lo posible recargables), tirar más de enfoque manual que de autofocus, apagar la cámara entre foto y foto y guardarla en su estuche.
Estos pequeños gestos nos permitirán disfrutar de fotografiar en una época que podría ser de secano y que en realidad es muy rica.

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