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Isla de Lobos

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La Isla de Lobos se encuentra a 8 de km de Punta del Este (Uruguay). Tiene alrededor de 43 hectáreas, y hoy en día, es Parque Natural.
Los Otáridos (lobos y leones marinos) que aquí viven están incluidos en el suborden Pinnipedia (que deriva del latín pinna= aleta y del griego podós = pié). La forma de sus extremidades o aletas son perfectas adaptaciones para nadar y bucear. Todos estos animales se caracterizan por estar extremadamente adaptados al medio acuático: cuerpo con forma hidrodinámica, aletas para desplazarse agilmente, abundante grasa subcutánea para aislamiento térmico, etc.

Los pinnípedos necesitan una superficie terrestre o bloques de hielo para sus actividades de descanso, reproducción y cría de los cachorros.
En nuestro país cuenta con 2 especies de otáridos que viven y se reproducen en las islas: son los lobos marinos o lobo de dos pelos Arctocephalus australis y los leones marinos o lobo común o de un pelo Otaria byronia = O. flavescens.

Entre todas las islas Atlánticas hay mas de 400.000 lobos y 10.000 leones. Estos últimos con alto riesgo de extinción en las próximas décadas.

En Isla de Lobos hay 180.000 ejemplares lobos marinos de pelo fino, de los llamados «dos pelos» y mas de 6000 de los llamados «de peluca» . También pueden verse algunos leones marinos y pingüinos.

La isla es una masa de roca que sobresale del mar y que pertenece a la Cuchilla de Haedo que atraviesa el país de NO a S.  Isla de Lobos llega a los 22 mts. de altura en su parte más alta. La isla prácticamente no tiene vegetación, y predomina granito colorado.
Lo primero que se ve de ella es un enorme faro, que fue construido en 1906 y que mide 66 metros.

Al salir del puerto de Punta del Este, vemos a nuestro alrededor gran movimimiento. Los pescadores locales entran y salen con sus peces y mariscos. La gente se aproxima a comprar allí y claro, también los lobos marinos, las gaviotas y algún pingüino que se disputan las vísceras arrojadas al agua.
A lo largo de 45 minutos navegamos hacia la isla, dejando a nuestra derecha Isla Gorriti, una preciosa playa de arenas doradas y bosque autóctono, aunque desgraciadamente con una zona devastada por un incendio en el 2004.
En verano es posible visitarlas gracias a un servicio de lanchas.
A medida que avanzamos, tímidamente aparecen algunas esporádicas cabezas, algún lobo y un león marino.


A nuestra izquierda los restos de un naufragio de un navío español allá por 1876, «La Magdalena». Los cormoranes vigilan sobre la torre.

Al fondo, blanca y desafiante la silueta del Faro, se ven algunas construcciones, restos de la factoría que hasta hace unos años faenaba los lobos. Ahora no hay allí ninguna actividad. Durante mucho tiempo se faenó lobos machos de determinadas características y en número controlado. Algo que hoy en día nos parece una carnicería, ubicado en el momento histórico y económico, era para el país una entrada de divisas fundamental.No hay que olvidar que cuando Juan Díaz de Solís descubrió la isla  se vendieron a Sevilla las primeras pieles, dando orígen a una industria que se mantuvo hasta hace algo más de diez años.
Si bien hubo presiones ambientalistas para pedir el cierre de la planta, la salvación para los lobos vino de la mano de la caída de los precios de las pieles.
Comenzó allí por parte del servicio Oceanográfico y de Pesca (SOYP) una ardua labor de recuperación de la especie. Hoy en día ésta tarea está a cargo de biólogos de la DINARA que mantienen en la isla personal que se encarga de las tareas pertinentes a la protección y a la custodia para que nadie incumpla la orden de descender a la isla, salvo permiso expreso. También vive personal de la Armada encargado de el balizamiento e iluminación en el Faro.

La paz de la isla no predice nada de lo que se nos viene encima. A la luz potente del mediodía, sólo se ve una masa de piedras marrones. Pero a medida que la lancha se aproxima, las piedras cobran vida y de forma mágica cientos y cientos de cabezas comienzan a moverse. La sensación es de una ola de lobos que comienza a agitarse.


Las hembras, que son las más curiosas, se arrojan al agua y corren a nuestro encuentro. Los machos bostezan como diciendo: «otra visita más».
Son curiosos, otean el aire y nos siguen con la vista, mientras a nuestro alrededor saltan cientos de lobos.
Nadan de forma veloz y lo hacen en un sentido y en el otro, viran, se enroscan, se exhiben.

Hay muchas crías, nacidas en febrero y marzo. El apareamiento suele suceder entre noviembre-febrero y la gestación es de unos 340 días.

Bordeamos la isla y el paisaje se repite, lobos y más lobos, en tierra, sobre los islotes, sobre las peñas que alcanzan los 25 metros, en el mar…

El espectáculo es maravilloso y te deja sin habla.

Tengo algo asi como 300 fotos,no quiero ser pesada, espero que comprendan que me ha costado elegir.

Quiero compartir con vosotros un trocito de esa experiencia.

Isla de Lobos from Sole Felloza on Vimeo.

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