Los Bloggers de Axena

Con halcones aguantando el chaparrón

Esta primavera ha sido muy dificil para la cría de las aves rapaces. Los temporales, el viento y lluvias intensas merman las posibilidades de éxito tanto en la incubación como en la posterior cría y alimentación. Fran me habló de una cantera donde todos los años criaba el peregrino. Así que Pablo y yo nos fuimos a disfrutar de la tarde del domingo a buscarla. He pateado mucho monte y nunca en mi vida me encontré con dos coches por la misma pista en la que yo iba, así que supusimos que debía de haber un campo de fútbol con un partidillo.


Con halcones aguantando el chaparrón from Axena on Vimeo.

Pero no, al final acabamos en una romería en una vieja ermita con un pequeño robledal, que se salvó de puro «milagro» de los incendios de hace dos años. Tomando unos vinos en honor al santo, nos informamos de dónde estábamos, y ya volvimos a retomar la búsqueda.

Finalmente llegamos (como siempre estaba al lado de un sitio que era de fácil acceso). Había excrementos por toda la pared de la cantera, dormideros bien marcados, algún desplumadero, y el nido también muy bien marcado. Parece que todo fuera bien. Fran me contó que los años que la primavera viene cálida, la gente de las aldeas viene aquí a bañarse, y el halcón peregrino entra zumbando por entre la gente y a ras de agua cargado con alguna pieza para sus crías.

Mi situación en ese momento era bastante menos apetecible. El viento y la lluvia resultaban cuando menos incómodo (como apreciaréis en el vídeo). Por fin vi el macho, que apareció en medio de una discusión territorial con unos cernícalos. Me fijé de donde había salido y allí estaba la femia en un eucalipto quemado y seco por los incendios de hace dos años. El macho volvió allí a posarse (por cierto, este es uno de los machos de peregrino con peor carácter que he visto nunca, terriblemente inquieto, mientras que la femia es todo lo contrario muy tranquila, si es que los polos opuestos se atraen…).

Así que allí estábamos los tres aguantando el temporal. Hasta que entonces vi la cría piando por comida unas decenas de metros por debajo mía en el cantil. Lo que me pareció increíble porque lucía una molleja bien llena de lo que le habían traído por la tarde.

Los padres no parecían muy animados con salir a cazar en esas condiciones y siguieron como yo, aguantando el chaparrón.

Disculpad el horrible sonido de la cámara pero los chaparrones y el agua en general no le sientan bien, de hecho ya nunca volvió ser la misma después de el corto documental «Las Catedrales del Silencio«, lo visteis?

Salir de la versión móvil