Sierra de O Invernadoiro a análisis.

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El parque natural de la Sierra de O Invernadoiro, se encuentra en el margen sudeste del Macizo Central Orensano. Se extiende por las tierras que vierten sus aguas a los ríos de Ribeira Grande y Ribeira Pequeña, ríos que a su vez alimentan el embalse de As Portas. El mejor acceso a la zona es entrando por el pueblo de Campobecerros, al que se accede desde Verín, pero antes de venir a conocer este lugar se debe formalizar un permiso con el Servicio de Conservación de la Naturaleza llamando al 988386376.

serra do invernadero

Tanto por el alto valor ecológico del parque natural, como por la inmensa cantidad de incendios provocados en la zona (sólo durante los 4 días que estuve pude ver 3 o 4 incendios intencionados) y por la caza, el parque y su entorno es un lugar muy vigilado, tanto por la Guardia Civil, por los guardas del parque y por los demás equipos de vigilancia de montes.

El parque está dividido en tres zonas con diferente grado de protección.  La zona más alta, que es la zona de reserva integral, la zona de media montaña denominada de protección especial, y la zona de uso público restringido, que es la que puede visitar todo el que quiera con su debido permiso, y donde transcurren las 7 rutas marcadas por la dirección del parque.  Aunque estas rutas se mueven por una amplia variedad de hábitats presentes, desde los límites más altos del parque hasta la ribera de los ríos, se echa de menos poder contemplar y conocer el resto del parque de uso limitado, que posee realmente unos valores únicos. Además de estas rutas se puede aprovechar para realizar otra que parte desde Campobecerros, que ofrece una perspectiva más general y amplia de la zona con unas panorámicas preciosas del Macizo Central Orensano, bordeando todo el Embalse das Portas.

Se pueden describir diferentes medidas en cuanto a la gestión del parque que, por ser beneficiosas, hacen que el espacio goce de “buena salud”, o que por el contrario lo perjudican y habría que cambiarlas para una óptima conservación del medio.

En cuanto a las medidas que benefician al medio, destaca que el límite de visitas por día es de 25 personas. Esta es una medida restrictiva que creo debería de tomarse en todo tipo de espacios protegidos, para evitar aglomeraciones masivas de gente, que lo único que producen es un daño irreparable en la salud de una zona de valores tan importantes. Solo hay que dejarse caer por sitios como Picos de Europa, las Islas Cíes, o por cualquier ecosistema costero frágil, que en época estival sufren un gran deterioro y retroceso medioambiental por esta razón, contribuyendo al rápido deterioro del hábitat con sus graves consecuencias.

También me llamó la atención la pulcritud del lugar, no habiendo ni una mísera colilla en todo el parque. Puedo destacar la gran cantidad de fauna, que se puede ver de forma bastante fácil comparado con otros lugares de nuestro territorio, lo que es un claro síntoma de buena gestión. En un fin de semana y con un poco de esfuerzo se puede observar jabalí, venado, corzo, nutria, perdices, ardillas, lagarto ocelado, zorro, restos de lobo, liebre, víbora fuciñuda, culebra de collar, y ya en los cercados de forma no salvaje gamo y cabra montés.

Zorro rojo (Vulpes vulpes) rastreando por los límistes del parque natural.
Zorro rojo (Vulpes vulpes) rastreando por los límites del parque natural.

Otra buena medida es que la reserva tiene solo un acceso básico y sin asfaltar, y a partir de aquí el que quiere ver algo más tiene que patear mucho. Esta es una medida excelente para una zona protegida, que por si misma ahuyenta a la gente poco respetuosa con el medio, que no viene a contemplar la naturaleza. Así  se consigue que la gente que viene a este espacio venga en su mayoría a conocer un reducto de naturaleza gallega, que los senderos no se llenen de basura y que el respeto con el entorno sea máximo. Estas medidas se pueden ver en otras reservas como el Bosque de Muniellos o el Bosque de Peloño entre otros lugares, donde solo es posible el acceso peatonal. Los accesos rodados deben ser mínimos y limitados, para evitar atropellos (una de las principales causa de muerte de nuestra fauna) y que el impacto visual y ecológico se minimice.

En cuanto a las malas medidas de gestión tomadas en el parque, destacan los cercados, donde especies como gamo, cabra montés o venados desarrollan su vida. La verdad es algo que no entiendo, que dentro de una reserva tengamos que ponerle muros a la fauna”salvaje”. Como bien me comentaba un guarda del lugar, “esto no es un zoo”, la existencia de estos cercados es una medida que debería desaparecer.

Algo que resulta realmente terrible en el entorno del espacio natural protegido es que se pueda cazar justo en el mismo límite del parque. Por los mismos caminos que bordean la reserva te encuentras por un lado con las señales de refugio de fauna y por el otro lado carteles de coto privado de caza.  Es inadmisible que tan solo a dos metros del parque ya se pueda acabar con la vida que éste pueda generar. Por desgracia la caza es una actividad que genera mucho dinero, y el hecho de que esta impida que una especie como el venado, corzo…  pueda ampliar su territorio de distribución y recuperarse, no es razón de peso para que la actividad desaparezca de la zona (de dos noches que pasé cerca del parque una pude escuchar disparos, en los mismos límites del parque o hasta dentro).

En cuanto a la flora, se echa en falta mucho bosque autóctono y sobra muchísimo Pinus sylvestris, con el que además se están repoblando diferentes zonas del entorno.

En general, desde mi punto de vista está bien conservado,  siempre que pensemos que la zona perteneció a una empresa maderera y que después de unos incendios fue comprada por la Xunta de Galicia, pero hay un par de cuestiones que deberían replantearse por el parque natural.

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