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La aldea abandonada de Santa Marta

Muchas veces mi madre me había hablado de Santa Marta, la aldea de A Teixeira (Ourense) donde vivían sus abuelos (o sea mis bisabuelos) y que había tenido que ser desalojada hace unos 40 años. La historia es que la construcción de uno de los embalses había causado filtraciones que hicieron que el terreno cediera y todo el pueblo tuvo que ser desalojado.  Yo tenía muchísimas ganas de ir porque mi madre me había dicho que era un lugar de gran belleza, justo a la orilla de los cañones del Sil y con todo el pueblo ya cubierto por los árboles.

Vista del río Sil desde el camino de la aldea

¡Y vaya si estaba cubierto! La maleza había borrado literalmente la aldea, y numerosos árboles salpicaban lo que hace años habían sido las calles del pueblo. Los antiguos soutos (montes de castaños) que los habitantes tenían perfectamente cuidados para recoger las castañas se habían convertido en un bosque de castaños enormes con ramas y raíces de formas caprichosas. Algunos de ellos devorando los antiguos muros de las fincas.

Casa rodeada de Castiñeiros (Castaños)

Muchos de los castaños tenían raíces de formas verdaderamente intrincadas

Otra de las casas abandonadas

A la entrada de la aldea, llamó mi atención una antigua mina de agua. Rebosante, dejaba intuir unos escalones que debían de servir para acceder a zonas más profundas en épocas de escasez de agua o para realizar labores de limpieza. También había cerca de la mina una pía (abrevadero de piedra) que milagrosamente todavía no se había llevado nadie para adornar su jardín.

Desde la entrada de la aldea un camino de tierra recorre  la orilla del Sil hasta el pueblo de Cristosende, proporcionando vistas realmente hermosas del río y de los bosques y terrazas con viñedos que hay a sus orillas.

Una de las cosas que más me sorprendió fue que entre los millones de zarzas, árboles, hierbas y helechos que pueblan los alrededores de Santa Marta todavía eran capaces de crecer las vides que antaño habían formado parte de viñedos perfectamente cuidados, asomando sus ramas entre el caos de vegetación y mostrando ya en esta época del año pequeños racimos.

Terrazas con viñedos a orillas del Sil

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